Estos días está ganando terreno en Twitter el hashtag #arteascuola (arte en la escuela): quienes participan, crean pensamientos (algo así como lo que se hacía en primaria) en apoyo de la enseñanza del arte en la escuela. Una práctica, la de los tuits con causa (si se me permite parafrasear una terminología de moda en el mundo del marketing), que se extiende por su facilidad (a cualquiera se le ocurre un pensamiento de 140 caracteres) y su capacidad de implicación. Nosotros también hemos participado, haciendo algunos retweets, pero hoy queremos hacer una aportación más sustancial para poner en conocimiento de quienes luchan por la ampliación de las horas de historia del arte en la escuela (y, en determinadas instituciones, su reinstauración total) una historia que nos hace caer en la cuenta de lo importante que es el conocimiento de la historia del arte (y su enseñanza), por algunas razones de peso que tendremos ocasión de comentar.
Ilaria y yo fuimos de compras el sábado (hace dos días) a La Spezia, una ciudad a la que vamos a menudo (somos de Carrara, por tanto a poco menos de 30 kilómetros): como siempre, dejamos el coche en el aparcamiento del polideportivo y cogimos el autobús lanzadera que nos lleva al centro histórico (el tráfico de La Spezia es uno de los más caóticos e indisciplinados de Italia, a lo que hay que añadir la constante dificultad para encontrar aparcamiento cerca de donde queremos ir). Para llegar al final de la Via del Prione, la calle principal del centro de La Spezia, el transbordador tiene que cruzar la Piazza Verdi: esta plaza lleva meses siendo el centro de una lucha entre la administración municipal, por un lado, y gran parte de los ciudadanos, por otro. ¿El motivo? El 4 de febrero de 2010, un equipo dirigido por el arquitecto Giannantonio Vannetti y el pintor y escultor francés Daniel Buren ganó un concurso convocado por la administración municipal de La Spezia para la “reurbanización” de la Piazza Verdi1.
El proyecto preveía la más completa distorsión de la plaza, interesante ejemplo del urbanismo racionalista del siglo XX, rodeada de edificios que ofrecían muestras del estilo Art Nouveau que se había extendido por toda Italia en las primeras décadas del siglo XX. La plaza adquirió el aspecto que podemos ver hoy en los años treinta, con la construcción, en 1933, del Palazzo delle Poste, y con la instalación, en 1938, de los pinos que se alzan en el centro de la plaza2. Resumiendo brevemente, el proyecto Vannetti-Buren preveía la instalación de una serie de arcos de hormigón armado de colores equipados con aspersores (el hecho de que la plaza pudiera parecer un lavadero de coches puede pasarse por alto, ya que el gusto estético es subjetivo), una pila llena de agua, el estrechamiento de la zona destinada al tráfico (no se trataría, por tanto, de una peatonalización completa) y una bajada del nivel de la propia plaza frente al Palazzo delle Poste: el desnivel se salvaría con una serie de escalones. A continuación presentamos algunas imágenes que documentan el aspecto que tendría la plaza unos años después de su finalización, el aspecto actual y el que tendrá si se lleva a cabo el proyecto Vannetti-Buren.
El pasado sábado 25 de enero, varios ciudadanos del comité contra el proyecto Vannetti-Buren estuvieron presentes en Corso Cavour, repartiendo a los transeúntes octavillas con un resumen del asunto. Dado que el resumen contenido en el volante nos ayuda a hacernos una idea general de cuál fue el tenor del enfrentamiento entre la administración municipal y la ciudadanía (y cuáles fueron las razones de esta última), lo reproducimos íntegramente:
"Cuando se interviene sobre un espacio que forma parte de la historia de la ciudad es de la identidad de toda una comunidad, hay que iniciar una amplia consulta y con el tiempo necesario para que todas las opiniones sean tenidas en cuenta. Esta consulta sobre la Piazza Verdi nunca ha tenido lugar.
Todo el proyecto costará unos 3 millones de euros, de los cuales sólo dos tercios serán financiados por la Comunidad Europea. Un millón de euros más los elevadísimos costes de mantenimiento correrán a cargo del municipio y, por tanto, de los ciudadanos. Además, para obtener la financiación, la Piazza Verdi se presentó como una “zona degradada”: para nosotros, la degradación existe en La Spezia, ¡pero desde luego no en la Piazza Verdi!
La plaza en su conjunto está sujeta a limitaciones histórico-arquitectónicas y los pinos, al tener más de 70 años, como demuestran documentos históricos fácilmente localizables pero que misteriosamente han escapado a la atención de los gestores municipales, no pueden talarse.
