Después del mundialmente famoso Ecce homo de Borja, el fresco del siglo XIX que se convirtió en una celebridad tras su desastrosa restauración por Cecilia Giménez, una ágil feligresa y pintora aficionada que ha creado (sin querer) una especie de icono mundial, otra atroz restauración tiene lugar en España, pero esta vez en Asturias, en el santuario de El Rañadoiro, un pueblo de la sierra del mismo nombre, entre las localidades de Salas y Tineo. Los protagonistas, esta vez, eran un grupo de madera del siglo XV que representaba a la Virgen con el Niño y Santa Ana, una estatua de San Pedro (que también conservaba sus colores originales), y otras esculturas de menor tamaño, y el guión fue el mismo que en elEcce homo: una señora del lugar, pintora aficionada, se ofreció a restaurar la obra a su manera, y el párroco le dio permiso. Y así, María Luisa Menéndez, con el beneplácito del párroco Arturo García (que, como informa el diario local El Comercio, había sido suspendido indefinidamente en 2011 por presentarse como candidato a unas elecciones) tomó pinturas muy fuertes (probablemente pinturas comunes, de las que se usan para pintar las paredes de las casas) y las aplicó a las esculturas, terminando por embadurnarlas fuertemente: ahora parecen juguetes de plástico.
El conjunto había sido objeto de una reciente restauración en 2003, gracias a una subvención del Gobierno del Principado de Asturias. Ahora, el restaurador Luis Suárez Saro, responsable de aquella intervención, exige “que los que hicieron y permitieron esto asuman responsabilidades”. Ahora habrá que comprobar si los daños son reversibles o no, y si se han eliminado los colores originales para aplicar otros nuevos. Porque en este caso sería un desastre de proporciones aún mayores". El consejero de Educación del Principado, Genaro Alonso, pidió que se investigue el caso y subrayó que esta intervención es “una venganza, más que una restauración”. El objetivo de la investigación será averiguar cómo se desarrollaron los hechos, en particular si, como se dice, fue el párroco quien dio el visto bueno a la intervención: en España, las restauraciones deben ser autorizadas por la Dirección General de Patrimonio, encargada de proteger y conservar el patrimonio cultural.
El Comercio recoge también las palabras de María Luisa Menéndez (tendera de profesión), que se escudó así: “No soy pintora profesional, pero siempre me ha gustado pintar y estas imágenes había que pintarlas. Así que las pinté como pude, con los colores que me parecieron bien y que gustaron a la gente’. Y añadió, en declaraciones a la periodista Azahara Villacorta: ”pregunta a la gente y verás".
En la foto, el grupo con la Virgen, el Niño y Santa Ana antes y después de la operación.
Tras el Ecce Homo de Borja, otra restauración atroz en España: un parroquiano arruina un grupo de madera del siglo XV |
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