Diez cosas que hay que saber sobre Tracey Emin


Diez cosas para saber más sobre Tracey Emin, la importante Young British Artists, una voz femenina significativa en el arte contemporáneo, protagonista de la exposición en el Palazzo Strozzi hasta el 20 de julio de 2025.

Tracey Emin es sin duda una de las artistas más influyentes y controvertidas de la escena contemporánea, capaz de transformar su vida en arte con un lenguaje crudo, directo y profundamente emocional. Nacida en Croydon, Inglaterra, en 1963 y criada en la ciudad costera de Margate, Emin ha sabido canalizar experiencias personales -a menudo dolorosas- en obras que van desde la pintura, la escultura, las instalaciones, el vídeo y el neón. Muchas de ellas se exponen en la muestra Tracey Emin. Sexo y soledad, en Florencia, Palazzo Strozzi, del 16 de marzo al 20 de julio de 2025, la mayor exposición jamás realizada en Italia sobre la artista.

Su práctica artística es intrínsecamente autobiográfica: temas como el cuerpo, la sexualidad, el amor, la soledad y el trauma emergen con fuerza en toda su obra. Emin no se limita a representar acontecimientos concretos de su vida, sino que transforma emociones universales como la pasión y la melancolía en poderosas metáforas visuales. La carrera de Tracey Emin está repleta de obras famosas que han marcado el arte de los últimos años. Desde bordados íntimos hasta el uso del neón para frases que imitan su letra, pasando por monumentales esculturas de bronce, cada pieza cuenta una historia personal que se convierte en universal. Emin también ha sido una figura central del movimiento Young British Artists (YBA), que se distingue por su enfoque innovador y provocador. Con un diálogo constante entre vulnerabilidad y fuerza, su arte explora los límites de la figuración y la abstracción, relacionándose con maestros como Edvard Munch y Egon Schiele.

He aquí diez cosas que hay que saber sobre Tracey Emin para comprender mejor su universo artístico.

Tracey Emin (2025). Foto: Ludovica Arcero
Tracey Emin (2025). Foto: Ludovica Arcero

1. Tracey Emin tuvo una infancia turbulenta

Tracey Karima Emin nació el 13 de julio de 1963 en Croydon, de padre turcochipriota y madre inglesa de origen romnichal, un grupo gitano que se asentó en el Reino Unido a partir del siglo XVI. Creció en Margate, localidad costera de Kent, donde vivió una infancia marcada por las dificultades económicas y los traumas personales. Margate, con sus playas barridas por el viento y su encanto decadente, dejó una huella indeleble en la imaginación del artista. A los trece años sufrió una experiencia de violencia sexual que influiría profundamente en su arte. Este acontecimiento traumático se convierte en una de las claves interpretativas de su producción artística: el cuerpo femenino, herido pero resistente, emerge como tema central de sus obras.

A los quince años, Tracey se escapó de casa, iniciando una vida marcada por la rebeldía y la autodeterminación. La huida representa no sólo una ruptura con el entorno familiar , sino también un primer paso hacia la construcción de su propia identidad artística. No obstante, Margate sigue siendo un lugar simbólico para Emin: años más tarde volvería allí para abrir TKE Studios, un espacio dedicado a artistas emergentes. Esta profunda conexión con sus raíces demuestra cómo su turbulenta infancia no sólo fue fuente de sufrimiento, sino también de inspiración creativa.

Tracey Emin, I Followed You To The End (2024; bronce patinado, 260 × 690 × 393 cm; Wassenaar, Museum Voorlinden)
Tracey Emin, I Followed You To The End (2024; bronce patinado, 260 × 690 × 393 cm; Wassenaar, Museum Voorlinden)

2. Su formación artística fue muy rica

La formación artística de Tracey Emin se caracteriza por una trayectoria no lineal pero extremadamente rica en experiencias. Tras estudiar inicialmente moda en el Medway College of Design, abandonó este campo para dedicarse a las artes visuales en la Sir John Cass School of Art. Después se licenció en Bellas Artes en el Maidstone College of Art y continuó sus estudios en el prestigioso Royal College of Art de Londres, donde se especializó en pintura en 1989 con una tesis dedicada a su ídolo Edvard Munch.

