“En aquellos años quedó entonces muy claro que seguir diseñando muebles, objetos y adornos domésticos similares no era la solución a los problemas del vivir, ni siquiera a los de la vida, y menos aún servía para salvar el alma...” (Adolfo Natalini en Domus 517, diciembre de 1972).
La declaración de Adolfo Natalini, miembro fundador de Superstudio, parece casi paradójica cuando se lee en relación con una serie de objetos de diseño que toma su punto de partida precisamente de su poética y de la de sus colegas, y que perdura hasta nuestros días, a saber, Quaderna, producida por Zanotta. Para entender cómo se relaciona el nacimiento de esta serie con este supuesto, debemos retroceder en el tiempo y sumergirnos en un mundo muy concreto, el que nació y se desarrollaba en el seno de la Facultad de Arquitectura de Florencia hacia mediados de los años sesenta: el mundo de Superstudio. El grupo nació en 1966 (año de su primera exposición, Superarchitettura, en la galería Jolly de Pistoia) gracias a la intuición de dos jóvenes estudiantes de arquitectura, Adolfo Natalini y Cristiano Toraldo di Francia, a los que pronto se unieron Roberto y Alessandro Magris, Gian Piero Frassinelli y Alessandro Poli.
La poética de Superstudio se desarrolló en unos años caracterizados por una gran incertidumbre respecto a la capacidad de la cultura arquitectónica de la época para reconstruir y rediseñar las ciudades, en el contexto de la posguerra. En una ciudad por entonces modelada por el funcionalismo, hecha de centros comerciales, estaciones, zonas de oficinas, empezaba a faltar el componente fundamental de la relación, el verdadero motor e identidad de la propia ciudad.
En un periodo histórico en el que los principios del racionalismo ya no son suficientes para resolver los problemas de la vida, comienzan a surgir caminos diferentes. Si arquitectos como Aldo Rossi miraban al pasado, buscando en la historia y la morfología de la ciudad formas y núcleos que devolvieran el sentido de la vida, los arquitectos radicales internacionales (Aldo Rossi y Aldo Rossi) se lanzaron a la conquista de la ciudad.vivir, los arquitectos radicales internacionales (Archigram en Inglaterra, Hans Hollein en Austria) se proyectan lejos en el futuro, creyendo que la solución reside en un gran aumento de la tecnología del diseño, que permite crear ciudades gobernadas por componentes prefabricados, ensamblados entre sí, estructuras tensadas que pueden montarse y volverse a montar en distintos lugares, una ciudad dinámica en perpetua transformación. Luego hay una tercera vía, que consiste en dejarse arrollar por el fin del racionalismo y, en la ruptura de estas reglas, encontrar espacios para experimentar nuevas formas y nuevos pensamientos, para rediseñar la arquitectura y el diseño. En esta tercera vía, los jóvenes arquitectos italianos comienzan a actuar, impugnando la crisis de la modernidad. El paradigma queda así trastocado: la forma de los objetos ya no viene determinada por su función, sino por la manera que tiene el hombre de estar en el espacio y disfrutar de él. El estudio del comportamiento humano desencadena así nuevas formas de diseñar. Esto significa que si los objetos cambian, todo puede cambiar, incluida la arquitectura.
Superstudio demuestra que opera en este sentido inspirándose en el imaginario de su época: la pintura pop de Adolfo Natalini, la fotografía de Cristiano Toraldo di Francia, los intereses por la antropología de Gian Piero Frassinelli. Rechazando un enfoque interdisciplinar genérico, el grupo propone una ampliación del campo y un replanteamiento radical de la arquitectura y el diseño, llegando incluso a sustituir el imaginario doméstico tradicional por un universo de objetos alienantes y visiones distópicas. La arquitectura puede así replantearse, por un lado, como algo simple y modular, pero también como un macrosistema que conecta el mundo.
Fue en 1969 cuando los Histogramas de Arquitectura, nombre acuñado por Edoardo Boncinelli, genetista y amigo del grupo, tomaron forma y cuerpo. “Histogramas” porque se presentaban como cuadrículas tridimensionales inacabadas, sin escala definida, de “entidades platónicas, neutras y disponibles”. De hecho, estaban disponibles para ser ensambladas, para convertirse en materia prima para la construcción de una superficie potencialmente infinita y continua. Podían asumir una escala urbana, como en el Catálogo de Villas, o una dimensión planetaria, como en la serie de fotomontajes realizados por Toraldo di Francia en los que el Monumento continuo abraza la Tierra y la conecta con el universo. A la inversa, la cuadrícula podría reducirse a una escala muy pequeña, un cuadrado de 3x3 cm, que luego PRINT “traduce” al laminado plástico. A partir de ese pequeño cuadrado, el grupo desarrolló una colección de muebles (escritorios, mesas, camas) llamada Misura. El proyecto se propuso por primera vez a Cassina y Poltronova (una empresa que ya había producido algunos muebles de inspiración “pop” para el grupo, también a finales de los 60), pero ninguno de los dos aceptó poner en producción un mueble tan abstracto, que representaba un “concepto” más que un objeto. Y efectivamente así fue, como se deduce de los escritos de Adolfo Natalini: "sólo nos interesan los ’muebles mentales’: es decir, objetos para tener delante como un espejo, cosas para tocar, para mirar de cerca y de lejos como exorcismos contra la confusión y el consumo injustificado. Nos interesan los muebles para la calma y la serenitỳ, piedras constitutivas de una naturaleza tranquila y quieta en la que por fin podamos reconocernos’.
