El 4 de marzo finalizó elaño Fiasellesco, celebrado para conmemorar el 400 aniversario del encargo del célebre retablo con San Lázaro pidiendo a la Virgen María protección para la ciudad de Sarzana, encargado a Domenico Fiasella (Sarzana, 1589 - 1669) el 4 de marzo de 1616. La “ceremonia de clausura” de la larga serie de actos conmemorativos del gran pintor ligur fue una conferencia pronunciada por Piero Donati y centrada en la producción temprana del artista, desde sus comienzos en Roma hasta su regreso a Sarzana poco antes del fatídico 4 de marzo de 1616. Este año, de hecho, el catálogo Fiasellesco registró una interesante novedad, de la que ya se habló en estas páginas en la reseña de la exposición sobre Artemisia Gentileschi en Roma.
La novedad, propuesta por la estudiosa genovesa Anna Orlando, es un cuadro, El tiempo descubriendo la verdad y desenmascarando el engaño, atribuido precisamente a Domenico Fiasella y situado en los años de su estancia en Roma: en concreto, la historiadora del arte propone una fecha cercana a 1611-1612. Son varias las razones que nos han impulsado a dedicar un estudio en profundidad a este cuadro: en primer lugar, porque el nombre de Domenico Fiasella es uno de los nombres más destacados del arte del siglo XVII, y consideramos que cualquier descubrimiento relacionado con él es digno de atención (tanto más para el presente sitio, cuya sede se encuentra muy cerca de la ciudad de origen de Fiasella). En segundo lugar, porque se trataría de un importante complemento a una fase de la carrera de Fiasella sobre la que aún existen muchos interrogantes. En tercer lugar, porque esta nueva atribución nos lleva, como mínimo, a reflexionar de nuevo sobre la relación entre el pintor ligur y los Gentileschi, Orazio y Artemisia. Y de nuevo porque, al menos según los conocimientos de quien esto escribe, éste sería el único caso de cita directa de una figura entera en un cuadro de Fiasella durante su estancia en Roma.
El cuadro atribuido a Domenico Fiasella, Il Tempo scopre la Verità e smaschera l’inganno (1611-1612; óleo sobre lienzo, 196,5x 142,5 cm; Colección particular) en la exposición, comparada con la obra de Artemisia Gentileschi, Danaë (c. 1612; óleo sobre cobre, 40,5 x 52,5 cm; Saint Louis, Museo de Arte de San Luis). |
Antes de empezar a hablar del cuadro, sin embargo, es necesaria una aclaración adecuada: esta pequeña contribución no pretende llegar a conclusiones seguras (no es éste nuestro tema). Para establecer la exactitud de lo que vamos a exponer, será necesario realizar un adecuado examen científico, cosa que este sitio no es. Nuestra intención es exclusivamente suscitar un debate sobre una obra de cierto interés, pero sobre la que penden diversas cuestiones que, a nuestro juicio, merecen ser analizadas. La más interesante es probablemente laocasión en el contexto de la cual se dice que Fiasella creó la obra: esta ocasión, según Anna Orlando, fue proporcionada por el juicio de Artemisia Gentileschi. De hecho, la estudiosa escribe, en la entrada del catálogo de la citada exposición sobre Artemisia, que se podría leer la obra “como un homenaje y un signo de solidaridad hacia la familia amiga”. Evidentemente, nos movemos en el terreno de la pura hipótesis: en efecto, es muy sugerente pensar que Fiasella quiso expresar su cercanía a la joven violada con una obra tan exigente (de hecho, estamos hablando de un cuadro que, dadas sus dimensiones, es difícil pensar que estuviera destinado a la devoción doméstica), pero ¿de qué certezas disponemos para confirmar una idea que, sin duda, aguijonea nuestra imaginación? Podemos empezar por la relación entre Domenico Fiasella y Orazio Gentileschi.
Que hubo contacto entre ambos se da ya por sentado: queda, si acaso, la cuestión de cuándo pudo comenzar este conocimiento. En el catálogo de la gran exposición sobre Fiasella de 1990, Donati se cerraba a la posibilidad de sugerencias recibidas durante los años romanos, estimando que Fiasella “se muestra impermeable en ciertas obras de los años romanos” a la “precoz influencia del reformado Gentileschi”. Poco menos de veinte años más tarde, entre 2008 y 2009, con ocasión de la exposición que Donati seguía comisariando entre Sarzana y La Spezia, se publicó un ensayo de Roberto Contini en el que dejaba espacio a la hipótesis de que los contactos entre Fiasella y Orazio Gentileschi pudieran haber comenzado en Roma: “un auténtico hilo rojo gentileschiano recorre el Fiasella de estos años en todos los sentidos, ciertamente no unívocamente”. Los años en cuestión son los de la estancia romana (o al menos los de la última parte de esa estancia en la capital del Estado Pontificio), y Contini identificó posibles puntos de contacto entre ambos en varios detalles. En aras de la brevedad, sólo mencionaremos en este artículo la proximidad que muestra el espectador asombrado de la Resurrección de la viuda del hijo de Naim, cuadro que se encuentra actualmente en Florida, con el San Valeriano del retablo que Gentileschi pintó (en Roma) para la iglesia de Santa Cecilia de Como en 1607. En cuanto a la relación con Artemisia, para Contini existía una especie de quid pro quo, de modo que una obra como Suonatore e cortigiana de Fiasella habría servido de premisa para la Madonna col Bambino de Artemisia, hoy en la Galleria Spada, mientras que en Svenimento della moglie di Pompeo de Fiasella, en la colección Cattaneo Adorno, la sirvienta de la protagonista sería descendiente de la fantesca de Artemisia. Si a partir de tales referencias cabe imaginar que Fiasella también mantenía relaciones amistosas con la familia Gentileschi, cabe preguntarse hasta qué punto el vínculo era lo bastante fuerte como para inducir al pintor a realizar un llamativo (y excepcionalmente moderno) testimonio de solidaridad en el momento del juicio (del que no se conocen otros ejemplos).