Sin embargo, la carrera pictórica de Emin sufrió un brusco parón en la década de 1990 debido a dos traumáticos abortos que marcaron profundamente su vida personal y artística. La artista decidió entonces destruir la mayoría de sus cuadros anteriores y abandonó temporalmente este medio para explorar otras formas de expresión como el bordado, las instalaciones y los vídeos. Esta fase representa un momento crucial en su evolución creativa: el abandono de la pintura no es una renuncia definitiva, sino más bien una pausa necesaria para reelaborar su lenguaje artístico.

Durante este periodo, Emin produjo obras emblemáticas como Everyone I Have Ever Slept With 1963-1995, una cortina bordada con los nombres de las personas con las que había compartido cama (tanto literal como metafóricamente). Esta obra marca el comienzo de su fama internacional y muestra cómo la artista es capaz de transformar experiencias íntimas en poderosas declaraciones artísticas.

Tracey Emin Naked Photos - Life Model Goes Mad I (1996; impresión giclée sobre papel de algodón, 53,5 × 53 cm). Cortesía de la artista © Tracey Emin. Todos los derechos reservados, DACS 2025. Foto © White Cube (Theo Christelis)
Tracey Emin, Naked Photos - Life Model Goes Mad I (1996; impresión giclée sobre papel de algodón, 53,5 × 53 cm). Cortesía de la artista © Tracey Emin. Todos los derechos reservados, DACS 2025. Fotografía © White Cube (Theo Christelis)

3. Su primera obra maestra es Everyone I Have Ever Slept With 1963-1995

Everyone I Have Ever Slept With 1963-1995 es una de las creaciones más discutidas y significativas de Tracey Emin, una obra que encarna su estética autobiográfica y su capacidad para transformar la intimidad personal en arte. Creada en 1995, la obra consistía en una tienda de campaña azul, adquirida en una tienda militar, sobre la que Emin había cosido con la técnica del appliqué los nombres de todas las personas con las que había compartido cama desde su nacimiento hasta ese momento. Es importante señalar que el título de la obra suele malinterpretarse: “durmió con” no se refiere exclusivamente a las relaciones sexuales, sino que incluye a cualquiera que simplemente haya dormido en la misma cama con ella, incluidos familiares, amigos y amantes.

La tienda, por tanto, se convirtió en un lugar simbólico, una especie de santuario íntimo que contenía los recuerdos y las relaciones de la artista. Los nombres estaban cosidos con hilos de distintos colores, creando un patchwork visual que reflejaba la complejidad y variedad de sus experiencias. El interior de la tienda estaba iluminado, invitando al espectador a entrar físicamente en el espacio y relacionarse con la historia personal de Emin. La obra planteaba cuestiones sobre el concepto de intimidad, la sexualidad femenina y la relación entre arte y vida.

La elección de utilizar una tienda de acampada no fue casual: la tienda es un lugar de refugio temporal, un cobijo de la realidad exterior. Del mismo modo, la obra de Emin ofrecía una mirada íntima a su vida, revelando vulnerabilidad y fragilidad. La tienda también evoca la idea de nomadismo y viaje, sugiriendo un viaje existencial en constante evolución.

Desgraciadamente, Everyone I Have Ever Slept With 1963-1995 quedó destruida en un incendio en 2004, cuando se incendió un almacén de Londres donde estaba guardada. La pérdida de la obra fue un duro golpe para Emin, que consideraba la tienda una pieza fundamental de su historia personal y artística. A pesar de su destrucción, y aunque Emin ha declarado en repetidas ocasiones que no tiene intención de rehacerla, la obra sigue viva en el imaginario colectivo como símbolo de su arte.

