Milo Moiré se masturba en público: una nueva versión de "Tapp-und Tastkino" de Valie Export


La reciente performance de Milo Moiré "Mirror Box" es un homenaje a "Tapp-und Tastkino" de Valie Export. Un pequeño análisis al respecto.

Hace un par de semanas, la noticia de ladetención de Milo Moiré causó un gran revuelo. La policía londinense la detuvo durante su actuación en Mirror Box, que celebraba en Trafalgar Square, y la llevó a su celda, donde permaneció detenida veinticuatro horas. La artista suiza fue declarada culpable de un delito de ultraje a la decencia pública, según nos informa el sitio web de Mirror, y se le impuso una multa de 750 libras esterlinas, más los gastos ocasionados.

En realidad, el espectáculo de Milo Moiré no es nada nuevo, porque no es más que un remake, tomando prestado un término del lenguaje cinematográfico, de otro espectáculo, fechado en 1968, del artista austriaco Valie Export y titulado Tapp-und Tastkino (pero también conocido por su nombre inglés Tap and Touch Cinema). Milo Moiré ha declarado explícitamente que quería rendir homenaje a Valie Export, aunque a muchos se les haya escapado. El mecanismo de Mirror Box y Tapp-und Tastkino es, de hecho, idéntico, salvo por un par de variantes introducidas por Milo Moiré: el artista lleva una caja a la altura del pecho, con una especie de entrada en la parte delantera, y el público es invitado, por un hombre que ilustra la representación con un megáfono (en el caso de Valie Export era el artista y comisario Peter Weibel), a meter las manos dentro de la caja para tocar el pecho del artista. Milo Moiré, a diferencia de Valie Export, cubría la caja con espejos y además la llevaba a la altura de la pelvis, con el agujero colocado a la altura de los genitales, lo que dejaba al público libertad para masturbarla también. Para comprender la acción de Milo Moiré, sin embargo, es necesario remontarse a la de Valie Export, nacida en el ámbitodel Accionismo Vienés, movimiento artístico en el que el cuerpo era considerado el medio expresivo que el artista utilizaba para difundir un mensaje fuertemente inconformista a través de acciones provocadoras, transgresoras hasta el exceso, que apuntaban, a menudo de forma muy violenta y destructiva, a temas considerados intocables (como la religión) o indecorosos (la sexualidad). Valie Export retoma, del accionismo vienés, el concepto del cuerpo como soporte para la creación de la obra de arte, pero subvirtiendo uno de los principios fundadores del accionismo: si para artistas como Nitsch y Mühl, el cuerpo de la mujer es una especie de objeto (Nitsch declara que en sus performances “el ser humano no es visto como un ser humano, como una persona, sino como un cuerpo que tiene ciertas propiedades”: la performance Degradación de un cuerpo femenino, durante la cual el cuerpo de la modelo fue cubierto de pintura y basura, es un claro ejemplo de esta lógica), para Valie Export el cuerpo, aunque permanece disociado de la personalidad, se convierte en un código, en el teatro a través del cual la mujer afirma su identidad.

Milo Moiré, Mirror Box e Valie Export, Tapp-und Tastkino
Izquierda: Milo Moiré, Mirror Box (2016). Derecha: Valie Export, Tapp-und Tastkino (1968).

El concepto del cuerpo como “signo y código de expresión social y estética” (según una expresión utilizada por la propia Valie Export) comenzó a elaborarse precisamente con el “cine expandido” de Tapp-und Tastkino. La película que la artista ponía en escena era algo más que una película (y al mismo tiempo también algo menos, porque prescindía del uso... de la propia película): el público era llamado a participar en primera persona, las imágenes que los espectadores estaban acostumbrados a ver en la pantalla se volvían reales y ofrecían posibilidades de interacción nunca antes experimentadas. En este caso, la posibilidad que se ofrecía al público era la de probar un trozo de sexualidad real, y ello como protesta contra las imágenes estereotipadas de la mujer que proponía el cine “mainstream”. Así, la trama de la película se desarrollaba en torno a los pechos de Valie Export, y el público era llamado a interpretarla, a convertirse en actores, a decidir lo que debía suceder en el “plató”. Resulta interesante el cortocircuito que la representación consiguió desencadenar: el papel de la imagen y del espectador se pusieron literalmente patas arriba. Si en los cines el espectador disfrutaba de cuerpos proyectados en una pantalla (y, por tanto, no reales) y, al mismo tiempo, contemplaba el espectáculo en el anonimato que le garantizaba la oscuridad de la sala, con la performance de Valie Export el objeto se volvía real y el espectador salía del anonimato, ya que se le animaba a disfrutar de la realidad delante de todos, en un espacio público.

