Singular acción de concienciación sobre la lectura: los traductores regalan libros a los políticos


Strade, sección de traductores de la editorial Slc-Cgil, pide a Mattarella un fondo nacional y entrega a los políticos 70 libros con dedicatorias personalizadas.

Strade, la sección de traductoras editoriales de Slc-Cgil, lanza un llamamiento al Presidente de la República, Sergio Mattarella, y a las instituciones para que creen un fondo nacional de apoyo a las actividades y la formación de las traductoras editoriales. “La emergencia sanitaria afecta a una categoría ya en riesgo de supervivencia”, declara Strade. “Agradecemos a las instituciones su apoyo en el contexto del decreto Rilancio, pero ahora la perspectiva debe convertirse en estructural y equiparar la experiencia italiana a la europea”.

Entre los firmantes del llamamiento figuran premios Nobel y Pulitzer, autores superventas de todo el mundo y de Italia. Entre los grandes nombres de la cultura italiana: Gianrico Carofiglio, Ernesto Ferrero, Vera Gheno, Loredana Lipperini, Vito Mancuso, Dacia Maraini, Michela Marzano, Gian Piero Piretto, Bianca Pitzorno, Roberto Piumini, Alessandra Sarchi, Igiaba Scego, Luca Serianni, Giorgio Vasta; entre los de la cultura mundial: Emma Adbåge, Noam Chomsky, John Maxwell Coetzee, Jared Diamond, Jonathan Franzen, Rose Lagercrantz, Valeria Luiselli, Guadalupe Nettel, Eshkol Nevo, Tim Parks, Daniel Pennac, Judith Schalansky, Olga Tokarczuk. Aquí está la lista completa de firmantes y la carta abierta.



El documento se entregó en el Senado el 15 de diciembre (en la Cámara el 16) con un paquete que contenía más de setenta libros, uno para cada político. No se trata de un regalo de Navidad, sino de un gesto simbólico de sensibilización política: “Nuestra profesión está en peligro”, prosigue Strade. Sin embargo, sin la traducción editorial se perderían numerosas obras fundamentales no sólo para la cultura, sino para toda la sociedad, y nuestra Italia sería culturalmente más pobre“. Según la premio Nobel Olga Tokarczuk, leer a extranjeros es una vacuna contra las visiones del mundo preconstituidas e instrumentales”.

Entre los volúmenes seleccionados y entregados, La muerte de Jesús de John Maxwell Coetzee a Sergio Mattarella, Los vagabundos de Olga Tokarczuk a Giuseppe Conte, Kafka en la playa de Murakami Haruki a Dario Franceschini, Io non mi chiamo Miriam de Majgull Axelsson a Liliana Segre, Si diverte tanto a tradurre? de Elio Vittorini a Debora Serracchiani, La storia delle api de Maja Lunde a Nicola Fratoianni, L’alba è un massacro signor Krak de Thomas Tsalapatis a Matteo Orfini, L’invenzione delle nuvole de Florian Illie a Vittorio Sgarbi. Todos los libros fueron cedidos amablemente por la librería independiente L’Altracittà de Roma.

Una profesión en peligro de desaparición en Italia, incluso antes de la crisis sanitaria: los traductores editoriales cobran de hecho a destajo, con salarios que figuran entre los más bajos de Europa, con ingresos llamados “de parche” y en condiciones precarias. Aunque a todos los efectos son autores en virtud de la LDA 633/41, los traductores editoriales no tienen estatuto profesional ni perciben derechos de autor. “No somos simples trabajadores atípicos, sino de hecho una categoría que hasta hace unos meses no existía a los ojos del Estado y, por tanto, totalmente desprovista de protección social y asistencial”, subraya Strade.

"El trabajo de los traductores editoriales es un bien público y un patrimonio colectivo indispensable para el intercambio entre culturas y la circulación de ideas, pero no sólo“, se lee. ”En efecto, nuestra categoría representa un recurso importante para el volumen de negocios de la industria editorial y es crucial para el crecimiento cultural y económico del país. La creación de un fondo nacional es una medida orgánica necesaria para evitar la progresiva extinción de los profesionales que traducen al italiano, en paralelo a las estrategias ya en marcha en favor de la literatura italiana en el extranjero. El modelo de referencia es el Deutscher Übersetzerfonds financiado conjuntamente por los Ministerios alemanes de Cultura y Asuntos Exteriores con la participación de fundaciones privadas y pagado directamente a los traductores".

“Nuestra profesión, ya de por sí mal pagada, carente de clasificación y de protección social y asistencial, tendrá que hacer frente a una crisis de larga duración con las principales ferias y eventos cancelados y más de 2.500 títulos traducidos menos a lo largo del año, según estimaciones de la AIE”, concluye Strade. "Hemos salido adelante como categoría por primera vez en la historia del país gracias a lacreación del fondo de emergencia para traductoras y traductores editoriales previsto en el decreto Rilancio, una subvención que representa, ante todo, un alivio económico necesario. Agradecemos al Ministro Franceschini y a la valiosa intermediación de los diputados Piccoli Nardelli y Fusacchia su apoyo y la manifestación de la clara voluntad política de hacer emerger la categoría de los traductores de la edición como trabajadores de pleno derecho. El deseo es continuar en esta dirección con la creación de un fondo nacional".

En este enlace el proyecto de Fondo Estructural para los Traductores Italianos.

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