Tracey Emin, Everyone I Have Ever Slept With 1963-1995 (1995; instalación). Destruida en 2004
Tracey Emin, Everyone I Have Ever Slept With 1963-1995 (1995; instalación). Destruida en 2004

4. My Bed: la cama de Tracy Emin se convierte en la obra de su consagración

En 1998, Tracy Emin presentó My Bed, quizá la obra más famosa de su carrera. Se trata de una representación sin filtros de la cama de la artista durante un periodo especialmente difícil de su vida, caracterizado por la depresión y el abuso del alcohol. La obra incluye sábanas manchadas, botellas vacías, paquetes de cigarrillos y objetos personales como ropa interior sucia, detalles que cuentan una historia de vulnerabilidad humana con una sinceridad desarmante. Expuesta en la Tate Gallery en 1999 como candidata al Premio Turner, My Bed provocó reacciones encontradas: por un lado, fue elogiada por su autenticidad emocional; por otro, fue criticada por quienes no la consideraban “arte”. A pesar de la polémica, la obra consagra a Tracey Emin como una de las voces más originales del arte contemporáneo.

Sin embargo, My Bed no es sólo una obra autobiográfica: es también una reflexión universal sobre la condición humana. La cama se convierte en una metáfora del lugar donde tienen lugar los momentos cruciales de la vida: el nacimiento, la muerte, el amor y el sufrimiento, convirtiéndose en un poderoso símbolo de la propia existencia.

Tracey Emin, Mi cama (1998; colchón, sábanas, almohadas, cuerdas, objetos, 79 x 211 x 234 cm)
Tracey Emin, My Bed (1998; colchón, sábanas, almohadas, cuerdas, objetos, 79 x 211 x 234 cm)

5. Tracey Emin utiliza a menudo el neón en sus obras

Uno de los elementos distintivos de la práctica artística de Tracey Emin es el uso del neón para crear obras textuales que reproducen su escritura. Este medio le permite transformar pensamientos íntimos en declaraciones visuales poderosas y evocadoras. Las frases de neón suelen ser breves pero cargadas de significado emocional: I Never Stopped Loving You de 2010, dedicada a la ciudad de Margate, o Those Who Suffer LOVE de 2009 son ejemplos emblemáticos, al igual que Sex and Solitude, creada para la exposición de Florencia en el Palazzo Strozzi (2025).

Para Emin, el neón representa un medio expresivo capaz de combinar fragilidad y fuerza: las luces brillantes atraen la mirada del espectador mientras las palabras revelan verdades dolorosas o confesiones íntimas. Además, el uso de la escritura manuscrita confiere a las obras un carácter personal que contrasta con la frialdad tecnológica del material. Las frases de neón nunca son meros eslóganes, sino fragmentos poéticos que invitan al espectador a reflexionar sobre su propia experiencia emocional. En este sentido, el neón se convierte en una herramienta para crear conexiones profundas entre el artista y el público. “Crecí rodeada de neón: estaba por todas partes en Margate”, afirma Tracey Emin. “Hoy sólo quedan unos pocos allí, pero en el resto del mundo hay muchísimos. Empecé a hacerlos porque quería que hubiera más. Y ya se sabe, hay que tener cuidado con los deseos. El neón de verdad contiene gases como el argón y el neón, que tienen un efecto positivo en el estado de ánimo porque irradian energía. Por eso se utilizaban en casinos, burdeles, bares, discotecas, etc. El neón es luz pulsante y energía, es algo vivo, y eso me hace sentir bien. El neón, como objeto, es simplemente hermoso y te hace sentir bien. Por eso los hice y los sigo haciendo”.

Tracey Emin, Sexo y soledad (2025; neón, 106 × 804 cm). Cortesía de la artista y White Cube. Foto: OKNO Studio© Tracey Emin. Todos los derechos reservados, DACS 2025.
Tracey Emin, Sex and Solitude (2025; neón, 106 × 804 cm). Cortesía de la artista y White Cube. Foto: OKNO Studio© Tracey Emin. Todos los derechos reservados, DACS 2025.

6. Tracey Emin admira el arte de Edvard Munch y Egon Schiele

Tracey Emin siempre ha declarado una profunda admiración por artistas como Edvard Munch y Egon Schiele, de quienes se inspira tanto técnica como temáticamente. Al igual que ellos, Emin explora temas de la vulnerabilidad humana a través de intensas representaciones del cuerpo y las emociones.

