Los artistas que trabajan con tecnologías obsoletas, desde videojuegos antiguos hasta el tubo de rayos catódicos.


Hay algo irresistiblemente poético en la tecnología obsoleta: lleva una carga de memoria que no es sólo técnica, sino también emocional y cultural. Hay artistas que aún hoy trabajan con tecnología obsoleta: ¿por qué lo hacen? ¿Qué quieren decirnos?

El arte siempre ha tenido una relación ambivalente con la tecnología. Por un lado, la ha adoptado como herramienta para ampliar su lenguaje; por otro, la ha cuestionado, problematizando sus efectos sobre nuestra vida y nuestro pensamiento. En esta dialéctica, algunos artistas contemporáneos han optado por trabajar con tecnologías, objetos y sistemas obsoletos que el mundo ha relegado al pasado, para construir una narrativa crítica sobre la temporalidad, la memoria y nuestra relación con el progreso. Entre ellas, las obras de Cory Arcangel y Penelope Umbrico ofrecen una visión profunda de lo que significa hoy crear arte con lo “viejo”.

Hay algo irresistiblemente poético en la tecnología obsoleta. Cada VHS, disquete o software antiguo lleva una carga de memoria, un fragmento del pasado que no es sólo técnico, sino también emocional y cultural. La obsolescencia, en este contexto, no es un fin, sino un punto de partida. Es una lente a través de la cual mirar el mundo, un medio para interrogarnos sobre el futuro y una forma de recordarnos que lo que hoy consideramos innovación, mañana será inevitablemente olvidado.

El estadounidense Cory Arcangel (Buffalo, 1978) ha construido gran parte de su carrera en torno a un diálogo con la tecnología obsoleta, en particular la asociada a la cultura pop de los años ochenta y noventa. Su obra, a menudo irónica y conceptual, revela las contradicciones de nuestra obsesión por el progreso tecnológico. En obras como Super Mario Clouds (2002), Arcangel manipula un cartucho del juego Super Mario Bros para Nintendo, eliminando todo excepto el cielo y las nubes que fluyen. El resultado es un paisaje digital minimalista, un fragmento que se libera de la función original del software para convertirse en pura estética. Pero tras la aparente sencillez se esconde una profunda reflexión: el cielo artificial de Arcangel, con su estética pixelada, nos invita a contemplar la belleza de una época en la que la tecnología era menos sofisticada pero más tangible, y quizá más humana.



Con su uso del “glitch” y la manipulación digital, Arcangel celebra el error como estética y como crítica al perfeccionismo tecnológico. A medida que la tecnología envejece, se revela falible, imperfecta, pero precisamente en esto se convierte en material para la imaginación. El glitch, a menudo visto como un defecto, se convierte en cambio en el lenguaje del arte, una forma de transformar la ruina tecnológica en poesía.

Cory Arcangel, Super Mario Clouds (2002; cartuchos de Super Mario Bros manipulados, dimensiones variables). Foto: Lisson Gallery
Cory Arcangel, Super Mario Clouds (2002; cartuchos de Super Mario Bros manipulados, dimensiones variables). Foto: Lisson Gallery
Cartucho modificado de Cory Arcangel para Super Mario Clouds
Cartucho modificado de Cory Arcangel para Super Mario Clouds

Si Arcangel explora el glitch y la obsolescencia como estéticas del fragmento, su compatriota Penelope Umbrico (Filadelfia, 1957) se mueve en un territorio diferente pero igualmente fascinante: el de la sobreproducción visual y la redundancia tecnológica. En su serie Sunset Portraits, Umbrico recopila miles de imágenes de puestas de sol descargadas de Flickr y otros sitios de intercambio, y las reelabora para crear composiciones fotográficas que reflejan tanto la belleza natural del fenómeno como la alienación de su hiperrepresentación digital. Pero lo que hace que su obra esté profundamente conectada con la tecnología obsoleta es la forma en que vuelve a centrar nuestra atención en objetos y dispositivos que han perdido su estatus tecnológico.

En otras obras, Umbrico trabaja con pantallas de televisión descatalogadas, monitores de tubo de rayos catódicos y otros dispositivos obsoletos, convirtiéndolos en superficies de reflexión sobre el consumo y el abandono tecnológico. A través de la repetición y la acumulación, subraya no sólo la obsolescencia de los objetos, sino también la de los significados: ¿qué queda de una imagen o un objeto cuando su función original desaparece?

