Seis listones de madera, diez tornillos, dos tuercas; estos son los elementos necesarios para crear uno de los objetos de diseño más innovadores y populares que se siguen utilizando hoy en día: la Silla nº 14, producida por Gebrüder Thonet Vienna. Esta silla, hoy bien conocida tanto por los aficionados al diseño como por los que no lo son, tan extendida fue su popularidad, va acompañada de una larga y articulada historia, que comenzó a mediados del siglo XIX y está ligada no sólo al nacimiento del objeto en sí, sino a las vicisitudes de una familia, los Thonet, que revolucionó la producción de muebles de madera, aprovechando las innovaciones de su época.
Michael Thonet (Boppard, 1796 - Viena, 1871) puso en marcha esta historia, creando una empresa que atravesaría las más diversas vicisitudes, incluidas dos guerras mundiales, y que después de éstas sería llamada a reconstruirse y evolucionar, proyectándose cada vez más hacia el futuro. Formado como ebanista, experto en incrustaciones geométricas, Thonet mostró enseguida un espíritu creativo y experimental, abierto al estudio y la investigación de formas y técnicas siempre nuevas del trabajo de la madera. En sus años de formación, el trabajo de la madera y la producción de muebles eran procesos puramente artesanales: en cada elemento, de hecho, es posible reconocer la “mano” del artesano, que lo fabrica empleando tiempo y habilidades que le son propias.
Lo que diferencia a Michael Thonet de los demás y lo impulsa hacia su éxito futuro es la concepción de un nuevo método para curvar la madera: al permitir que absorba humedad mediante el uso de vapor, la madera puede trabajarse fácilmente y secarse después dentro de moldes especiales. Esta solución surgió tras varios experimentos que consistían en empapar paquetes de madera en cola hirviendo y secarlos después en moldes rígidos; surgió de la constatación de que la madera fresca es más flexible que la seca, y de que actuando sólo sobre las propiedades físicas del material se podía evitar el uso de adhesivos que no garantizaban una resistencia adecuada del producto. En 1842, Thonet fue llamado a Viena por el príncipe Metternich, diplomático, estadista y en aquel momento Canciller de Estado del Imperio de los Habsburgo. Fue en Viena donde Thonet desarrolló la patente del proceso que le haría mundialmente famoso y, con la ayuda de sus hijos, empezó a fabricar parquet y muebles para los palacios de las familias vienesas adineradas, como el palacio Schwarzenberg o el palacio Liechtenstein, para el que fabricó la silla nº 1, de formas ligeras, elegantes y flexibles, la “típica” silla Thonet.
La popularidad de la familia Thonet aumentó tras la primera Exposición Universal de 1851: en el marco del Palacio de Cristal -una arquitectura que simbolizaba el espíritu de la época, creada con materiales “nuevos” y modernos como el hierro y el cristal, y compuesta por elementos fabricados en serie- Thonet expuso prototipos de sus muebles realizados con la técnica de la madera maciza de haya curvada al vapor, caracterizados por la elegancia de sus formas y la ligereza del material. En este contexto, en palabras de la propia Gebrüder Thonet Viena, ya se perfilaba “la filosofía de diseño centrada en la simplificación de los elementos compositivos con vistas a una producción en serie que combina solidez, belleza y adaptabilidad”.
A partir de este momento, la empresa se expandió cada vez más, traspasando las fronteras de Viena, de donde procedía todo, y abrió nuevas plantas de producción en territorios vecinos, como Hungría y Moravia, (una región caracterizada por una gran cantidad de bosques que permitían el suministro de materiales), e incluso abrió salas de exposición en América. Fue durante estos años cuando Michael Thonet pasó el testigo a sus hijos, fundando en 1853 la empresa Gebrüder Thonet, que sigue produciendo los muebles nacidos de la mente de Thonet y sus herederos. Comenzaron a implantarse procesos industriales en las plantas de producción para crear muebles que pudieran fabricarse en serie, reduciendo los tiempos de montaje y los costes de producción, y que, por tanto, pudieran utilizarse para satisfacer la demanda de un gran número de personas. En este sentido, Thonet fue un nodo clave en la transición de la producción artesanal a la industrial y semiindustrial, que crea elementos estandarizados a partir de un prototipo inicial. Mediante la técnica de la madera curvada al vapor, inició “un verdadero proceso industrial que fue acompañado de la eliminación progresiva de ornamentos y juntas, en favor de una línea de juntas rigurosa y cuidadosamente simplificada”.
Fue en este momento de transición cuando se diseñó la silla nº 14, también conocida como silla de café o silla vienesa, ya que seguía la estela de las diseñadas por Thonet para entornos públicos y colectivos como bares y bistrós, en primer lugar el Café Daum de Viena, y no para palacios privados y aristocráticos como la primera, la nº 1. La Silla nº 14 es el resultado de unos veinte años de investigación y experimentación y encarna la filosofía de Thonet: es un objeto esencial y barato, ya que se fabrica en serie, compuesto de unos pocos elementos -seis- en el que el respaldo y las patas están hechos de una sola pieza de madera. Se fabrica con la técnica de la madera maciza de haya curvada, y se monta fácilmente tanto durante la producción como después de desmontarla para transportarla. Esto era esencial, ya que no todos los trabajadores de las plantas de producción tenían la cualificación adecuada, y la esencialidad del objeto garantizaba que pudiera ser montado en poco tiempo incluso por personal sin formación. Su asiento está fabricado con la famosa “paja vienesa”, otro rasgo distintivo de las creaciones de Gebrüder Thonet. Esta tapicería, creada tejiendo fibras vegetales, es económica, ligera y resistente, pero también funcional y ergonómica. Funcional porque, al ser una silla destinada a bares y bistros, favorece el drenaje de líquidos en caso de que se derramen; ergonómica porque, al ser una fibra natural, mantiene una temperatura agradable para el cuerpo y se adapta a él.
Todos estos elementos explican el gran éxito de la Silla Thonet nº 14, que tiene todas las características del “buen diseño”, incluido el hecho de que Gebrüder Thonet Viena siga fabricándola más de cien años después de su creación en 1860. Su éxito, al igual que el de la empresa fabricante, entre finales del siglo XIX y el transcurso del siglo XX estuvo ligado a los nombres de grandes diseñadores, como los pertenecientes primero a la Secesión vienesa, o más tarde al Movimiento Moderno, que reconocieron en ella un modelo ideal -la combinación adecuada de técnica y estilo, como afirmaba Le Corbusier- y decidieron diseñar elementos originales que Gebrüder Thonet podía producir con precisión. Otra confirmación de la transición del nº 14 a “icono” del diseño es su presencia en las colecciones de museos como el MoMa de Nueva York, el Vitra Design Museum de Weil am Rhein o el Victoria and Albert Museum de Londres, que también contribuyen a la difusión y el conocimiento del legado de Michael Thonet.
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