Todos los problemas que el virus ha causado al patrimonio cultural. Esto es lo que se necesita según el Consejo Superior


Contratación permanente, moratoria de exposiciones, deducibilidad de gastos en cultura: esto es lo que necesita el sector según el Consiglio Superiore dei Beni Culturali.

El Ministerio de Patrimonio y Actividades Cultura e Turismo ha publicado el acta de la reunión del 27 de abril de 2020 del Consiglio Superiore dei Beni Culturali e Paesaggistici (Consejo Superior de Bienes Culturales y Paisajísticos), órgano consultivo técnico-científico del MiBACT, presidido actualmente por Marco D’Alberti e integrado por Sergio Ferdinandi, Guido Guerzoni, Donata Levi Nicola Martinelli, Nicoletta Morozzi, Giovanni Carlo Federico Villa, Giuliano Volpe, Giovanna Alberta Campitelli, Daniela Esposito, Daniele Malfitana, Tomaso Montanari, Alberto Petrucciani, Diana Marta Toccafondi, Claudio Varagnoli, Valentina Di Stefano, Enzo Feliciani, Matteo Scagliarini y Anna Bondini.

El Consejo, al expresar su gratitud al ministro, a sus oficinas, a los directores y a todo el personal, quiso señalar todos los problemas que el coronavirus Sars-Cov-2 ha causado al patrimonio cultural, y qué problemas surgirán en la difícil recuperación. El principal problema, dijo el Consejo, se refiere al personal. Empezando por el trabajo inteligente, que no podrá sustituir totalmente al presencial: “es difícilmente compatible”, dice el texto, “con muchas de las actividades de protección que realizan en el territorio las Superintendencias y con algunas actividades administrativas y técnico-informáticas; y es impracticable para las tareas del personal que desempeña sus funciones en contacto directo con los usuarios o el patrimonio cultural”. Sin embargo, será indispensable y útil cuando corresponda, pero habrá que rediscutir “las necesidades de implementación de sistemas informáticos y de mejora de equipos, así como de formación adecuada del personal para apoyar una organización renovada del trabajo y un desempeño profesional de alta calidad”.



Otras dificultades están relacionadas con la externalización, que se ha dejado sentir especialmente en bibliotecas, archivos y superintendencias, donde hay muchos trabajadores con cargos y colaboraciones. “El mecanismo de la externalización”, afirma el Consejo, “debe ser rediscutido; y hay que oponerse al uso del trabajo precario, temporal y ocasional, basado en mecanismos de mercado que no siempre protegen suficientemente a los trabajadores”. Los trabajadores externos (que tienen una edad media de 35-40 años) son los que corren más riesgos. Además, el Consejo informa de un déficit de unos 5.300 efectivos, a los que se añadirán otros 3.000/3.500 de aquí a finales del año que viene. Por tanto, será necesario un plan de contratación permanente, empezando por el personal técnico (historiadores del arte, arqueólogos, arquitectos, bibliotecarios, archiveros). Es hora de un New Deal“, afirma el Consejo, ”que salve el patrimonio cultural salvando también a las últimas generaciones de licenciados y doctores".

En el frente de la seguridad, especialmente con vistas a la reapertura de museos, bibliotecas y archivos el 18 de mayo, “se necesitan medidas urgentes para garantizar las guarniciones de precaución y protección en la anunciada fase de recuperación del país”. Según el Consejo, el MiBACT tendrá que especificar y completar “las directrices sobre las cadencias y los métodos para la provisión de guardias de seguridad adecuados antes de la reapertura de museos, grandes eventos expositivos (como la Bienal de Arquitectura de Venecia del próximo 28 de agosto) y otras instituciones, en lo que se refiere al menos a el suministro de mascarillas, guantes, desinfectantes, medidores de temperatura y pruebas para el personal; la evaluación del número máximo de personas presentes al mismo tiempo compatible con las medidas de distanciamiento; la implantación de itinerarios adecuadamente señalizados dentro de cada instituto que permitan un único sentido de los flujos, manteniendo separadas la entrada y la salida; prescripciones sobre el comportamiento de los visitantes que esperan fuera de laentrada y en el interior de las distintas instalaciones; la adopción de sistemas de reserva y gestión de colas y esperas que tengan en cuenta las condiciones anteriores; los tiempos, métodos y frecuencia de higienización ambiental, teniendo en cuenta también la especificidad de los materiales y obras de arte conservados en los museos, según protocolos preestablecidos”.

Las medidas de seguridad deben modularse en función del diferente tamaño, naturaleza y número de museos, teatros y otros recintos culturales, y debe proporcionarse un apoyo financiero centralizado a aquellos que no dispongan de equipamiento propio o suficiente. Además, el MiBACT no sólo tendrá que ocuparse de los museos estatales, sino que también deberá apoyar y coordinar los más de 4.000 museos cívicos, diocesanos o privados que existen en Italia. En la reapertura habrá que dar prioridad a los parques arqueológicos, los jardines y las villas históricas (porque al estar al aire libre tienen menos problemas de distanciamiento), para continuar con los grandes museos y, por último, los pequeños o de interés local, “que a menudo tienen un público de proximidad y constituyen verdaderas guarniciones culturales del territorio”. Debe prestarse especial atención a los trabajadores empleados en los yacimientos arqueológicos: el Consejo espera que las Direcciones Generales elaboren directrices precisas que deberán aplicarse para proteger la salud de todos los operarios.

