Érase una vez Zungri, la ciudad de piedra de Calabria...


En Calabria, cerca de Vibo Valentia, hay una ciudad hecha de piedra: es Zungri, un sorprendente asentamiento rocoso cuyos orígenes no están claros. Los estudiosos llevan mucho tiempo preguntándose por el origen de este singular lugar.

Entre estrechas y resbaladizas calles excavadas en la roca, torpes acantilados que se asoman a un horizonte sin cielo, en el sur de Italia, existe una “ciudad de piedra”, Zungri, arrancada sobre todo por grutas naturales de diverso tamaño, que aún alberga demasiados secretos. Muchos de ellos infundados, tanto por la dificultad de releer documentos y estratigrafía como por la indisponibilidad, a veces, de un estudio preciso. Entre sus túneles, donde antaño el agua fluía abundantemente y se utilizaba para diversas actividades (hay incluso vestigios de una antigua piedra de molino), discurren siglos de historia, parte de la cual aún se desconoce: tanto es así que sólo recientemente se ha prestado más atención a esta ciudad y, en general, a los contextos del paisaje rocoso. También hay mucha curiosidad, con la consecuencia de que sólo hoy existe por fin un debate acalorado y prolífico.

Y por eso hay que ir con cuidado con las conclusiones. Aunque sería bonito dejarse deslumbrar por la blancura amarillenta de esas piedras, y así, tratar de investigar la historia que cuentan, tropezando por sus cuevas con estudiosos a la caza de sus verdaderos orígenes. Es fácil, en lugares de belleza insospechada, imaginar cielos envueltos en círculos de humo que se elevan en el aire para vaporizarse en fragancias ancestrales: tal vez se realizaban rituales ancestrales, como intentamos revivir con algunas recreaciones históricas, pero también prácticas, las más dispares, de supervivencia.



Aquí, alrededor del fuego y en el interior de curiosas cabañas talladas en arenisca de la era del Pleistoceno, auténticas viviendas-cueva que se abrían con pequeñas ventanas y un “ojo de buey”, vivían antiguos habitantes de los que aún no sabemos mucho. ¿Quiénes eran? ¿Monjes ermitaños? ¿Campesinos reunidos en una aldea? Todas las hipótesis son sugerentes. Se trata de un lugar fuera del tiempo, cuyas cuevas recuerdan a algunos las viviendas de los pastores de Serbia, mientras que según otros el yacimiento se asemeja a Capadocia, quizá a una pequeña Civita, cerca de Roma, y a otros yacimientos arqueológicos de Italia, como Sovana (Grosseto). En cambio, estamos en Calabria, no en Etruria, y los etruscos no tienen nada que ver.

A la sombra del monte Poro (una montaña en la que ya se mezclan la verdad y la leyenda), este antiguo yacimiento calabrés, cuyos orígenes se atribuyen al siglo VIII, anhela ser redescubierto, y mejor estudiado. Se trata de Zungri, en la provincia de Vibo Valentia, un asentamiento rupestre que a primera vista sorprende. En los últimos tiempos se ha hablado mucho de este lugar, con razón o sin ella. ¿Por qué ahora? Su verdadero origen se discute con nuevos estudios y publicaciones. Hagamos, o mejor dicho, intentemos hacer balance de la situación, comparando las tesis de algunos estudiosos del lugar y la información de ensayos específicos y del portal web oficial.

Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rupestre de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri. Foto de Renato Mollica

Mientras tanto, entendamos la palabra “rupestre”. “El fenómeno rupestre”, como sostienen Francesco Cuteri y Giuseppe Hyeraci, “puede considerarse una expresión cultural de una relación entre necesidades de antropización y especificidades medioambientales. Y está lejos de tener que entenderse como un momento de ”regresión primitiva", ya que a menudo implica perspectivas urbanísticas adecuadas que ponen el acento en visiones precisas de la organización de la vida. Y no sólo eso, también contemplan una adecuada gestión, planificación y control del paisaje. Según los estudios de síntesis de Ulderico Nisticò, la difusión de los asentamientos rupestres en Calabria y las referencias a las cuevas tanto en la toponimia como en los asentamientos es notable. Entre las cuevas prehistóricas y protohistóricas, la más famosa es la de Papasidero, con el célebre Bos primigenius; pero en las proximidades se encuentran también las de Praia a Mare y Scalea. También hay una serie de topónimos que indican cuevas: Grotteria (Reggio Calabria), que recuerda a topónimos apulianos como Grottaglie; y de nuevo, Spìlinga (Vibo Valentia) y Pilìnga (Catanzaro), donde se cree que se encuentra una cueva con siete bocas. También hay cuevas envueltas en mitos, como la del rey Nìliu en el Monte di Tiriolo, que recuerda al héroe mitológico Meleagro en su muerte por la quema de una tea. Y otras grutas consideradas sagradas, ya sea en el sentido de santas o en el contrario; entre ellas, la Grotta di Vulcano, en Caminia di Stalettì, habitada por demonios, que más tarde se convertiría en la Grotta di San Gregorio. Y, sobre todo, están las grutas eremíticas del primer período del monacato, otras fueron adaptadas más tarde como moradas para uno o varios monjes, y llamadas laure (lavre), la más imponente de las cuales es el Monte Stella di Pazzano, todavía utilizado para el culto.

