El castillo de Gallipoli, tal y como puede verse hoy, es un palimpsesto singular en el que domina la parte más comúnmente conocida como renacentista, con sus “infames” torres. En una fortaleza, desde un punto de vista teórico, la entrada es una violación necesaria, calculada, a menudo múltiple, de la unidad estructural: las dimensiones de lo que fue la puerta noreste del castillo son de unos 2,60 metros (medida en el lado mayor a la izquierda según se entra) y una anchura de unos 3,32 metros (medida entre las dos guías verticales opuestas del rastrillo).
Los caminos de la investigación histórica son muchos y a veces se construyen a través de pruebas de una sencillez desarmante. Lo que vamos a relatar entra precisamente en este último caso. Una puerta de algo más de tres metros de ancho, la que extrañamente no se encuentra en las numerosas reconstrucciones históricas dedicadas a esta fortaleza, la que tenía las ranuras en el muro para que un rastrillo corriera verticalmente, la que daba a tierra firme, la que, en fin, independizaba la entrada al castillo de la otra oeste accesible sólo desde el interior de la ciudad. Esa puerta siempre estuvo ahí en realidad y ante los ojos de cualquiera que quisiera reconocerla como tal (Figs. 1 - 10).
El castillo de Gallipoli, el que puede verse hoy, es un maravilloso palimpsesto en el que domina la parte más comúnmente conocida como renacentista, con sus torres “infames” (una poligonal, dos circulares, más la “fantasma” que está ahí pero no se ve, la que se derrumbó, dicen, a mediados del siglo XVIII). Si estos últimos, eminentes elementos de defensa, representaban el punto de seguridad para los sitiados, para los eventuales sitiadores eran, en cambio, una verdadera preocupación o más bien un tormento.
Otro punto clave en el diseño de un castillo, aparte de las torres, era el sistema de entrada. Hemos utilizado el término “sistema” no por casualidad porque en una fortaleza, desde un punto de vista teórico, la entrada es una violación necesaria, calculada, a menudo múltiple, de la unidad estructural. Es decir, se construyeron múltiples entradas por razones de defensa y, por tanto, de seguridad de la fortaleza. De hecho, a menudo se leen términos como “puerta de rescate” o “puerta falsa” para referirse a una o varias entradas adicionales.
Junto con los de Brindisi, Otranto y Taranto (todas ciudades portuarias), el castillo de Gallipoli constituía un sistema defensivo fundamental contra los ataques al reino de Nápoles procedentes principalmente del Este. En la fortaleza de la “bella ciudad” hay una puerta de entrada abierta hacia la ciudad y luego otra, en el mismo lado y no lejos de la anterior, ahora cubierta por una torre cuadrangular más pequeña. A su vez, esta última es otro palimpsesto interesante con respecto al tema del acceso a la fortaleza. Esta torreta, adosada a la circular conocida como torre “vigía” (esta última supera en tamaño a la primera), se colocó frente a la puerta noroeste (medieval) de la fortaleza antes de la reconstrucción renacentista; esta última preveía, plausiblemente en una época no muy lejana a cuando se construyó la torre “vigía” adyacente, la modificación también del acceso por el lado que da a la ciudad (Figs. 11 - 12).
A esta antigua puerta, hecha más segura con el nuevo diseño, apenas lo bastante alta para que la atraviese un hombre a caballo y decorada con un tenue arco apuntado, le sigue, hacia el este, una sala profunda, más alta y con bóveda ojival, que constituía el atrio de entrada a la fortaleza. Este atrio estaba flanqueado en el lado sur (a la derecha según se entra) por la pequeña iglesia, “sustituida” en la primera mitad del siglo XVII por otra más grande cerca de la entrada actual.
La puerta más antigua que acabamos de describir, conviene recordarlo, se encuentra cerca del ángulo noroeste de la fortaleza, la encontrada está, en cambio, casi enfrente de la anterior, en el ángulo noreste
Las dimensiones de lo que fue la puerta norte-este del castillo de Gallipoli son de aproximadamente 2,60 metros (medida en el lado mayor a la izquierda según se entra) de profundidad y una anchura de aproximadamente 3,32 metros (medida entre los puntos homólogos opuestos de la guía vertical del rastrillo). La sala está delimitada por un muro perimetral, el que da al patio de armas, que no es ortogonal a los dos muros laterales interiores. También hay que señalar que esta sala ha sufrido transformaciones funcionales. La primera y más importante es la relativa a la construcción de un puesto de tiro de artillería profundo (aproximadamente 2,42 metros, medidos en su lado derecho) en el momento en que este espacio dejó de ser una de las entradas al castillo.
En comparación con las fuentes históricas disponibles, no se ha encontrado ninguna referencia a una puerta situada hacia el ángulo noreste de la fortaleza, la que presentaba signos evidentes de un rastrillo, la abierta hacia tierra firme, la que, por último, permitía acceder al castillo sin tener que pasar por la ciudad, que a su vez disponía de una entrada independiente, es decir, la llamada Porta Terra. Este último aspecto, de confirmarse, propondría una disposición similar a la encontrada en otros muchos casos en los que una puerta del castillo se abría hacia el interior de la ciudad y otra hacia el exterior (Lecce, Copertino, etc.). Esta puerta nororiental resulta aún más interesante y significativa a la luz de las relaciones conflictivas documentadas entre castillo y ciudad y entre los dos poderes que representaban. Cabe preguntarse, en este punto, por el caso concreto del castillo de Gallipoli anterior al actual, que fue la puerta principal de esta fortaleza. Sobre la base de la casuística existente, cabe formular la hipótesis de que el papel primordial de una puerta se construye a través de: su tamaño, la adopción o no de un aparato decorativo por parte del diseñador y del mecenas (incluida la heráldica) y, por último, pero no por ello menos importante, el uso real que se hacía de ella en relación con el contexto.
Y es precisamente el contexto el que proporciona una útil orientación interpretativa. Gallipoli, como es bien sabido, se alza sobre una especie de islote antaño unido por un istmo cortado en época aragonesa. La puerta noreste daba a tierra firme y es plausible que se construyera en función de ese mismo istmo que más tarde se cortó y se dotó de un puente (no se puede excluir que también se concibiera como un levatorio). Lo que sugiere que la puerta noreste era la puerta principal de la vida del castillo es precisamente la proximidad entre ésta y la vía de acceso desde tierra firme. Esta afirmación se ilustra mejor con una pregunta: habiendo dos puertas de acceso al castillo medieval, la Norte - Oeste y la Norte - Este, ¿por qué los soldados del rey habrían utilizado la primera, que les obligaba a alargar la ruta de acceso a la fortaleza y sobre todo a pasar por la puerta de la ciudad? La puerta Norte - Este era la ruta más directa y corta hacia el castillo para los que venían de tierra firme y también lo era respecto al hecho de que no estaba bajo el control de la propia ciudad. Era una garantía de la libertad e independencia de los regios.
En cuanto a lo que inicialmente se denominó “epígrafe” en aras de la brevedad, hay que decir que se trata de un texto grabado en la viga (Fig. 13) de la puerta actual (parte interior); en él se lee: ANNO DEL S(IGNORE) 1828 20 MAR(Z)O . En un estudio reciente realizado por la Universidad Politécnica de Bari, al no leer correctamente el texto, se supuso que se trataba de una inscripción del siglo XIV, hasta el punto de que esta entrada se atribuyó a la época medieval.
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