En 1990, su tesis para el Royal College of Art de Londres se tituló My Man Munch. Después, en 1998, dedicó un vídeo homenaje a Munch titulado Homage to Edvard Munch and all my dead children (Homenaje a Edvard Munch y a todos mis hijos muertos), realizado en el fiordo de Oslo: en el vídeo, Tracey Emin, desnuda y en posición fetal en el muelle cercano a la casa de Munch, levantaba la cabeza y emitía un grito gutural, un lamento por sus hijos no nacidos y una respuesta alGrito de Munch. De nuevo, en 2021 creó la escultura La madre para el nuevo Munchmuseet de Oslo, en homenaje a su madre y a la de Munch. En 2015, la artista comisarió una exposición en el Museo Leopold de Viena titulada Tracey Emin | Egon Schiele: Where I Want to Go, creando un diálogo entre sus obras y las del maestro austriaco. Estos proyectos demuestran hasta qué punto Emin se considera parte de una tradición artística que se centra en la experiencia humana en toda su complejidad emocional.

“Cuando estaba en el Royal College of Art”, recordaba en una entrevista con Arturo Galansino, “solía coger un autobús desde Elephant and Castle hasta Westminster y desde allí en metro hasta South Kensington. Pero a veces me quedaba en el autobús y me bajaba en la National Gallery. Nada más entrar, bajaba directamente y allí dibujaba los iconos o simplemente miraba a mi alrededor y tomaba notas. Creo que lo hice un par de veces por semana durante dos años, y a ello debo mis conocimientos de pintura e historia del arte. Todo lo que sabía hasta entonces estaba relacionado con el expresionismo y el arte europeo de antes de la guerra; de repente me vi catapultado a otro mundo, comprendí a los clásicos y sus ideas. Fue como una expansión de la mente. Así que Munch era anterior a la National Gallery, mientras que el Renacimiento y la pintura clásica llegaron a través de la National Gallery. Y los aprendí por mi cuenta, porque en realidad nunca estudié historia del arte, sólo profundizaba en el arte que me gustaba”.

Tracey Emin, La madre (2021; bronce; Oslo, Munchmuseet)
Tracey Emin, La madre (2021; bronce; Oslo, Munchmuseet)

7. La performance como exorcismo

En 1996, Tracey Emin creó una de sus obras más significativas, Exorcism of the Last Painting I Ever Made. Esta performance representa un punto de inflexión en su carrera, marcando su regreso a la pintura tras años de abandono. La obra consiste en una performance de tres semanas y media de duración, durante las cuales la artista vive y trabaja desnuda en un estudio temporal montado a modo de instalación. El espacio es accesible al público, que puede observar a Emin mientras crea dibujos y pinturas inspirados en grandes figuras masculinas del arte como Egon Schiele, Yves Klein y Pablo Picasso.

La desnudez de Emin no es sólo física, sino también emocional: el artista se expone por completo, transformando su propio cuerpo en sujeto y objeto de la obra. Este acto subvierte el papel tradicional de la mujer en el arte, históricamente relegado a musa o modelo pasiva. En su lugar, Emin se convierte en protagonista activa de su narrativa artística, exorcizando demonios personales y convenciones culturales que limitan la representación femenina.

La instalación documenta no sólo el proceso creativo, sino también un momento de introspección radical. La artista utiliza la pintura como medio para reconectar consigo misma y con su pasado, transformando una experiencia íntima en una reflexión universal sobre el papel del arte como herramienta de sanación y autoafirmación. Esta obra sigue siendo un hito en su carrera y un poderoso ejemplo de la capacidad de Emin para entrelazar inextricablemente vida y arte.

Tracey Emin, Exorcismo del último cuadro que hice (1996; performance/instalación, dimensiones de la sala 350 × 430 × 430 cm). Cortesía de Schroeder Collection y Faurschou Collection © Tracey Emin. Todos los derechos reservados, DACS 2025.
Tracey Emin, Exorcismo del último cuadro que hice (1996; performance/instalación, dimensiones de la sala 350 × 430 × 430 cm). Cortesía de Schroeder Collection y Faurschou Collection © Tracey Emin. Todos los derechos reservados, DACS 2025.

