Cuesta creer que una de las obras de arte que se convirtieron en símbolo del siglo XX en Livorno, el Gran Reptil de Pino Pascali, pasara parte de su existencia enterrado en un sótano. El Ayuntamiento de Livorno la había comprado en 1967, como parte de la octava y última edición del Premio Amedeo Modigliani, por la suma de trescientas cincuenta mil liras. O algo más de tres mil euros de 2022. Una suma exigua, ridícula, si se piensa que al año siguiente Pascali, en la cima de su carrera y de su éxito, iba a exponer en la Bienal de Venecia, poco antes de su fatal accidente de moto. El Ayuntamiento de Livorno había sido previsor: hoy se insiste mucho en la ciudad en que el Gran Reptil fue la primera obra de Pino Pascali adquirida por una institución pública. Luego, evidentemente, el municipio se había olvidado de ella, como suele ocurrir (y como a veces, por desgracia, sigue ocurriendo) cuando una administración municipal se ve obligada a gestionar una obra contemporánea o de un pasado reciente, y durante siete años la obra permaneció en la oscuridad, corriendo el riesgo de sufrir daños difíciles de reparar. El gran dinosaurio del artista apulense resurgiría en 1974, cuando un grupo de críticos de arte comenzó a planificar el futuro Museo de Arte Progresista, que se ubicaría en Villa María, donde hoy se encuentra parte de la Biblioteca Labronica.
El Gran Reptil desempeñaría un papel central en la disposición del nuevo museo, por lo que era necesario restaurarlo. Elio Marchegiani, que había vivido en Livorno hasta 1965, era íntimo amigo de Pino Pascali, y Vera Durbè le había pedido que pusiera en orden la obra de su amigo para hacer justicia al abandono que la había ultrajado. “Una petición verdaderamente desconcertante”, se dice que dijo Marchegiani en una entrevista. “Vera Durbè y más tarde también el crítico Calvesi, que habían premiado a Pascali, me señalaron que sólo yo, que había frecuentado el taller de Pascali, y además había pasado una temporada como invitado, podía, por haberle visto trabajar, pero también por la experiencia manual que poseía, abordar la limpieza y restauración de la obra, conociendo los secretos de su ejecución. Así fue: acepté el encargo y recibí los elogios de Vera Durbè y Maurizio Calvesi”.
El Museo d’Arte Progressiva había reservado una sala entera al Gran Reptil : la silueta del ser de Pascali aparecía, solitaria, en el centro de un entorno sin adornos que exaltaba el perfil del animal. Se trata de una obra a medio camino entre la pintura y la escultura, que se inscribe en la misma investigación que llevaban a cabo entonces artistas como Piero Manzoni, Agostino Bonalumi, Enrico Castellani o Turi Simeti: moverse en la frontera entre las dos artes, jugar con la relación milenaria entre pintura y escultura, hibridar sus medios, contaminar sus resultados y sus prácticas. Pascali había encontrado su propio camino con lo que él llamaba “falsas esculturas”: no eran más que estructuras nervadas sobre las que el artista extendía un lienzo en blanco, para imitar las formas, el aspecto y, podría decirse, incluso el peso de las esculturas de mármol o piedra. Porque son esculturas grandes, monumentales, pero muy ligeras, ya que están hechas de materiales que son en sí mismos ligeros, y huecos por dentro. Y además, a diferencia de la mayoría de sus colegas, Pascali no había roto sus lazos con la realidad fenoménica, que era de hecho la base de sus esculturas de burla: son sobre todo los animales los que mueven su imaginación lúdica. Los prehistóricos, en particular: el Gran Reptil recuerda a un dinosaurio, pero sin buscar la verosimilitud. Se reduce a lo esencial, investigado en sus formas más elementales, parece cobrar vida a partir del dibujo de un niño que traza el contorno del dinosaurio en la hoja de su cuaderno: el largo cuello, la pequeña cabeza, la cola, las escamas a lo largo de la columna vertebral.
