Adrian Paci. Arte para nuestras vidas en tránsito


Migraciones, identidad, historias entrelazadas, rituales, vida y muerte: estos son algunos de los temas que centran el arte de Adrian Paci, uno de los artistas más apreciados de la actualidad.

Pintura, escultura, performance, vídeo. Estos son los medios preferidos por Adrian Paci. Sin embargo, nunca como en su caso, la técnica está al servicio de la idea, y la elección de uno u otro está siempre en función del mensaje que se quiere transmitir. Formado como pintor en laAcademia de Arte de Tirana a finales de los 80, Paci tuvo la difícil experiencia de vivir bajo el régimen comunista albanés. Su red de control se extendía también al arte, obligando a los artistas a seguir un realismo acorde con la propaganda del partido, un estilo deliberadamente ajeno a las lecciones de las vanguardias históricas, así como a las innovaciones que entretanto habían aparecido en la escena europea. En 1992 Paci llegó a Italia para continuar sus estudios con el curso de arte y liturgia en el Instituto Beato Angelico de Milán. En 1997 se trasladó allí definitivamente. Fue un punto de inflexión radical no sólo para su carrera, sino para su propia práctica artística. El descubrimiento de nuevos medios de expresión, especialmente el vídeo, lleva a Paci a reinterpretar y renovar incluso las técnicas tradicionales que aprendió en Albania. La novedad de este encuentro, ante todo cultural, se cruza con una urgencia comunicativa personal. La misma que en 1997 llevó al artista a coger una cámara de vídeo para filmar a su hija contando cuentos de hadas a sus muñecas, en una disruptiva mezcla de ficción e historia vivida. De ahí nacieron Albanian Stories (1997) y A Real Game (1999), grabaciones que siguen teniendo todo el sabor de una película familiar, pero que ilustran bien los mecanismos de reelaboración que ponemos en marcha individualmente para responder a experiencias y situaciones impuestas desde el exterior, en ese caso las convulsiones políticas y civiles que barrieron Albania en los años noventa.

En este sentido, podemos decir que el tema fuerte de Paci será la memoria individual de la Historia, es decir, los grandes acontecimientos vividos por los individuos, y su conversión en memoria colectiva. Pensemos, por ejemplo, en Centro di permanenza temporanea (2007), que pone en el punto de mira, de forma a la vez antiheroica y monumental, los fenómenos migratorios que caracterizan nuestra época y que nos implican directa o indirectamente. Grabar y escuchar todos estos acontecimientos se convierte entonces en un verdadero gesto creativo para el artista, en la composición de un mosaico de recorridos existenciales que, trasladados al arte por el individuo, adquieren toda la carga de hechos universales capaces de unir a los hombres de distintas latitudes. Los temas de la globalización, la pérdida y la movilidad también forman parte de este discurso. Un repertorio, como se ve, absolutamente en sintonía con los tiempos que corren. No en vano, las obras de Paci han recorrido algunas de las instituciones museísticas más importantes (desde el MoMA PS1 de Nueva York hasta el Jeu de Paume de París, pasando por el MAXXI de Roma) y se han expuesto en grandes eventos internacionales (la Bienal de Arte de Venecia de 1999 y 2005, la Bienal de Sídney de 2006, la Cuadrienal de Roma de 2008, la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2014).



Adrian Paci, Temporary Residence Centre (2007; vídeo monocanal, color, sonido, duración 5'30)
Adrian Paci, Temporary Residence Centre (2007; vídeo monocanal, color, sonido, duración 5’30)


Adrian Paci, Temporary Residence Centre (2007; vídeo monocanal, color, sonido, duración 5'30)
Adrian Paci, Centro di permanenza temporanea (2007; vídeo monocanal, color, sonido, duración 5 min. 30 seg.)


Adrian Paci, Albanian Stories (1997; vídeo monocanal, proyección o monitor, color, sonido, duración 7'08)
Adrian Paci, Albanian Stories (1997; vídeo monocanal, proyección o monitor, color, sonido, duración 7 min. 08 seg.)