8. La pintura es un lenguaje visceral para Tracey Emin

La pintura ocupa un lugar central en la polifacética producción artística de Tracey Emin, y es uno de los medios de expresión a través de los cuales explora sus temas favoritos: el cuerpo, la sexualidad, el amor, la soledad y el dolor. Aunque Emin también es conocida por sus instalaciones, bordados y neones, la pintura sigue siendo un ancla fundamental en su práctica, un lugar donde la artista puede dar rienda suelta a sus emociones y transformar experiencias personales en imágenes poderosas y evocadoras. “Para mí”, afirma la artista, “la pintura es la esencia misma de la creatividad, está cerca de lo divino, es un mundo aparte, es como entrar en otra dimensión, otro espacio, algo que no es humano”.

La pintura de Emin se caracteriza por un enfoque instintivo y gestual. La artista trabaja directamente sobre el lienzo, sin dibujos preparatorios, dejando que las formas y las figuras surjan espontáneamente. Las pinceladas son rápidas y enérgicas, los goteos de color crean efectos de movimiento e inestabilidad, las marcas dejadas por el gesto pictórico dan testimonio del proceso creativo. Este enfoque refleja su deseo de captar la inmediatez de las emociones y traducirlas en imágenes visuales. Sus lienzos suelen estar marcados por una fuerte materialidad: la superposición de capas de color crea espesor y textura, las superficies son irregulares e imperfectas. Esta predilección por la materialidad refleja el interés de Emin por el cuerpo humano, representado con crudeza y realismo, con todas sus imperfecciones y vulnerabilidades.

Figuración y abstracción se funden en sus obras, creando un equilibrio dinámico entre representación y sugerencia. A veces las figuras emergen claramente del lienzo, otras se disuelven en un remolino de color. El artista consigue así evocar emociones complejas y ambiguas, dejando al espectador libertad para interpretar la obra. Los colores también desempeñan un papel fundamental en la pintura de Emin. La artista utiliza colores atrevidos y contrastados, creando atmósferas intensas y vibrantes. Rojo, negro, azul y blanco son los colores predominantes en sus lienzos, a menudo utilizados para expresar pasión, dolor, ira y melancolía. Entre las obras más significativas de su producción pictórica se encuentran Hurt Heart (2015), It was all too Much (2018), It - didnt stop (2019), There was blood (2022), Not Fuckable (2024) y I waited so Long (2022). Estas pinturas dan fe de la capacidad de Emin para crear un lenguaje visual poderoso y personal, capaz de tocar las cuerdas más profundas del alma humana.

Tracey Emin, Hurt Heart (2015; acrílico sobre lienzo, 20,3 × 20,3 cm; Melbourne, ACAF, Colección de Yashian Schauble) © Tracey Emin. Todos los derechos reservados, DACS 2025. Fotografía © White Cube (George Darrell)
Tracey Emin, Hurt Heart (2015; acrílico sobre lienzo, 20,3 × 20,3 cm; Melbourne, ACAF, Colección de Yashian Schauble) © Tracey Emin. Todos los derechos reservados, DACS 2025. Fotografía © White Cube (George Darrell)

9. El amor es un tema central en el arte de Tracey Emin

El amor es uno de los temas más recurrentes en la obra de Tracey Emin, explorado en sus múltiples facetas: deseo, romance, pérdida, duelo, sexualidad. Para Emin,el amor nunca se representa de forma idealizada, sino siempre en su complejidad emocional, a menudo entrelazado con dolorosas experiencias personales. Obras como I Want My Time With You (2017), instalada en la estación de tren londinense de St Pancras International, traducen la intensidad emocional del amor en poderosas declaraciones visuales. Esta escultura de neón se sitúa en un lugar simbólico para los encuentros y despedidas cotidianos, amplificando el significado universal del mensaje.

Los bordados de Emin también abordan el tema del amor con una delicadeza que contrasta con la intensidad de las emociones representadas. Obras como No Distance (2016) utilizan materiales tradicionalmente asociados a la artesanía femenina para explorar sentimientos profundamente personales. De este modo, la artista subvierte las convenciones culturales asociadas a los roles de género, transformando técnicas “domésticas” en poderosas herramientas expresivas.