Trabajar con tecnología obsoleta significa, al fin y al cabo, cuestionar el concepto mismo de progreso. Si toda innovación conlleva una aceleración temporal que relega al pasado lo que vino antes, la obsolescencia es su contrapartida inevitable. Arcangel y Umbrico, cada uno a su manera, nos invitan a contemplar esta dialéctica no como un fracaso, sino como una oportunidad.

Sus obras revelan cómo el arte puede reapropiarse del pasado tecnológico para crear nuevos espacios de imaginación: Arcangel recicla códigos y medios tecnológicos, encontrando la belleza en sus limitaciones y decadencia; Umbrico, por su parte, utiliza la redundancia para revelar la saturación visual de nuestro tiempo, transformando lo caduco en algo nuevo.

La reflexión sobre la tecnología obsoleta abre profundos interrogantes que nos llevan a reconsiderar nuestra relación con el tiempo, el progreso y la memoria colectiva. ¿Qué nos lleva a idolatrar lo nuevo y relegar lo viejo al reino de lo inútil?

Penelope Umbrico, Sunset Portraits from 13,243,857 Sunset Pictures on Flickr on 10/08/13 (2013; 1539 c-print, each 10,1 x 15,2 cm). Instalación en el Orange County Museum of Art, Costa Mesa, California.
Penelope Umbrico, Sunset Portraits from 13,243,857 Sunset Pictures on Flickr on 10/08/13 (2013; 1539 c-print, each 10.1 x 15.2 cm). Instalación en el Museo de Arte del Condado de Orange, Costa Mesa, California.
Penelope Umbrico, Sunset Portraits from 13,243,857 Sunset Pictures on Flickr on 10/08/13, detalle
Penelope Umbrico, Sunset Portraits from 13,243,857 Sunset Pictures on Flickr on 10/08/13, detalle.

Quizá sea una cuestión de identidad cultural: en un mundo cada vez más acelerado, lo nuevo se convierte en símbolo de vitalidad, mientras que lo obsoleto nos recuerda nuestra finitud y envejecimiento. Sin embargo, el arte que se nutre de lo desechado nos sugiere que lo caduco nunca se pierde realmente, sino que sigue vivo de formas diferentes e inesperadas. ¿La obsolescencia es realmente un fracaso o puede considerarse una evolución?

Si lo tecnológicamente obsoleto deja de ser funcional, no pierde necesariamente su valor simbólico o cultural. Al contrario, su desuso lo transforma en un objeto de contemplación, un fragmento de historia capaz de narrar el mundo en el que nació. Desde este punto de vista, la obra de artistas como Arcángel y Umbrico se convierte en un ejercicio de arqueología contemporánea, donde el arte no se limita a documentar el pasado, sino que lo revive, haciéndolo resonar en el presente. Esta reflexión nos enfrenta a una pregunta: ¿qué papel desempeña el artista en un mundo tecnológico en constante aceleración? ¿No es el artista quien, al ralentizar el ritmo, crea un espacio para la reflexión y el sentido?

Si la tecnología nos impulsa a consumir imágenes y experiencias a una velocidad cada vez mayor, el arte que se centra en la obsolescencia actúa como una pausa, una invitación a mirar más de cerca lo que hemos dejado atrás. Este gesto no es sólo una crítica al progreso desenfrenado, sino una propuesta de una forma diferente de vivir y pensar, en la que el valor no venga determinado por la novedad, sino por la profundidad de la experiencia.

Por último, el arte que utiliza tecnología obsoleta plantea una cuestión fundamental: ¿cómo podemos conciliar nuestra sed de innovación con la necesidad de raíces, memoria, continuidad? Este diálogo entre pasado y presente no es sólo un ejercicio estético, sino una exploración de lo que nos hace humanos. Quizás, en este diálogo con lo obsoleto, encontremos no sólo una crítica a la modernidad, sino también una invitación: la de mirar más allá de la superficie de las cosas, descubriendo que, entre los circuitos oxidados y los píxeles granulados, se esconde una imagen de nuestro propio futuro.


Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.