En el proyecto Vannetti-Buren, la plaza no será una verdadera plaza ya que no será peatonal, sólo será un ensanche que podrán atravesar por ambos lados autobuses, taxis y vehículos autorizados.
La obra actualmente abierta en la Piazza Verdi no está en regla ya que la autorización de la Superintendencia del pasado mes de noviembre fue suspendida por la Dirección Regional de Patrimonio Cultural el 17 de junio de 2013
’Es vergonzoso que los alcaldes de muchas ciudades hermosas rueguen a los archiveros que vengan a destruir el patrimonio de sus centros históricos. Y lo hacen con orgullo... la gente se da cuenta de la espantosa monstruosidad de ciertos edificios, ciertos puentes, ciertas estatuas, pero su protesta cuenta poco. No hay ningún atractivo democrático en las “obras maestras de la arquitectura” de la supuesta élite" Nikos A. Salingaros"
La administración municipal no sólo ha desoído la opinión de la superintendencia, que era claramente contraria al proyecto3 (igual de contrario fue el ministro Massimo Bray, que suspendió las obras4). No sólo ha presentado la zona de la Piazza Verdi como degradada (cuando en realidad no lo está en absoluto, o si hay alguna degradación, es de mantenimiento) e intenta justificar el proyecto como algo que sirve "para devolver la dignidad a la plaza de un espacio de uso público a un lugar que hasta hoy ha estado privado de todo esto"5 cuando está muy claro que la plaza ya tiene su propia dignidad histórica y cuando es evidente que el propio proyecto Vannetti-Buren no garantizará la completa peatonalización y, por tanto, el completo uso de la plaza por parte del público. No sólo agita el coco de la pérdida de financiación europea para la ciudad si no se ejecuta el proyecto, cuando es evidente que para no perder la financiación europea del plan POR-FESR 2008-2013 bastaría con modificar el proyecto, haciéndolo más sostenible, o incluso mejor destinar los 3 millones de euros del proyecto de la Piazza Verdi a zonas de La Spezia realmente degradadas (y las hay). No sólo está a favor de un proyecto que talaría pinos casi octogenarios (y por tanto sujetos a limitaciones), sino que para ello haría pasar los pinos por plantados en 19556 (y los documentos de 1937 fueron encontrados por ciudadanos que se improvisaron investigadores sólo por amor a su ciudad). A todo esto hay que añadir algo mucho más grave, y es que la administración municipal no ha escuchado en absoluto a los ciudadanos, la mayoría de los cuales son también ciudadanos que eligieron a esa misma administración.
Es en estas cuestiones donde confluyen la importancia de laenseñanza del arte en la escuela y la participación activa en la vida de una comunidad. El asunto de La Spezia, que, por otra parte, continúa también en estos días, ya que el Ayuntamiento de La Spezia ha recurrido ante el TAR (Tribunal Administrativo Regional) para obtener la anulación de los actos del Ministro y del Superintendente, y hace unos días la noticia de que Italia Nostra se opuso al recurso ante el TAR7, nos muestra de manera inequívoca e incontrovertible que una ciudadanía que se preocupa por la historia del arte la conoce y respeta, y está animada por un fuerte apego a su propia ciudad, su historia y su identidad, puede librar batallas contra quienes pisotean la historia y proponen intervenciones completamente inútiles, que lastrarían en gran medida la economía de la ciudad, no sólo en la fase de diseño, sino también en la de mantenimiento. Y no se trata necesariamente de batallas perdidas: la actuación del Ministro Bray y el decreto más reciente de la Dirección Regional del Patrimonio Cultural y Paisajístico de Liguria (que sancionó el interés histórico de los pinos de la Piazza Verdi8) demuestran que también se pueden ganar batallas. Pero para ello es necesario educarse en el respeto y la participación: dos conceptos que tienen muy presentes quienes estudian con pasión la historia del arte. Por eso es importante el arte en laescuela: porque forma ciudadanos, y sólo a través de la educación se pueden evitar imposiciones no sólo antidemocráticas (y, en general, contrarias a cualquier sistema de gobierno que contemple la participación ciudadana), no sólo inútiles, sino perjudiciales para la comunidad (dado su desembolso económico).El arte en la escuela sirve, por tanto, también para evitar que ganen batallas quienes no se preocupan por nuestro patrimonio ni por la historia de nuestras ciudades.
Por último, quienes deseen ayudar a La Spezia y a sus ciudadanos en su respeto por la historia, los derechos, los ciudadanos y las normas de protección, pueden firmar la petición lanzada por el Comité para la Defensa de Piazza Verdi, Italia Nostra y Legambiente, disponible haciendo clic en este enlace.
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