Para Valie Export, se trataba del primer “paso del objeto al sujeto”, en el sentido de que, en su opinión, Tapp-und Tastkino ofrecía a la artista la posibilidad de “pasar de la pura materia a la esencia”, porque la performance se convertía en un símbolo de la liberación de la mujer, que pasaba a ser capaz de “disponer libremente de sus pechos, sin tener que seguir las reglas impuestas por la sociedad”, afirmando así la plena autonomía de su sexualidad. Se trataba, en esencia, de unir las reivindicaciones del feminismo, del que la artista era orgullosa partidaria (conviene recordar que en realidad Valie Export se llamaba Waltraud Lehner y que, cuando se casó con Waltraud Höllinger, adoptó el nombre artístico en señal de protesta contra la costumbre de dar a las mujeres el apellido del padre o del marido) con las del accionismo, hasta el punto de que no pocos críticos hablan de"accionismo feminista“. Las intenciones del remake de Milo Moiré son prácticamente las mismas. Durante la actuación, ella misma, a través del megáfono, se dirigió al público con esta frase: ”Hoy estoy aquí por los derechos de las mujeres y por la autodeterminación de su sexualidad. Las mujeres tienen una sexualidad, igual que los hombres. Por lo tanto, las mujeres deciden por sí mismas cuándo y cómo quieren ser tocadas, y cuándo no quieren".

En resumen: nada nuevo. Ni siquiera las dos modificaciones de Milo Moiré aportan nada a la representación. El paso de los pechos a los genitales no cambia el sentido de la representación, y la idea de añadir espejos a la caja, concebida con el objetivo de confrontar al espectador con su reacción ante el artista, es probablemente ineficaz, ya que la reacción natural se ve ciertamente modificada por el contexto: y provocar este cambio era ya uno de los objetivos de Tapp-und Tastkino. Como ha escrito Bernadette Wegenstein, de la Universidad John Hopkins de Baltimore: “en esta representación, los espectadores se convierten en manoseadores, el anonimato garantizado por el cine cesa ante el acto teatral de ser visto en público tocando los pechos de Valie Export”. Así pues, podríamos pasarnos horas debatiendo el significado del remake de Milo Moiré, preguntándonos si realmente podemos hablar de arte o no (ya lo habíamos hecho hace un par de años tras su incursión en Art Basel). El hecho de que medios acostumbrados a no transmitir noticias de arte sigan hablando de ello, sin embargo, nos da una primera respuesta: estamos ante una performer que sin duda consigue sus objetivos con sus provocaciones.

Bibliografía de referencia

  • Randall Halle, Reinhild Steingröver (eds.), After the Avant-garde: Contemporary German and Austrian Experimental, Camden House, 2008
  • Chrissie Iles, Kristine Stiles, Gary Indiana, Robert Fleck, Valie Export: ob/de+con(struction), Galería Goldie Paley, 2000
  • Malcolm Green, Brus, Muehl, Nitsch, Schwarzkogler: Writings of the Vienna Actionists, Atlas Press, 1999
  • Johannes Willem Bertens, Hans Bertens, Douwe Fokkema, Postmodernismo internacional: teoría y práctica literaria, John Benjamins Publishing, 1997
  • Roswitha Mueller, Valie Export: Fragmentos de la imaginación, Indiana University Press, 1994

PD: cuando estoy a punto de terminar el artículo, me doy cuenta de que hace unos días salió un artículo en Artspecialday en el que se habla esencialmente de los mismos temas que en el artículo que acabas de leer. Al final del artículo, la autora del mismo (Fiammetta Pisani) se pregunta qué tipo de feedback podría tener la performance, tachándola, sin embargo, de falta de coherencia debido al hecho de que el artista ha puesto a la venta online la versión no censurada de la filmación de lo que ocurría dentro de su Mirror box. Dado que no considero que la venalidad de un artista sea una condición suficiente (y mucho menos la principal) para decidir si incluir o no sus hazañas en las categorías del arte, a diferencia de otros, me parece que los experimentos de Milo Moiré pueden, no obstante, contemplarse con cierto interés. En este caso, aunque sólo sea por eso, nos ha ayudado a repasar la historia del arte contemporáneo.... ¡!


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