Venecia, con la excusa de Covid el Archivo del Estado está prácticamente prohibido


Los Archivos Estatales de Venecia, bajo la apariencia de Covid, son prácticamente inaccesibles: horarios de apertura reducidos, aforo muy limitado (capacidad máxima, 10 usuarios de 70) a pesar de los grandes espacios, engorroso sistema de reservas. Y 360 estudiosos escriben ahora a Franceschini.

En Venecia, un grupo de hasta 360 estudiosos internacionales, procedentes de varias universidades importantes, denuncian la situación que se ha creado en el Archivo Estatalde Venecia, donde el acceso sigue estando severamente restringido con la excusa del Covid, a pesar de que los espacios del instituto son inmensos y, por tanto, no existen problemas particulares relacionados con posibles contagios, máxime en un momento en el que, debido a la estacionalidad y a las vacunas, la epidemia de Covid está remitiendo.

“El Archivo Estatal de Venecia”, explica uno de los promotores de la carta escrita al Ministro de Cultura , Dario Franceschini, y refrendada por los 360 estudiosos antes mencionados, “se niega a facilitar la posibilidad de que los estudiosos realicen su trabajo”. A pesar de estar ubicado en un refectorio monumental (el refectorio Frari) y de estar equipado con mesas que permitirían la presencia de dos personas al mismo tiempo en cumplimiento de la normativa anti-Covid-19, la actual dirección persiste en mantener una política de admisiones como si estuviéramos en medio de una pandemia: sólo 10 usuarios de 70". Y todo ello a pesar de que el refectorio está dotado de grandes puertas abiertas al exterior, así como de amplias y numerosas ventanas para favorecer la recirculación del aire, que, como nos enseñan los expertos, es una de las mejores armas para combatir el coronavirus. Y de nuevo, en las mesas de consulta, incluso con dos becarios por mesa seguiría habiendo una distancia de al menos dos metros, dado el tamaño de las mesas, lo que permitiría el acceso a un total de 34 becarios en lugar de 10. También hay problemas con el horario: antes de Covid, la sala abría de lunes a viernes de 8.10 a 18.00 horas, ahora de 9.00 a 14.00 horas, con sólo una tarde además.



Pero también hay otros problemas, que los académicos también denuncian en su carta a Franceschini. Hasta el pasado 31 de mayo, se impidió el acceso a todos los instrumentos de consulta de estantería abierta, como a algunos archivos muy valiosos que no han sido reproducidos, “lo que”, señala la carta enviada al ministro, “se ha traducido en la imposibilidad efectiva de garantizar el avance de la investigación y la consulta de series archivísticas de gran importancia para la investigación, situación que persiste desde hace más de un año”. Los académicos también señalan con el dedo el engorroso sistema de reservas, que funciona exclusivamente por correo electrónico, a diferencia del elegido por otras instituciones de la ciudad (Biblioteca Nazionale Marciana o Biblioteca Querini Stampalia): “esto crea”, reza la carta, “no pocos inconvenientes a los usuarios que no conocen los turnos disponibles ni su posición en la lista de espera. Por lo tanto, no es posible comprender qué métodos se han adoptado y se siguen adoptando en la asignación de las pocas plazas disponibles, lo que no facilita la percepción del principio de transparencia en el que debería inspirarse una Oficina de la Administración Pública”. Las reservas, además, sólo se admiten a partir del día 15 de cada mes para turnos a obtener con tres meses de diferencia (por ejemplo, se reserva en junio para obtener plaza en septiembre, y precisamente la reserva de septiembre, dicen los estudiosos, se agotó en el espacio de una noche, de 00:01 a 7:33 de la mañana del 15 de junio, y eso para un mes tradicionalmente de gran afluencia de becarios extranjeros, que esta vez serán aún más porque llevan un año esperando para poder acceder al Archivo).

Otros problemas señalados por los becarios son la falta de prioridad que se da en la reserva de plazas a los becarios, y en particular a los investigadores, doctorandos y tesistas que tienen que avanzar en sus investigaciones en un plazo muy ajustado. Además, los académicos se quejan de que se haya suspendido (“sin ninguna razón plausible”) el servicio que permitía excepciones en el número de piezas de archivo accesibles diariamente. Por último, no se han reactivado los acuerdos, suspendidos a causa de Covid, que permitían a los Archivos recurrir a voluntarios y becarios.

Todo ello, explica uno de los promotores, “a pesar de que tanto la Biblioteca Nazionale Marciana como la Biblioteca de la Fundación Querini Stampalia de la ciudad han mostrado una mayor apertura hacia los usuarios en las últimas semanas”. Venecia reabre sus puertas a turistas, camareros y (como es sabido) cruceros, pero no se permite a los estudiosos frecuentar los Archivos con un poco más de intensidad/flexibilidad. La situación también es conocida por el ministro Franceschini. El Archivo veneciano, que es uno de los más importantes del mundo, da a conocer nuestro país en el extranjero por la variedad de la asistencia internacional. Los doctorados, las becas y los proyectos de investigación no se prorrogan y esta situación se arrastra desde hace más de un año y medio".

Una situación lamentable, pues. “Las dificultades que esperamos haber ilustrado”, concluyen los académicos en su carta, “están teniendo un impacto muy fuerte en la cadena de la investigación y, en particular, en el papel de la investigación archivística en la producción científica (tesis, publicaciones, proyectos de investigación nacionales e internacionales, financiación de ediciones y publicaciones... ) con consecuencias devastadoras para los investigadores a título individual, pero también, creemos poder decirlo, para la imagen del Instituto, que presume de un prestigio y una apertura internacionales ahora seriamente amenazados”.

En la foto, la sala de estudio del refectorio Frari. Foto Archivo Estatal de Venecia

Venecia, con la excusa de Covid el Archivo del Estado está prácticamente prohibido
Venecia, con la excusa de Covid el Archivo del Estado está prácticamente prohibido


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