Una solución probablemente drástica, pero también inevitable, para conseguir fondos para la restauración de las iglesias de Venecia: como los recursos son escasos, el Patriarcado de la capital veneciana ha dado el OK para colocar grandes vallas publicitarias en las iglesias de la ciudad. Hay al menos cincuenta lugares de culto que necesitan obras, algunas de ellas urgentes por daños como desprendimientos y pequeños hundimientos. También están afectadas algunas de las iglesias más visitadas de Venecia, como San Moisè, situada en el eje San Marco-Accademia, en una de las calles más frecuentadas por los turistas (tiene problemas en la fachada) o San Geremia, que ha sufrido el desprendimiento de partes del techo, y San Salvador, cuya fachada también está sufriendo.
El 7 de marzo, Don Gianmatteo Caputo, arquitecto y delegado patriarcal para los Bienes Culturales y Eclesiásticos, y Emanuela Carpani, superintendente de arqueología, bellas artes y paisaje de Venecia y la Laguna, ilustraron la propuesta de abrir las fachadas a patrocinadores privados: una estratagema necesaria para hacer frente a los gastos cada vez mayores.
El Patriarcado se encargará directamente de la gestión de las vallas publicitarias: la primera ya se ha instalado en la iglesia de San Bartolomeo, que ya está en obras. En resumen, una idea que disgustará a muchos, pero que el Patriarcado considera indispensable para recaudar las sumas que se destinarán a las obras, entre otras cosas porque, a pesar de que muchas de las iglesias están situadas en los centros neurálgicos de la ciudad y son visitadas por miles de personas, no es posible encontrar patrocinadores. Y las sumas son importantes: sólo para las obras de los campanarios se necesitará un millón y medio de euros, según Caputo.
Para Venecia, sin embargo, esto no es nada nuevo: ya habían aparecido vallas publicitarias hace años en la fachada del Palacio Ducal, otras habían envuelto literalmente el Puente de los Suspiros, y de nuevo grandes paneles habían envuelto el Museo Correr y la maravillosa fachada de Ca’ Rezzonico. E incluso las iglesias se habían visto afectadas por la misma medida: en 2017 se había suscitado una gran polémica por la instalación de un maxipanel en la fachada de la iglesia de la Piedad, y lo mismo había ocurrido un año después en la iglesia de Scalzi (es decir, uno de los primeros edificios que ven quienes llegan a Venecia en tren). Nada nuevo, pues: pero las vallas publicitarias en las fachadas, de excepciones esporádicas, corren cada vez más el riesgo de convertirse en la norma.
En la foto: la valla publicitaria en la fachada de la iglesia Scalzi en 2018 (crédito Pagina Venezia sì ma non così)
Venecia, los anuncios llegan a las fachadas de las iglesias para recaudar fondos para las obras de restauración |
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