A continuación, el Consejo ha debatido las perspectivas de recuperación. En lo que respecta a los museos, será gradual y se necesitará tiempo para volver a un número sustancial de visitantes, también porque todos los institutos se han visto duramente afectados. El Consejo hizo hincapié en el sufrimiento particular del Museo Egipcio de Turín: “el director”, según consta en el acta de la reunión, “ha subrayado en repetidas ocasiones la gravísima situación del personal, mientras que los miembros de la fundación que gestiona la estructura son incapaces de proporcionar un apoyo financiero adecuado. Se trata de una cuestión que, junto con muchas otras, no puede pasarse por alto en absoluto”. Durante la fase de auge, será necesario reforzar y apoyar las actividades de investigación: “se ha puesto de manifiesto -sobre todo en esta fase crítica- que aunque existen experiencias meritorias de intensificación de la investigación, no todos nuestros museos e institutos, a diferencia de los grandes museos del mundo, consiguen producir contenidos culturales de alto nivel”. La reflexión se dirige sobre todo a las actividades en línea, no siempre adecuadas, y a menudo inadecuadas: por lo tanto, además de la contratación, será necesario reforzar las sinergias con las universidades, activar también las colaboraciones interdisciplinarias.

A continuación, se insiste en el papel de la relación entre los museos y las escuelas de todos los niveles: “la escuela”, afirma el texto, “debe ser el primer destinatario e interlocutor de cualquier política patrimonial, que es el gran gimnasio de la educación cívica de los italianos”. En esta fase sería necesario organizar visitas programadas y frecuentes a los museos por parte de los alumnos de todas las escuelas“. El consejo propone también utilizar ”grandes salas de museos“ como aulas en espera de la reapertura de los institutos como ”lugares más protegidos“, que se dedicarían durante ”uno o dos días a la semana a las escuelas".

El Consejo también considera útil una "moratoria sobre las exposiciones“ que, según el texto, ”en la época de la pandemia se encuentran en cualquier caso entre los acontecimientos más amenazados: los recursos económicos e intelectuales deben concentrarse en el patrimonio permanente. Sólo podrían organizarse algunas exposiciones capaces de producir conocimientos científicos y de dirigirse a todos“. El Consejo sugiere también evaluar ”la posibilidad de garantizar el acceso gratuito (o reducido) a los museos no sólo a los escolares, sino a todos los visitantes hasta el final del estado de emergencia“. Además, ”debería prestarse la debida atención al patrimonio difuso, a las zonas del interior, a las pequeñas realidades".

En cuanto a las bibliotecas y los archivos, el cierre, según el Consejo, “ha provocado la interrupción total de todas las actividades de investigación que requieren el acceso a libros y documentos, con la consiguiente imposibilidad para muchos de concluir a tiempo los trabajos en curso, las tesis doctorales y las tesinas de licenciatura”, todo ello “agravado por el cierre simultáneo (un caso único en la historia) de todos los institutos, de cualquier tipo, tamaño y adscripción administrativa, tanto italianos como extranjeros”. Por lo tanto, será necesario reanudar todas las actividades lo antes posible, con las medidas de seguridad necesarias, más fáciles para los archivos dado el acceso más limitado. A medio y largo plazo, afirma el Consejo, será oportuno llevar a cabo “una intervención puntual y orgánica para la descripción informatizada y la digitalización del patrimonio conservado y protegido: se trata de intervenir, con una financiación específica adecuada, articulada también según un plan de actividades plurianual, para promover una amplia campaña de censo y digitalización de los bienes archivísticos y bibliotecarios presentes tanto en los Institutos como en el territorio, con el fin de alimentar un repositorio de conocimiento e información que se ponga a disposición de la investigación”.

En cuanto al paisaje, el territorio y el turismo, “debe privilegiarse y apoyarse el disfrute colectivo de los lugares al aire libre y de los bellos paisajes, con el control científico y cultural de los centros museísticos y con la cooperación de las autoridades locales encargadas de la gestión de los contextos territoriales individuales”. El Consejo insiste en la necesidad de valorizar el territorio y fomentar un turismo sostenible: los italianos tendrán que “redescubrir los espacios, los bienes, las áreas naturales, históricas y arqueológicas de su territorio”, lo que podría favorecer “un turismo local que a menudo se descuida al ser sustituido por viajes y experiencias en el extranjero”.

Finalmente, la última medida recomendada es laampliación del Bono Arte: se valorará “la inclusión entre las donaciones con ventajas fiscales también de las destinadas a apoyar intervenciones en bienes culturales de titularidad privada, siempre que se garantice su uso colectivo, así como las realizadas para apoyar a institutos culturales privados sin ánimo de lucro”. También hay que tener en cuenta el cambio en el ámbito de las desgravaciones fiscales, introduciendo la deducibilidad de los gastos destinados a la cultura (libros, museos, conciertos, teatros, etc.) de forma análoga a los gastos médicos.

Imagen: Venecia, Gallerie dell’Accademia. Foto Crédito Ventanas al Arte

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