Quien en cambio respondió a la llamada de Superstudio, aceptando producir los primeros prototipos, fue Aurelio Zanotta, que vio potencial en el pensamiento oculto tras estos objetos insólitos y aparentemente sencillos. De hecho, revelan cómo la máxima libertad necesita un orden y una regla. De hecho, lo que en el dibujo a escala de un mueble es un pequeño cuadrado, cuando se traslada a una escala arquitectónica o urbana se convierte en una red equipotencial que conduce a todas partes, en un mundo hecho de conexiones y relaciones, que se desarrollan en los “nodos” de la red; una red que conectó a la humanidad, mucho antes de que naciera Internet.
Así nació la serie Quaderna, puesta en producción por Zanotta en 1972, de la intuición de Superstudio, pasando por Misura. Tiene sentido hablar de toda la serie y no de un solo componente precisamente por la idea que guía su creación: utilizando histogramas arquitectónicos, es posible crear objetos que tengan las mismas características ocupando el espacio de forma diferente. Las formas arquitectónicas (tal y como las entiende Superstudio) que componen la colección original son tres mesas, el escritorio, la consola y la mesa baja. Se presentan como “muebles y objetos de madera recubiertos de laminado plástico impreso PRINT”. La peculiaridad del diseño es que es homogéneo e isótropo en toda la superficie, de modo que puede colocarse en las tres direcciones cartesianas principales" (Domus nº 517, diciembre de 1972).
Extremadamente original y complejo es el proceso de producción, altamente industrializado y al mismo tiempo artesanal. El entramado se crea mediante impresión digital, lo que provoca una ligera variación en el espaciado de las líneas e implica, por tanto, la creación de un cuerpo a revestir que no es perfectamente ortogonal, de modo que todas las líneas de cada lado coincidan ópticamente. A continuación, las piezas de laminado se aplican individualmente: primero se revisten las patas junto con el grosor de la parte superior, después las caras exteriores y, por último, la parte superior. Un trabajo artesanal extremadamente preciso que puede llevar hasta ocho horas para fabricar una sola pieza. Dice Zanotta: "Cada objeto Quaderna se crea a partir de una única lámina de laminado, de modo que la distancia entre centros, aunque esté desalineada unas décimas, sea la misma: sólo así las superficies cuadradas resultan continuas en las tres dimensiones orientadas por los ejes cartesianos respecto al proyecto original“. La dificultad de hacer coincidir al milímetro las distintas juntas hace imposible separar las patas de la parte superior incluso durante el transporte. ”Una complejidad añadida que, sin embargo, es indispensable para preservar la singularidad de la idea original", afirma la empresa.
A pesar del complejo proceso de producción, la serie Quaderna sigue siendo actual, y en los dos últimos años se ha enriquecido con nuevos elementos, creados manteniendo la fe en la idea inspiradora de Superstudio. Este es sin duda el resultado del logro teórico del grupo, ya que con esa unidad fundamental, ese pequeño cuadrado de 3x3, se puede crear potencialmente cualquier cosa; por un lado, objetos que podrían ser tranquilamente inútiles, y por otro, objetos extremadamente útiles, que de hecho consiguen adaptarse a las necesidades del mundo contemporáneo. Realmente extraordinarias son estas dos almas, perfectamente encarnadas por Quaderna: por un lado, la libertad creativa potencial, la posibilidad infinita; por otro, el conjunto de normas y procedimientos estrictos que intervienen en la creación del objeto.
Se hacen eco de las palabras de Superstudio: "el mayor proyecto es siempre planificar toda una vida bajo el signo de la razón, una vida con coordenadas precisas y serenamente aceptadas. Construirnos con una serie de gestos primarios, de gestos mágicos calibrados y lúcidos, mediante una arquitectura de la claridad y la lucidez, no de la inteligencia cruel sino de la comprensión de todas las razones...". Sin duda, a día de hoy, Quaderna es embajadora de estas palabras y de este pensamiento, y sigue encarnándolos y comunicándolos, manteniendo un diálogo constante entre el pasado y el presente, siempre con la mirada puesta en el futuro.
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