Una estatua de pachamama, un pequeño ídolo votivo típico de los pueblos amazónicos (símbolo de la maternidad y la fertilidad), que había sido traída a Roma con ocasión del Sínodo para la Amazonia y expuesta en la iglesia de Santa María en Traspontina, fue robada durante la noche y luego arrojada al Tíber. Según los periódicos romanos, el gesto fue llevado a cabo por algunos activistas ultraconservadores, católicos fundamentalistas opuestos a la exposición de la estatua: el vídeo del gesto fue, de hecho, colgado en las redes sociales por un grupo ultracatólico (sin embargo, no hay reivindicaciones).
El sínodo para la Amazonia, convocado para “encontrar nuevos caminos para la evangelización de esa porción del pueblo de Dios, especialmente los indígenas, a menudo olvidados y sin perspectivas de un futuro sereno, también a causa de la crisis de la selva amazónica, un pulmón de importancia fundamental para nuestro planeta” (como declaró el Papa Francisco), comenzó el 6 de octubre y terminará el 27: El día 4, poco antes de la inauguración de la obra, la pachamama, traída al Vaticano por una delegación de habitantes amazónicos, fue expuesta también en los Jardines Vaticanos, en presencia del Papa Francisco. Junto a la pachamama, llegaron también otros productos artísticos amazónicos, expuestos también como signo de diálogo, según había explicado en los últimos días el periodista y ejecutivo Paolo Ruffini, actual prefecto del dicasterio vaticano para la comunicación. De hecho, la estatua ya había suscitado polémica por haber sido interpretada como un símbolo pagano y politeísta dentro de un templo cristiano. Ruffini lo había comentado a título personal, subrayando que la obra “representa la vida: sabemos que algunas cosas en la historia pueden tener muchas interpretaciones, incluso en las iglesias se pueden encontrar cosas del pasado. Ver símbolos del paganismo es ver el mal donde no lo hay”.
Obviamente, Ruffini condenó el asalto nocturno: ’nos enteramos de este gesto por las redes sociales’, comentó. “Sólo puedo decir que robar algo de un lugar, y además sagrado, es un truco, un gesto sin sentido que contradice el espíritu de diálogo que debería animar siempre a todos: un robo que se comenta a sí mismo”.
En la foto: la iglesia de Santa Maria in Traspontina. Foto Crédito
Roma, fundamentalistas católicos roban la estatua de la pachamama de Santa María in Traspontina y la arrojan al Tíber |
Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.