La Cartuja de San Bartolomé, más conocida como Cartuja de Trisulti, se alza sobre una colina a 850 metros sobre el nivel del mar en el municipio de Collepardo, un pueblo de unos 900 habitantes situado a los pies del monte Rotonaria, en la cadena de Ernici, que divide el Lacio de los Abruzos, no lejos de la capital de la provincia, Frosinone. El nombre de “Trisulti” deriva del nombre del castillo “Trisalto”, perteneciente a la familia Colonna, que en la antigüedad se alzaba al este de la Cartuja y dominaba los tres pasos boscosos(tres saltibus, “tres saltos”, o “tres pasos” en otras palabras), que conducían respectivamente a la provincia de Campagna, a la actual Ciociaria, a los Abruzos y al Reino de Nápoles. Desde tiempos inmemoriales, la Cartuja de Trisulti alberga la biblioteca, hoy monumento nacional, alojada en el palacio de Inocencio III y en el palacio de la Meridiana, conectados por un pasadizo cubierto de piedra tallada desde 1979 hasta 1983. El palacio que lleva el nombre de Inocencio III, porque fue construido a sus expensas, se presenta en sus líneas góticas y románicas, mesuradas y sobrias, y rememora siglos lejanos que el tiempo no borra, porque está ligado a la vida misma de la Cartuja.
La Biblioteca Trisulti es conocida por su fondo antiguo, un precioso contenedor de tesoros en papel, muchos de los cuales aún no han sido estudiados. El más antiguo de los libros de la biblioteca es un incunable (término utilizado para indicar los primeros libros de la historia de la imprenta, que datan del siglo XV), el Divi Jeronimi Opera de 1468, un libro que contiene los escritos de San Jerónimo. Le siguen, en cuanto a antigüedad, una edición de 1478 de la Opuscula Philosophica de Lucius Anneus Seneca y una edición de 1480 de la Summa Theologica de San Antonino de Florencia, teólogo dominico y arzobispo de Florencia que vivió a finales del siglo XIV y principios del XV. El fondo antiguo de la Biblioteca Trisulti contiene también numerosos cinquecentinos, es decir, libros impresos en el siglo XVI. En total son 628: destacan especialmente algunas obras de San Agustín.
Entre los manuscritos (211 en total), los más antiguos de los cuales datan del siglo XVI, hay un volumen bien conservado con los Cánticos del Beato Jacopone da Todi, y entre los que están en pergamino un códice de particular esplendor es el Graduale Monasticum Cartusianum, fechado en 1563, escrito en letra gótica (por “gradual” se entiende un libro que recoge los cantos para la celebración de la Eucaristía). También del siglo XVI es el Corale Monasticum, otro bello volumen membranoso con notación musical gregoriana y preciosas miniaturas, entre ellas la del folio 160 de la liturgia pascual, donde en una gran R ricamente decorada con frisos se ilumina un Cristo resucitado sobre un fondo que representa un paisaje, mientras que al pie de la misma página, en un marco redondo de hojas de laurel, hay una imagen de san Bruno en oración.
Para encontrar papeles más antiguos, sin embargo, hay que buscar en losarchivos de la Cartuja, que conservan miles de pergaminos y documentos en papel que abarcan un arco cronológico que va desde principios del siglo XIII, pero que incluye también fragmentos muy raros de los siglos XI y XII, algunos de los cuales son copias, hasta las primeras décadas del siglo XX. Desgraciadamente, no ha llegado hasta nosotros ningún documento relativo a la primitiva fundación de la Cartuja de Trisulti, deseada por el benedictino Domenico da Sora, que se remontaría al siglo X, aunque sí hay constancia en los archivos de la antigua celda del ermitaño en torno a la cueva de “Petra mala”. Por otra parte, se conservan en la biblioteca escrituras de donación de tierras al ermitaño en 1003 y 1004 por parte de habitantes de Collepardo y Vico, un privilegio del Papa Juan XVIII en 1005: el documento sobre la fundación, por el contrario, no ha llegado hasta nosotros. También hay otros documentos antiguos: en particular, dos actas pontificias datan del siglo XII, respectivamente de Adriano IV 1156 y Alejandro III en 1170.
Con la construcción del nuevo monasterio en 1204, en un emplazamiento no lejos de la primitiva celda del monje Domingo, se inició una conservación más precisa de las actas de posesión y privilegios concedidos a la nueva comunidad cartujana. En efecto, el fondo de la Biblioteca Trisulti conserva un conspicuo número de pergaminos que se remontan al siglo XIII, lo que, por otra parte, hizo necesaria una cierta ordenación: de hecho, sabemos que en el siglo XIV los pergaminos, escrituras y privilegios papales se conservaban en “sacculi” según una división geográfica. El archivo sufrió un profundo trastorno a principios del siglo XVII con la construcción de nuevos gabinetes para guardar los documentos.
Fue finalmente el monje Vincenzo Maria Marucci, en 1692, quien se propuso escribir una ambiciosa obra, los Annales Trisultani, que hoy representan una valiosa fuente para extraer noticias y encontrar escrupulosamente registrados todos los documentos existentes en el archivo en aquella época. Un cúmulo de papeles, códices y libros que, en su mayoría, aún no han sido estudiados y que, por tanto, también pueden revelar nuevas e interesantes informaciones en el futuro.
La Biblioteca Estatal del Monumento Nacional de Trisulti es la biblioteca de la Cartuja de Trisulti, un monasterio cuyos orígenes se remontan al año 996, cuando fue fundado por Santo Domingo de Sora, no lejos de donde se alza la actual abadía. Fue construida en 1204 en un lugar más accesible a instancias del Papa Inocencio III, y asignada a los monjes cartujos a partir de 1208. Remodelado y ampliado varias veces a lo largo de los siglos, el monasterio está gestionado desde 1947 por la congregación cisterciense de la cercana abadía de Casamari. En su interior, es posible visitar la Iglesia con valiosas obras de arte y la antigua Farmacia del siglo XVII.
Actualmente adscrita al Ministerio de Cultura, que la gestiona a través del Polo Museale del Lazio, la Biblioteca de la Abadía Trisulti, que data del siglo XI, está especializada en ciencias religiosas y conserva, entre otros, manuscritos e incunables antiguos y volúmenes de los siglos XVI y XVII, así como volúmenes y publicaciones periódicas modernas. La Biblioteca cuenta con un fondo de más de 39.000 libros y archivos, entre ellos más de 15.000 volúmenes y folletos, 211 manuscritos, 628 libros del siglo XVI y numerosas ediciones de los siglos XVII, XVIII y XIX. También hay un catálogo de grabados.
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