El amor también aflora en las esculturas monumentales de bronce realizadas por Emin en los últimos años. Estas obras combinan vulnerabilidad y erotismo para explorar el cuerpo humano como lugar de conexión emocional y física. A través de estas diferentes formas de expresión, Emin consigue captar la esencia del amor en sus múltiples contradicciones: alegría y sufrimiento, intimidad y distancia.

Tracey Emin, I waited so Long (2022; acrílico sobre lienzo, 183,1 x 183,3 x 3,5 cm) © Tracey Emin. Todos los derechos reservados, DACS 2024.
Tracey Emin, I waited so Long (2022; acrílico sobre lienzo, 183,1 x 183,3 x 3,5 cm) © Tracey Emin. Todos los derechos reservados, DACS 2024.

10. Tracey Emin es una importante voz femenina en la historia del arte

Tracey Emin es reconocida hoy como una de las artistas más influyentes de la escena contemporánea, pero su camino hacia el éxito internacional no ha estado exento de obstáculos. Tras alcanzar notoriedad en la década de 1990 gracias a su participación en el movimiento Young British Artists (YBA), Emin ha seguido evolucionando artísticamente, ganándose un lugar destacado en el mundo del arte global. En 1999, su obra My Bed fue nominada al Premio Turner: aunque no ganó, la obra suscitó un gran debate mediático que contribuyó a consolidar su reputación. En 2007, Emin representó a Gran Bretaña en la Bienal de Venecia con la exposición Borrowed Light: este acontecimiento supuso el reconocimiento oficial de su contribución al arte contemporáneo por parte de las instituciones británicas. En los años siguientes, Emin recibió numerosos premios y honores. En 2011, fue nombrada profesora de Dibujo en la Royal Academy of Arts, convirtiéndose en la segunda mujer en ocupar este cargo en la historia de la institución. Su obra se ha expuesto en algunas de las instituciones más prestigiosas del mundo, como el MoMA de Nueva York, el Louvre de París y el Museo Munch de Oslo. A pesar de su éxito mundial, Emin sigue profundamente apegada a sus raíces británicas y continúa trabajando entre Londres y Margate.

La artista británica se erige así en figura simbólica de la lucha por la afirmación de la mujer en el arte contemporáneo. Desde el principio de su carrera, ha desafiado las convenciones tradicionales que relegan a las artistas femeninas a papeles secundarios o marginales. A través de obras que entrelazan autobiografía y confesión personal, Emin se convierte en protagonista activa de su propia narrativa artística. También es una artista comprometida. En 2022, Tracey Emin inauguró los Tracey Karima Emin Studios (TKE Studios) en Margate, un ambicioso proyecto que refleja su compromiso de apoyar a la próxima generación de artistas. Los estudios ofrecen residencias gratuitas a artistas emergentes seleccionados mediante un riguroso proceso de solicitud. Este espacio no es sólo un lugar físico, sino también una comunidad creativa donde los artistas pueden desarrollar sus ideas en un entorno estimulante y de colaboración.

El proyecto también incluye la Tracey Emin Artist Residency (TEAR), un programa gratuito que ofrece formación práctica y apoyo profesional a los artistas participantes. Esta iniciativa demuestra el compromiso de Emin de devolver algo al mundo del arte que tanto le ha dado. Para la artista, TKE Studios representa una especie de vuelta a sus raíces: Margate no es sólo el lugar de su infancia, sino también una fuente inagotable de inspiración. Además de los estudios de artista, TKE Studios acoge exposiciones y eventos abiertos al público, creando un puente entre los artistas emergentes y la comunidad local. Este proyecto subraya la importancia de la accesibilidad en el arte y refleja la visión de Emin como artista comprometida socialmente.

“El arte”, afirma Tracey Emin, “debe tratar siempre de lo que es verdadero para ti como individuo, siempre. Debe ser sincero y surgir de un deseo genuino de encontrar tus propias respuestas. Al menos, así es para mí. Durante mucho tiempo mi trabajo no estuvo de moda. Pero no me importaba, porque sabía que era lo mejor para mí”.


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