Vittorio Sgarbi, ex subsecretario de Cultura, decide no ens añarse con el ex ministro Gennaro Sangiuliano, que fue su adversario en la época en que ambos recorrían los pasillos del Collegio Romano. Había mala sangre entre los dos, hasta el punto de que, en octubre de 2023, Sangiuliano llegó a decir que no quería a Sgarbi como subsecretario: “Me encuentro con sus problemas”, dijo el entonces jefe del Collegio Romano. Hoy, por primera vez desde el escándalo Boccia, Sgarbi habla del ex ministro en una entrevista con Alessandro Di Matteo para el diario La Stampa.
El primer comentario es sobre la dimisión: “Es una cosa melancólica, difícil de comentar”, dice Sgarbi. “Me produce mucha ternura, siento pena por él..... Hizo todo lo posible por divertirme firmando denuncias anónimas, pero no me complace en absoluto su caída. Se le pueden criticar muchas cosas, pero esto es una tontería. Más allá de sus méritos y capacidades, es una caída en la nada. Baste decir que si la hubiera nombrado, no habría pasado nada...”. Y no habría pasado nada porque, según Sgarbi, ’Mientras tanto, el nombramiento como consejera excede la dimensión de amante’. Y entonces no es que el hecho de que fuera su amante impida el nombramiento... El hecho es que no habría habido la polémica alimentada por ella’. Según Sgarbi, Boccia tenía el perfil para ese papel, aunque la declaración está salpicada de una diatriba hacia su antiguo rival: ’Un perfil de gran capacidad operativa, no inferior a otros que había contratado como asesores’. No es que los colaboradores que nombró a lo largo del tiempo fueran hombres de Estado".
El problema, según Sgarbi, fue por tanto la gestión del asunto por parte del ex ministro: la solicitud de confirmación del nombramiento por parte de Maria Rosaria Boccia pudo haber sido bloqueada por “algunas de las personas cercanas a él, incluida probablemente su esposa”, y según Sgarbi “este veto provocó una reacción de tal magnitud, cuyo alcance aún desconocemos”. Sin embargo, Sgarbi no cree en la idea de un director detrás del asunto: ’Tenías ese material como dos personas que tienen relaciones intercambian mensajes o lo que sea. No es que hubiera creado una línea de defensa preventiva. Eso sería diabólico’. Según Sgarbi, Boccia simplemente confiaba en Sangennaro, y cuando se enterara de que ya no sería nombrada, utilizaría ’lo que tenía’ en su propio beneficio.
Y en cuanto al nuevo ministro Alessandro Giuli, según Sgarbi lo único sensato que podría hacer es... ¡nombrar a Boccia! Y esto ’para evitar el error de Sangiuliano. Es desinteresado, no tiene otro motivo que el reconocimiento de las capacidades operativas demostradas por Boccia. Para evitar otros líos, otras cosas que podría construir, podría hacer un contraataque diciendo: Sangiuliano resbaló con Boccia, yo lo cojo y no resbalaré’. Mejor reconocer, según Sgarbi, ’que ha acertado en una obra maestra de la política’.
Sgarbi no se ensaña con su antiguo adversario Sangiuliano. "¿Boccia? Giuli debería nombrarla" |
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