La Colección Maestros de Henri Cartier-Bresson: un corpus universal e imprescindible


La Colección Maestra de Henri Cartier-Bresson es el corpus universal y esencial de la obra del gran fotógrafo francés: contiene instantáneas seleccionadas por él como ejemplo de su estilo y se expone en Venecia por primera vez en Europa entre 2020 y 2021.

“Una especie de testamento de sales de plata” con las instantáneas más importantes y significativas de la carrera del fotógrafo: la Master Collection o Grand Jeu, corpus universal e ilustrativo de más de cuarenta años de carrera de Henri Cartier-Bresson (Chanteloup-en-Brie, 1908 - L’Isle-sur-la-Sorgue, 2004), ofrece sin duda la experiencia más auténtica en relación con la vasta producción del fotógrafo: Fue él mismo quien seleccionó las imágenes de entre los cientos de miles de negativos producidos, desde los años 30, cuando se inició en la fotografía, hasta principios de los 70, cuando decidió dejar de trabajar.

De regreso de un año en Costa de Marfil, descubrió la cámara Leica en 1932 y expuso por primera vez en una galería de arte, Julien Levy en Nueva York, ya en 1933. Su fotoperiodismo espontáneo y magistralmente compuesto, con el que llegó a los ojos del público mundial, se vio alimentado por los viajes internacionales que emprendió desde muy joven y su gran interés por el cine. Colaboró con el director Jean Renoir en 1936 y 1939, realizando, entre otros, tres documentales dedicados a la guerra civil en España. Hecho prisionero de 1940 a 1943 durante la Segunda Guerra Mundial (rodó otro documental sobre el regreso a casa de los prisioneros de guerra y deportados), poco después volvería para rodar una serie de famosos retratos de artistas como Pablo Picasso, Georges Rouault y Pierre Bonnard para Éditions Braun. En 1947, cuando el MoMA de Nueva York le presentó una exposición, fundó una de las agencias más conocidas del mundo, Magnum Photos, junto con Robert Capa, David Seymour, George Rodger y William Vandivert. En 1952 publicó su primer libro, Images à la Sauvette, con portada firmada por Henri Matisse, un primer repaso a sus primeros veinte años de actividad.

Henri Cartier-Bresson, Lago Sevan, Armenia, URSS, 1972, prueba de gelatina salina de plata 1973 © Fondation Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos
Henri Cartier-Bresson, Lago Sevan, Armenia, URSS, 1972, prueba de gelatina de plata y sal 1973 © Fondation Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos


Henri Cartier-Bresson, Simiane-la-Rotonde, Francia, 1969, prueba de gelatina de sales de plata 1973 © Fondation Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos
Henri Cartier-Bresson, Simiane-la-Rotonde, Francia, 1969, prueba en gelatina de plata 1973 © Fondation Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos

La Master Collection de 1973 completará, “cerrando” el círculo, la presentación de sus mejores obras, una herramienta indispensable para la comprensión de su obra, tan importante para él mismo como para las generaciones de fotógrafos y para la posterior accesibilidad de este patrimonio. No existe otra colección de reproducciones fotográficas, elegidas por Cartier-Bresson, de tanta importancia para fines museísticos.

Esta elección duró aproximadamente un año y medio, al principio de un periodo que, desde 1972 hasta su muerte en 2004, le vería reducir su actividad de fotógrafo consagrado para volver al dibujo, su primer campo de estudio apasionado. A los dieciocho años, se acerca a la pintura frecuentando el taller de André Lhote y siguiendo de cerca a los surrealistas. De hecho, el surrealismo dejaría visiblemente huella en sus obras.

En este tranche de vie fueron fundamentales John y Dominique de Menil, mecenas de Houston, en Texas, con una importante colección de arte (promotores también de intervenciones notables como la capilla Rothko), quienes, partidarios de Magnum y amigos de Cartier-Bresson desde hacía mucho tiempo, le pidieron que eligiera una serie de imágenes para su colección. Esta petición y propuesta le llegó en un momento clave de su vida, cuando estaba a punto de abandonar Magnum a los sesenta años, decidiendo concentrarse como artista precisamente en el dibujo y, al mismo tiempo, potenciar su propia obra fotográfica del pasado.

Formar parte de la Colección Menil será una oportunidad para desandar y recomponer sus fotografías, un grand jeu, personal: elegirá del conjunto exactamente trescientas ochenta y cinco, incluyendo todos los caminos que han marcado su trayectoria: la influencia de los surrealistas, el fotoperiodismo, las escenas callejeras y los retratos.

Una multitud de fotografías numeradas, no ordenadas cronológicamente sino por países; a lo largo de sus años como fotógrafo, había viajado mucho, incluso al Este, autorizado a entrar en la Unión Soviética desde el comienzo de la Guerra Fría. La Colección presenta así instantáneas de diversas circunstancias de época y “momentos decisivos”, en Francia en su mayor parte, Bélgica, España, Inglaterra, Irlanda, Alemania, Italia, los países de la antigua URSS, Estados Unidos, México y Canadá, así como Turquía, Grecia, Marruecos, los países de la antigua Yugoslavia, China, India, Japón e Indonesia.... terminando con retratos, tomados aquí y allá, de eminentes escritores y artistas contemporáneos, personalidades del siglo XX de su época cultural.