Montaje de la exposición Prova que se celebrará en 2020 en la Galería Peter Kilchmann de Zúrich
Instalación para la exposición Prova celebrada en 2020 en la Galería Peter Kilchmann de Zúrich

Una de las últimas exposiciones individuales del artista, Prova, se celebró en la Galería Peter Kilchmann de Zúrich en 2020. El título de la exposición es el mismo que el de una obra de vídeo reciente en la que, con el telón de fondo de una atmósfera suspendida y nocturna, se funden arquitectura, cuerpos, espacios, rostros y voces. Trial (2019) tiene como protagonistas a cinco hombres que se acercan a unos micrófonos para pronunciar y repetir la palabra ’trial’. Quizá una referencia al ámbito del teatro y la performance, confirmada por el majestuoso telón de fondo de hormigón del vídeo. El gesto filmado también parece constituir una especie de verificación y tímida afirmación de la existencia por parte de estos hombres, ya protagonistas, por otra parte, de Turn On (2004). La escena también vuelve a proponer muchos elementos característicos del arte de Paci, que durante años se ha desarrollado constantemente en torno a los motivos recurrentes antes mencionados y a un universo estético claramente reconocible.

Siempre presente, declinada en los diferentes medios empleados por la artista, está la figura humana, acariciada e investigada como si la experiencia estuviera impresa en la piel y fuera deducible mediante un análisis minucioso. Esta atención es puesta de manifiesto por el propio artista, que recuerda el interés anatómico como elemento fundador del realismo socialista y, por tanto, de su formación como pintor. Otro aspecto característico de la obra de Paci es el componente espacial, la monumentalidad y el aspecto plástico que impregnan tanto los escenarios como los personajes, a menudo situados en grandes entornos abiertos y despersonalizados, funcionales a la narración.

Desde los primeros experimentos videográficos, mientras que con el paso del tiempo el uso del medio se refina, alcanzando el nivel de las más complejas producciones cinematográficas (sin que ello represente, sin embargo, un aspecto altamente significativo para el artista, que nunca busca la complacencia estilística como fin en sí mismo en sus obras), lo que Paci narra es la condición humana universal, hecha de innumerables historias individuales. Una obra en la que emerge claramente esta propensión es Rasha (2017). La trágica historia de una refugiada siria, Rasha, es aquí representada por el rostro, los movimientos, las miradas y las expresiones de la mujer, enmarcada por Paci mientras solo su voz corre de fondo.

Adrian Paci, Rasha (2017; vídeo monocanal, color, sonido, duración 20'56)
Adrian Paci, Rasha (2017; vídeo monocanal, color, sonido, duración 20 min. 56 seg.)


Adrian Paci, Sus propias manos (2015, instalación en el MAXXI de Roma).
Adrian Paci, Sus propias manos (2015, instalación en el MAXXI de Roma)

En Sue proprio mani (2015), Paci se centra en la palabra escrita: en la obra coproducida con el director Roland Sejko, se recuperan cientos de cartas que nunca llegaron a su destino. Quienes las escribieron durante la Segunda Guerra Mundial, entre 1944 y 1945, eran ciudadanos italianos atrapados en las convulsiones de Albania que llevarían a la instauración del régimen de Enver Hoxha. Como en Ensayo, una arquitectura imponente, desornamentada y abandonada acoge a unos cuantos personajes en un ambiente nocturno. En la puesta en escena, que cuenta con cinco pantallas diferentes, sus voces se elevan, se vuelven intensas, envuelven y dominan al espectador, para luego volver a un ritmo más suave. A través del gesto artístico, las historias custodiadas, pero también aprisionadas durante más de medio siglo por el papel, se liberan, como en un ritual, y encuentran por fin destinatarios y una nueva dimensión propia, de íntima y privada a universal y compartida.