Comparación entre Orazio Gentileschi(El ángel visita a Santa Cecilia, San Valeriano y San Tiburcio, 1607; óleo sobre lienzo, 350 x 218 cm; Milán, Pinacoteca di Brera) y Domenico Fiasella (Cristo resucita al hijo de la viuda de Naim, c. 1615; óleo sobre lienzo, 275 x 178,5 cm; Sarasota, John and Mable Ringling Museum of Art). |
Comparación entre Domenico Fiasella(Un jugador y una cortesana, 1608; Trieste, Lloyd Adriatico) y Artemisia Gentileschi(Virgen con el Niño, 1610-1611; óleo sobre lienzo, 116,5 x 86,5 cm; Roma, Galleria Spada). |
Comparación entre Artemisia Gentileschi(Judith y Holofernes, 1612-1613; óleo sobre lienzo, 158,5 x 125,5 cm; Nápoles, Museo Nacional de Capodimonte) y Domenico Fiasella(Desmayo de la mujer de Pompeyo, hacia 1625; óleo sobre lienzo, 188 x 164 cm; Génova, Colección Cattaneo Adorno). |
En cuanto al estilo, ya se ha mencionado que la reproducción servil de la figura de la Verdad de la Cleopatra de Orazio Gentileschi, imitada a su vez por su hija en su Dánae de la exposición romana y comparada con el cuadro atribuido a Fiasella, constituye, al menos por lo que sabe quien esto escribe, un caso único en la producción de estos años de un Fiasella permeable a diversas sugerencias, pero que casi nunca se ciñó tan estrechamente a su propio modelo de referencia. También será oportuno arrojar luz sobre este modus operandi, que constituiría otra novedad significativa.
En particular con la figura de la Verdad. |
Pasando a temas más “seguros”, se puede analizar el elemento más eminentemente fiaselliano de todo el cuadro: el rostro de laalegoría del engaño. Si la mano de Fiasella se deja ver en esta obra inédita, podría verse sobre todo en este detalle: podríamos encontrar tipos similares en cuadros más o menos conocidos de Fiasella. Me he atrevido aquí a proponer, sin ninguna pretensión y por puro divertimento, una breve visión de conjunto: desde el rostro más cercano, el de la profetisa Ana que aparece en la Virgen de la iglesia de la Misericordia de Massa, hasta la mujer que aparece en elAquiles con las hijas de Licomedes de las colecciones Carispezia, para llegar a un rostro de calidad superior, pero aún de tipo quizá no tan lejano, en la Meretrice expulsando al hijo pródigo, espléndida obra inédita presentada en una pequeña pero muy sabrosa exposición celebrada en Carrara en 2015 (habría mucho que discutir sobre el tema, sin embargo: en el catálogo se daba como verosímil, pero no seguro). No descubrimos hoy que Fiasella tuviera cierta habilidad para plasmar con destreza “cabezas arrugadas y pechos envejecidos”, como reconocía el turbulento hombre de letras Luca Assarino (aunque, sin desmerecer esta peculiar habilidad suya, concedamos que las cualidades por las que le apreciamos son otras), y la pieza del cuadro expuesto en el Palazzo Braschi encaja bien con tal pericia. Se trata, sin embargo, de tres obras que pueden fecharse en los años 1930-40 (aunque con todas las dudas del caso): estamos, pues, muy lejos de la estancia romana.
Detalle con la figura del Engaño. |
Comparación de los rostros de las obras de Fiasella. Desde la izquierda: Virgen con el Niño, la profetisa Ana y los santos Juan Bautista y Simeón (c. 1640; óleo sobre lienzo, 280 x 169 cm; Massa, iglesia de la Misericordia); Aquiles y las hijas de Licomedes (c. 1630-1635; óleo sobre lienzo, 150 x 160 cm; La Spezia, colecciones Carispezia); La prostituta aleja al hijo pródigo (c. 1640-1642; óleo sobre lienzo, 230 x 176 cm; Carrara, colecciones Cassa di Risparmio). |
En conclusión: hay mucho que decir sobre este cuadro. Por supuesto: hay que tener en cuenta que el desarrollo de la larguísima carrera de Fiasella fue todo menos lineal, y que el pintor de Sarzana nos ha acostumbrado a menudo a las sorpresas. ¿Puede considerarse el Tiempo descubriendo la verdad una de estas sorpresas? Planteo la pregunta a quienes les haya hecho cosquillas la lectura de este artículo y tengan la cualificación y la experiencia necesarias para responderla.
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