Sin duda se puede observar que Pino Pascali conocía bien los ejemplos de Hans Arp y Constantin Brâncu?i, conocía la refinada claridad de sus obras, conocía el equilibrio de una simplificación formal que condensaba la naturaleza en la poesía de esas líneas elegantes, conocía la imprevisibilidad de Arp y el deseo de elevación de Brâncu?i. Vittorio Rubiu ha comparado el Gran Reptil de Pascali, y sus animales en general, con los Stabiles de Alexander Calder. Sin embargo, es en la pureza casi infantil de esta obra donde se encuentra su dimensión más original, una pureza que, al investir a la escultura de una delicada ligereza, la despoja de su solemnidad para acercarla a quienes la observamos, una pureza cargada de una ironía que permite a la obra de dedo ser lo que no es, y que le permite ser lo que no es.ser lo que no es, y que permite al observador captar, por un lado, la armonía de la síntesis de la obra de Pascali, y por otro, “el acierto de esos cortes limpios y precisos, la belleza de esos perfiles”, escribió Rubiu, como si al observador se le diera la oportunidad de entrar en el proceso de la obra. Y es entonces“, prosigue el crítico, ”cuando se revela la monumentalidad y al mismo tiempo la ligereza de estos animales que parecen esculturas, aunque “falsas”, aunque hechas de nada [...]. No es sólo la ligereza lo que quita seriedad a la escultura, sino la ligereza que proviene del uso y del color mismo del material, ese blanco que se expande por así decirlo a la superficie tensada del lienzo y transforma el espacio en imagen".
Pino Pascali introdujo la poética de la ligereza en la investigación de la pintura objetual en los años sesenta: es aquí donde se encuentra la originalidad de su Grande rettile. Con él, la investigación sobre la posibilidad de romper la frontera entre pintura y escultura se reviste de una apariencia lúdica, brillante, si queremos decir incluso desenfadada. Hoy, su obra sigue en medio de una sala propia: destaca en el centro del recorrido del nuevo Museo de la Ciudad de Livorno, en el barrio de Venezia, donde también se ha alojado la colección de arte contemporáneo del Ayuntamiento. Tras el cierre del Museo d’Arte Progressiva, la obra se trasladó primero al Museo Civico di Villa Mimbelli, y luego, con la apertura del nuevo museo en 2018, encontró su hogar definitivo. Una única sala para el Gran Reptil, pero con una atmósfera completamente diferente: de los muros blancos de Villa Maria, el dinosaurio de Pino Pascali ha pasado a encontrarse en la nave tardobarroca de la iglesia Luogo Pio, desconsagrada y convertida en parte del recorrido museístico. El gran reptil destaca en el espacio del altar mayor, bajo los estucos del siglo XVIII, en el amplio espacio diseñado en 1713 por Giovanni del Fantasia.
Y nos gusta pensar que, en este lugar, el reptil de Pino Pascali consigue transmitir mejor que nunca su contenido. Su obra es también una invitación a no tomarse demasiado en serio, sobre todo si uno se mueve en un ambiente, el del arte, que tiene poco que aprender de los demás en cuanto a ambigüedad, duplicidad, vacuidad y fingimiento variado. Ya se ha mencionado que, en 1968, Pino Pascali participó en su primera y, por desgracia, última Bienal de Venecia. Aquella edición pasaría a la historia como la “Bienal de los policías”, por los enfrentamientos entre estudiantes y policías que se produjeron al margen de la inauguración. Muchos fueron los artistas que reaccionaron protestando: Pascali escribió un telegrama expresando su condena hacia todos, y decidió cerrar la sala con sus obras. “Como un niño que se ha vuelto ’insoportable’, Pascali ya no tolera la hipocresía del mundo adulto y, jugando, lo desestabiliza”, escribió Rachele Ferrario. "Al fin y al cabo, el sentimiento de rebelión está en sus mismas esculturas. Y el Gran Reptil no rehúye este sentimiento de revuelta: ese gran dinosaurio sigue siendo subversivo, con su ligereza infantil, su esencialidad lírica.
Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.