La esfera del ritual también es muy apreciada por Paci. Se encuentra en algunas obras como Vajtojca (2002), en la que, habiendo llegado a una sacerdotisa profesional, el artista se pone sus mejores galas y se tumba en una cama dispuesto a que la mujer realice el rito de paso de la vida a la muerte, para luego levantarse y comenzar una nueva existencia. O en Los guardianes (2015), que invoca de nuevo el tema de la muerte. Aquí, el protagonista es una multitud de niños que juegan en un cementerio, cuidan de las tumbas, se afanan en limpiar las enormes lápidas de piedra. En un solo gesto, conmovedor y a la vez lúdico, se vislumbra el flujo de la historia que, de una generación a otra, procede a través del uso de formas rituales.

La frontera entre la vida y la muerte, exorcizada y tiernamente lamida en estas dos obras de vídeo, se tiñe de reflexiones políticas en Interregnum (2017). La obra, expuesta en 2020 en el Centro Pecci de Prato en diálogo con la muestra El planeta desaparecido, dedicada a la investigación artística en las antiguas repúblicas soviéticas, abre una ventana a los funerales de Estado de varios dictadores comunistas de distintas épocas. Paci, que recupera material de los archivos albaneses y de las retransmisiones televisivas, capta en estos momentos de tránsito una verdadera “coreografía del duelo”, como él mismo la define, yuxtaponiendo rostros y expresiones individuales con la compacidad de los cuerpos impuesta por el ceremonial a la comunidad.

Adrian Paci, Vajtojca (2002; vídeo monocanal, color, sonido, duración 8 min. 51 seg.)
Adrian Paci, Vajtojca (2002; vídeo monocanal, color, sonido, duración 8 min. 51 seg.)


Adrian Paci, Los guardianes (2015; proyección de vídeo hd en Blue Ray, color, sonido, duración 6'22)
Adrian Paci, Los guardianes (2015; proyección de vídeo hd en Blue Ray, color, sonido, duración 6’22)


Adrian Paci, Interregnum (2017; vídeo monocanal, color, sonido, duración 17'28)
Adrian Paci, Interregnum (2017; vídeo monocanal, color, sonido, duración 17’28)


Adrian Paci, El encuentro (2011; proyección de vídeo hd en Blue Ray, color, sonido, duración 22')
Adrian Paci, The Encounter (2011; proyección de vídeo hd en Blue Ray, color, sonido, duración 22’)


Adrian Paci, Home to go (2001; 9 fotografías en color, 103 x 103 cm cada una)
Adrian Paci, Home to go (2001; 9 fotografías en color, 103 x 103 cm cada una)

Laidea de comunidad también está presente, en un contexto completamente diferente, en la performance The Encounter (2011). Escenográficamente rodada desde arriba, en el espacio urbano de Scicli, Sicilia, la acción ve al artista oficiando en el atrio de la iglesia barroca local, celebrando el gesto cotidiano del apretón de manos, saludando a cientos de personas que acuden ordenadamente al encuentro del artista en esta ceremonia laica.

Pero quizá la más icónica de las obras de Paci sea Home to go (2001). Se trata de un molde del cuerpo del artista, detenido en la acción de cargar, sujeto a la espalda con cuerdas, un tejado de ladrillo volcado. Paci pone en escena una condición, propia del hombre y del mundo globalizado, con una casa a la vez portátil y pesada, dando voz a multitud de experiencias contemporáneas. Y este es quizás el valor del trabajo de Paci que, a través de los protagonistas de sus obras, pone el arte al servicio de nuestras Vidas en Tránsito, por retomar el título de una de sus exposiciones (PAC Padiglione d’Arte Contemporanea, Milán, 2013). En este sentido, su arte no solo se enfrenta a las cuestiones más debatidas de nuestro tiempo (la identidad, la migración, la relación entre realidad y ficción, el entrecruzamiento de la historia y los relatos), sino que también ofrece respuestas claras sobre el papel del arte contemporáneo: cuestionar nuestro presente, encontrar algunas respuestas y dejar muchas otras abiertas, en manos del observador.


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