Una peculiar selección de “impresiones perfectas de los mejores cuadros”, según sus propias palabras en una carta de 1972 a John de Menil, conservada en los Archivos Menil de Houston. Estampas realizadas por Georges Fèvre, como es habitual en el taller Pictorial de París, con una tirada de seis, juegos únicos completos sobre papel de sal de plata en formato 30 x 40 cm. Expuestas por primera vez en 1974 en el Rice Museum de Houston, actualmente pertenecen a la Menil Collection, a la Bibliothèque nationale de France y a la Fondation Henri Cartier-Bresson de París, al Victoria and Albert Museum de Londres y a la Universidad de Artes de Osaka, que realizó una publicación oficial en 1979. Además, hace unos años, el último ejemplar disponible de la Master Collection pasó a formar parte de la importante colección de François Pinault (con más de tres mil obras que abarcan desde el siglo XX hasta el XXI), objeto de la original exposición Henri Cartier-Bresson. Le Grand Jeu (del 11 de julio de 2020 al 26 de febrero de 2021), parcialmente expuesta en su sede del Palazzo Grassi de Venecia y publicada en su totalidad en el homónimo, extenso y precioso catálogo editado por Marsilio.

Obras de Henri Cartier-Bresson. © Fondation Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos. Vista de la exposición
Obras de Henri Cartier-Bresson. © Fondation Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos. Vista de la exposición “Henri Cartier-Bresson. Le Grand Jeu”, Venecia, Palazzo Grassi, 2020. © Palazzo Grassi, ph. Marco Cappelleti


Obras de Henri Cartier-Bresson. © Fondation Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos. Vista de la exposición
Obras de Henri Cartier-Bresson. © Fondation Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos. Vista de la exposición “Henri Cartier-Bresson. Le Grand Jeu”, Venecia, Palazzo Grassi, 2020. © Palazzo Grassi, ph. Marco Cappelleti


Obras de Henri Cartier-Bresson. © Fondation Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos. Vista de la exposición
Obras de Henri Cartier-Bresson. © Fondation Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos. Vista de la exposición “Henri Cartier-Bresson. Le Grand Jeu”, Venecia, Palazzo Grassi, 2020. © Palazzo Grassi, ph. Marco Cappelleti

Coorganizada con la Bibliothèque nationale de France, que acogerá su segunda etapa europea, y en colaboración con la Fondation Henri Cartier-Bresson fundada por el propio artista junto a su familia en 2000, la exposición ha reunido en torno a sí a una preselección de "comisarios elegidos": en primer lugar, el coleccionista francés François Pinault, la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz, el escritor español Javier Cercas, el director de cine alemán Wim Wenders y la historiadora del arte francesa Sylvie Aubenas, también Directora del Departamento de Grabados y Fotografía de la Bibliothèque nationale de France, socia de la iniciativa. El proyecto, concebido y coordinado por Matthieu Humery, permitió penetrar y releer las imágenes bressonianas, previendo la coexistencia insólita y muy interesante de cinco líneas de interpretación de una misma colección, a través del análisis de los cinco excepcionales comisarios, llamados a generar otros tantos caminos, internos a la exposición y deliberadamente autónomos entre sí. Invitados a extrapolar una cincuentena de fotografías cada uno de entre las trescientas ochenta y cinco, cada uno eligió las que consideraba ineludibles, determinando también los diferentes trazados, aunque siempre dentro del mismo macrocamino. Tanto es así que ciertas imágenes más o menos icónicas del Grand Jeu se repiten en una o varias secciones, incluyan o no el kit y las referencias previstas en la progresión original de Bresson.

Práctica plural, ésta, que afirma el valor decisivo de la contextualización de la obra de arte. “Toda exposición”, informa Humery, “consiste en crear dispositivos visuales que se inscriban en un entorno preciso para revelar las obras”. Así, la elección del comisario influye, deliberada o accidentalmente, en la visión del espectador. De hecho, a través de su narrativa, los cinco comisarios crean un vínculo entre las obras y abren nuevas perspectivas. Y, además, nos revelan libremente su historia, sus sentimientos y el lugar que esas imágenes han ocupado en su trabajo y en sus vidas".

Pues bien, como se desprende de la contribución más específicamente didáctica de Aubenas, podemos rastrear en la Colección Master los puntos del legendario hacer fotográfico de Henri Cartier-Bresson: lo humano, lo accidental, lo fortuito maravilloso casando así surrealismo y fotoperiodismo, el “caso objetivo”, el “explosivo fijo”, la preferencia por el blanco y negro, el encuadre sólo con luz natural sin utilizar nunca el flash, el formato rectangular, la calidad de la impresión... “sus fotografías, en particular las de la Master Collection, son un canto a la vida”, escribe Pinault, “la universalidad sensible y accesible de su arte siempre me ha impresionado, Cartier-Bresson es un narrador que no impone nada, pero lo sugiere todo”.


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