En resumen, hay tal recurrencia en este topónimo que no puede quedar sin explicación. Y Zungri ofrece el escenario para una reconsideración tanto de las “cuevas” como del paisaje rocoso. En concreto, con una superficie de unos 3.000 metros cuadrados, Zungri estaría “formada por decenas de unidades rocosas, unidades en parte excavadas en la roca y en parte construidas para el cobijo de animales domésticos, para la producción de vino y cal, y para el almacenamiento de grano”.

Pero Zungri, según los últimos estudios, era sobre todo un pueblo agrícola con un complejo y articulado “sistema de explotación de los recursos hídricos en particular”, que hacía accesibles actividades productivas como “la maduración del vino y del cáñamo, el teñido de la lana y la transformación de la fibra de escoba”. ¿No confirmaría esto, en parte, lo que ya se ha afirmado, a saber, que algunas cuevas estaban dotadas de una parcela de tierra cultivable? Monjes y religión sí, quizás, pero también economía, socialidad, organización de la vida en todos sus aspectos. Construido y modificado a lo largo del tiempo, los vestigios más antiguos del yacimiento parecen remontarse a un periodo comprendido entre los siglos VIII y XII, siglos en los que, en Calabria y en el sur, tuvieron lugar una serie de acontecimientos que marcaron su historia durante mucho tiempo.

¿Seguidores, adeptos de una religión, hombres sencillos o qué otra cosa? ¿Quiénes eran los antiguos habitantes de este asentamiento rupestre? ¿Eran cavernícolas anacoretas o se dedicaban al cobijo de animales? ¿Cuáles son las hipótesis más creíbles? Y luego está el hecho de que un lugar no es algo inmóvil, anquilosado, siempre igual, así que ¿cómo ha cambiado con el tiempo? ¿Tuvo una función diferente en sus orígenes? Esto explicaría, en parte, su continuo cambio de uso con el agravante de haberse perdido, por desgracia, sus vestigios más antiguos.

Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri

Sobre la civilización arcaica de las “cuevas” (de las que hay unas cuarenta) aún no se puede decir nada con certeza ni dar nada por sentado. En general, reconstruir la historia antigua es una tarea ardua, sobre todo en casos como éste, donde las dificultades no son pocas: la documentación no es exigua, las excavaciones no son recientes (¿las de 1983 ya lo desenterraron todo?), las teorías difieren y los conocimientos no siempre se comparten. Además, existen, como ya se ha dicho, indicios de “reutilización continua a lo largo del tiempo, hasta el punto de alterar irreversiblemente los depósitos estratigráficos más antiguos” (Rosanna Pontoriero). En definitiva, los estudios histórico-arqueológicos sobre el verdadero origen de Zungri continúan y deben continuar, porque aún queda mucho por decir, si, como parece, pronto saldrá una nueva publicación, tras las últimas de Rosalba Piserà y Santino Cugno, y las menos recientes de Luigi Manna, así como las que resumen el museo que subsiste en el lugar (dirigido por Maria Caterina Pietropaolo) vinculado al estudioso que primero se interesó por él, Achille Solano, entonces director del pequeño Museo Arqueológico Cívico de Nicotera (Vibo Valentia).

Dos, tres, son las hipótesis más creíbles: ¿fue Zungri una colonia fundada por poblaciones orientales con funciones herméticas, o un puesto productivo avanzado, una especie de depósito del cercano Kastron di Mesiano, o finalmente una civilización puramente campesina? El misterio se profundiza, al menos hasta que dispongamos, si es que algún día los tenemos, de los resultados de estudios incontrovertibles, que no son ciertamente lo más destacado de laarqueología, un campo del saber en el que a menudo se puede cuestionar una verdad dada por cierta hasta hace poco.

Por el momento, sin embargo, es importante que se tengan en cuenta todas las hipótesis. Es necesario romper con la visión historiográfica tradicional, aunque ello ponga en entredicho el rastreo hasta las comunidades monásticas bizantinas orientales. Por el amor de Dios, los cenobios fueron una realidad importante y, de hecho, fueron numerosos en Calabria, pero ha llegado el momento de volver a hablar de ellos y, por ejemplo, en el caso de Zungri, de preguntarse si son o no las Cuevas de los “Sbariati”. ¿Podemos seguir llamándolas con el nombre con el que hasta ahora se las ha designado, apoyando la hipótesis de Solano de 1983 según la cual el origen de los “abrigos tobáceos [habría que remontarlo] al siglo X por unos vagabundos religiosos que huyeron de Sicilia o de África tras las invasiones bárbaras”? Sbariati significa, pues, fugitivos, huidos, como veremos mejor más adelante en el artículo.

