A menudo, los “no artistas” acostumbran a atribuir un valor inferior a los dibujos que a las pinturas: pero los dibujos son un medio fundamental para comprender la dinámica del proceso creativo del artista y conocer mejor su estilo, así como para extraer información importante sobre sus gustos, sus estudios y su formación. Los dibujos de un gran artista como Simone Cantarini (1612 - 1648) no escapan a esta lógica, y nos permiten encuadrarle mejor en el contexto histórico-artístico en el que trabajó. Un núcleo de sus dibujos procedentes del Gabinete de Dibujos y Estampas de la Galería de los Uffizi de Florencia nos permite así comprender, entre otras cosas, cuáles fueron las peculiaridades que distinguieron al pintor de Pesaro de sus colegas que trabajaron con él en la estela del arte de Guido Reni (1575 - 1642).
Guido Reni, Cabeza de mujer joven (c. 1609; tiza negra y roja sobre papel; Houston, The Museum of Fine Arts) |
Simone Cantarini, aunque no rompe totalmente los lazos con su maestro, llega a conclusiones diferentes. Podríamos tomar como ejemplo una Cabeza de mujer joven del Gabinetto dei Disegni e delle Stampe degli Uffizi (GDSU), distinguida por el número de inventario 1661 F. Unos pocos trazos de lápiz, nunca retocados, ni una sola vez, y el rostro de la joven ya está delineado: Cantarini propone así un trazo que tiene unainmediatez y una rapidez que no encontramos en los dibujos de Guido Reni. Evidentemente, esto no hace que uno sea mejor que el otro: si Guido Reni se inclinaba más por un dibujo meditado y reflexivo, Cantarini privilegiaba la rapidez de ejecución. Una rapidez que, sin embargo, no impide a Simone Cantarini incluso profundizar, si se quiere: hay que considerar también el hecho de que esta cabeza es un estudio para un cuadro terminado, a saber, el retablo de laCoronación de la Virgen realizado para la basílica de Santa Maria Assunta en Gandino, pueblo de la Val Seriana no lejos de Bérgamo, donde aún hoy se encuentra. En concreto, este estudio no es otro que el rostro de la Virgen que admiramos en el cuadro. Por eso, a pesar de la inmediatez de la realización, el pintor parece haberse centrado en el estudio de las luces y las sombras (en particular, vemos que las sombras oscurecen buena parte del rostro): precisamente porque el dibujo era una prueba importante con vistas a una realización definitiva.
Izquierda: Simone Cantarini, Cabeza de mujer joven (c. 1642-1647; lápiz negro sobre papel; Florencia, Galería de los Uffizi, Gabinete de grabados y dibujos, Inv. 1661 F) Derecha: Simone Cantarini, Coronación de la Virgen, detalle (1642-1647; óleo sobre lienzo; Gandino, Basílica de Santa María Asunta) |
Encontramos las mismas características en otro dibujo cercano a los de Reno, pero que conserva su independencia: se trata del Busto de mujer joven, también de la GDSU (6247 F), que constituye de nuevo un estudio para un retablo, esta vez la Virgen del Rosario para la iglesia de San Medardo di Arcevia, en la provincia de Ancona. El rostro girado tres cuartos en el dibujo es el mismo que el de la Virgen en el cuadro: el hecho de que sean tan parecidos nos demuestra que el dibujo de los Uffizi es un estudio que debió preceder muy poco tiempo a la realización del cuadro. A pesar de que el rostro se aleja de esa abstracción formal típica de Guido Reni para adoptar los rasgos de una joven mucho más “terrenal”, se mantienen algunas características típicas del dibujo de Guido Reni, como la tendencia a esquematizar el sombreado, que aquí, sobre todo si observamos las mejillas de la joven, adquiere también el aspecto de una cuadrícula, típica de los dibujos académicos, cuyas líneas se hacen más gruesas allí donde el detalle está más en la sombra.
Izquierda: Simone Cantarini, Busto de joven (c. 1642; lápiz negro sobre papel; Florencia, Galería de los Uffizi, Gabinete de grabados y dibujos, Inv. 6247 F) Derecha: Simone Cantarini, Virgen del Rosario, detalle (1642; óleo sobre lienzo; Arcevia, San Medardo) |
Si queremos encontrar a un Cantarini mucho más alejado de Guido Reni, tenemos que fijarnos en lo que probablemente sea uno de sus dibujos de juventud, quizá realizado en una época en la que el artista aún no había desarrollado esa particular predilección por el clasicismo de Reni: se trata de una Cabeza y hombro de hombre joven (1659 F GDSU) que, a diferencia de los dos dibujos vistos anteriormente, nos sorprende por su marcado sentido del naturalismo. Empezando por la pose, que es todo menos convencional: al dibujar el hombro del sujeto, el artista nos muestra que el joven está inclinado y se vuelve, probablemente porque algo ha llamado su atención. Su mirada es viva y atenta, propia de quien acaba de darse cuenta de algo que le ha distraído de lo que esperaba, e incluso su boca parece a punto de abrirse, tal vez para responder a una pregunta. Se trata de un Cantarini joven que quiere fijar una expresión con inmediatez pero que al mismo tiempo quiere estudiarla en profundidad: por eso los contornos son tan marcados y distinguibles de los contornos en cambio ligeros y rápidos del Cantarini más maduro (y si queremos, aún más refinado) que vimos justo antes, y por eso el sombreado aparece también más suave y matizado. Un naturalismo particularmente vivo que podría remitir por una parte a las primeras experiencias del artista en la región de Las Marcas, donde estudió los ejemplos de pintores naturalistas como Orazio Gentileschi y Giovanni Francesco Guerrieri (pero reinterpretándolo todo a la luz de la delicadeza de Federico Barocci), y por otra a las posibles influencias de Carracci que Cantarini pudo haber asimilado durante su temprana estancia en Bolonia.
Simone Cantarini, Cabeza y hombro de un joven (c. 1630-35; lápiz negro sobre papel; Florencia, Galería de los Uffizi, Gabinete de Estampas y Dibujos, Inv. 1659 F) |
Los dibujos (y el arte) de Simone Cantarini oscilarían siempre entre estos dos polos, por un lado un naturalismo vivo, y por otro un clasicismo sereno, fundidos en una síntesis admirable que hizo de Simone Cantarini uno de los pintores más modernos del siglo XVII. Y no hay que olvidar que el artista de Pésaro fue también especialmente versátil en la práctica del dibujo propiamente dicho, pues no sólo se conservan de él dibujos a lápiz como los que hemos visto en este post: también se han conservado un buen número de dibujos a pluma, y varios aguafuertes que nos demuestran que Cantarini fue también un artista con talento para el grabado. Y no es fácil encontrar artistas que se distingan con gran facilidad tanto en la pintura como en el grabado.
Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.