También habría que preguntarse cómo sacar la araña del agujero si las hipótesis van en direcciones opuestas. Si, en resumidas cuentas, el primer estudio consideraba que las cuevas de Zungri eran la obra y el hogar de monjes basilios, el segundo, un gran asentamiento rupestre de dimensión campesina.

¿Ahora hay que eliminar absolutamente los testimonios que apoyan la hipótesis cenobítica? ¿Por qué? Tenemos algunos análisis. El primero: según el examen de Cuteri y Hyeraci, “el interés por el paisaje rocoso calabrés del periodo postclásico ha privilegiado durante mucho tiempo las principales manifestaciones vinculadas al poblamiento articulado o más específicamente a la experiencia religiosa, a veces según visiones ’pan-monásticas’ inmotivadas y referibles a un pasado bizantino indistinto”. En resumen, la investigación sigue estando condicionada por esa visión “basiliana” de la impronta, que en Calabria, sin embargo, ha tenido una fuerte incidencia.

Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rupestre de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rupestre de Zungri. Foto Wikimedia/MBoesch
Asentamiento rocoso de Zungri
Asentamiento rocoso de Zungri. Foto Wikimedia/Cayuqueo

La segunda de Nisticò investiga en profundidad la etimología de la palabra ’sbariati’. Muy común en los dialectos calabreses, deriva claramente de ’dis-variati’: disperso, rezagado, inquieto. Si bien no se puede creer que una maraña tan vasta de cuevas estuviera destinada a albergar ermitaños propiamente dichos, sí se puede pensar en personas consideradas de algún modo aisladas o que debían aislarse, como extranjeros o deportados. En cuanto al etimónimo de Zungri, hay quien propone un origen neogriego que indica terreno elevado; se puede pensar en las raíces de los términos griegos clásicos zyg-, yugo; za- vita; pero también Zan, variante de Zeus; como algunos creen para la cercana Zambrone. Cabe señalar que en dialecto la forma es Zungàri, que recuerda, entre otras cosas, a Lungro y a los húngaros, presentes, debido a acontecimientos históricos, en Calabria en el siglo XIV.

La tercera es de Maria Caterina Pietropaolo (directora del yacimiento y del museo de la civilización rural), según la cual es cierto que cualquier hipótesis sobre los orígenes de este lugar merece ser examinada con detenimiento, pero también es necesario partir de un elemento determinado: el conocimiento de la zona del Poro, que es el requisito previo indispensable para comprender el asentamiento de Zungri. Por todas partes en el Poro se pueden encontrar vestigios de ermitas, monasterios e incluso cuevas eremíticas , y un asentamiento único como el de Zungri debe ser investigado más a fondo, partiendo de las hipótesis formuladas por el profesor Solano, que fue el primer estudioso en excavar y que desarrolló sus hipótesis sobre la base de un conocimiento bastante profundo de la zona, apoyado en documentos históricos. Excavó y encontró herramientas y fragmentos de cerámica, numeró todas las cuevas del poblado y las enumeró. Pero también investigó las que se encuentran fuera del recorrido actualmente visitable, deteniéndose en una en particular: una cueva-palacio donde domina un gran Cristo esculpido en una pared representado con los puños cerrados y que identificó como un lugar sagrado, la iglesia más antigua de San Nicolás. La lectura estratigráfica de esas paredes nos dice que sería un gravísimo error detenernos en una lectura superficial: algunos de los signos que encontramos en las paredes de esas cuevas, dentro y fuera del núcleo central, pueden remontarse al cristianismo primitivo y ello nos llevaría a pensar que el yacimiento no tiene orígenes medievales sino que es el resultado de continuas excavaciones realizadas sobre estructuras mucho más antiguas que encontraron su mejor expresión y conclusión en la Edad Media.

¿Y entonces? ¿Ad posteriora, et posteris judicas? ¿Obtendremos buenas respuestas con la próxima publicación del Corpus Speluncarum póstumo de Achille Solano? Ya se han enunciado algunos indicios en los numerosos artículos y actas de congresos publicados inmediatamente después del “redescubrimiento” de este sitio.¿Qué novedades surgirán? Sobre todo, ¿se publicarán los datos y las primeras imágenes de la estratigrafía original, antes de la irreflexiva intervención que supuso el “blanqueo” y la limpieza de las paredes más antiguas? ¿Podremos conocer algún día los verdaderos orígenes de la fascinante ciudad de Zungri? Todas las pistas hasta ahora nos llevan al menos a un par de conclusiones, por ahora, las únicas. Cuestionar el paisaje abre escenarios de investigación inesperados, y a cualquiera. Incluso a quienes sólo se acercan a este yacimiento a través de una breve visita. Y sirve para decir, quizá de una vez por todas, que no, que no basta con fascinarse por un lugar tan cargado de historia para comprender su belleza e intentar lanzar el turismo. Hay que ir un poco más allá y echar el corazón por la ventana.


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