Una sentencia destinada a causar debate, la del Tribunal de Distrito de Múnich, que se pronunció sobre el caso que enfrentaba al pintor berlinés Götz Valien y a los administradores de la herencia de Martin Kippenberger (Dortmund, 1953 - Viena, 1997), uno de los más grandes y controvertidos artistas de la segunda mitad del siglo XX. Se trata de la serie de cuadros Paris Bar, dedicada al bar berlinés del mismo nombre, mítico lugar de encuentro de artistas a principios de los años noventa. En 1991, Kippenberger, excluido de una gran exposición de arte organizada en el Gropius Bau de Berlín, organizó una contraexposición convocando a artistas amigos suyos. Kippenberger encargó entonces a una empresa de publicidad, Werner Werbung, la realización de un cuadro basado en una foto de la exposición del Bar Paris. El cuadro representa, pues, el interior del bar con la exposición organizada por el artista alemán.
Una primera versión se terminó en 1992, la segunda en 1993 y la tercera en 2010, varios años después de la muerte de Kippenberger. Fue el propio Valien, que se ocupó físicamente de las pinturas, quien pide ahora que se le reconozca como coautor de las mismas junto con Kippenberger: la de 2010 ya se le atribuye, lo que no ocurre con las dos primeras versiones.
La decisión judicial llegó el lunes y el veredicto fue favorable a Valien. “Durante la creación de los cuadros”, dictaminó el tribunal, “el demandante tuvo suficiente margen de maniobra para su propio trabajo creativo”. Con la primera versión, Valien creó “un ambiente acogedor, vivo y cálido para la exposición en el Bar Paris, que no se encuentra en el modelo fotográfico de la exposición y que no le fue facilitado por Kippenberger”. Una figura personal que el tribunal también habría identificado en la segunda versión.
Los cuadros, una vez terminados, se expusieron siempre como obras de Kippenberger. Y no se trataba sólo del mero reconocimiento de su obra: también había mucho dinero de por medio. De hecho, la primera versión se vendió en una subasta por 2,3 millones de libras esterlinas en 2009 en Londres. Por el momento, sin embargo, la única cuestión que debate el tribunal es la de la paternidad: aún no se sabe qué consecuencias financieras tendrá la decisión del tribunal de Múnich. Sin embargo, los herederos de Kippenberger han indicado que recurrirán.
En cierto modo, el asunto recuerda al caso Druet-Cattelan, que enfrentó a Maurizio Cattelan con el artista francés Daniel Druet, que quería la paternidad de algunas obras famosas del artista paduano, como La novena hora y Él: En ese caso, sin embargo, el tribunal parisino falló a favor de Cattelan, ya que, en definitiva, Druet fue reconocido como mero ejecutor material de las ideas del artista italiano, que sigue siendo, por tanto, el único autor de las obras. En Munich, en cambio, se reconoció que Valien aportó una interpretación personal en su respuesta al encargo. No obstante, habrá que ver si el fallo se mantiene en las siguientes instancias judiciales.
En la imagen, la tercera versión (2010) de Paris Bar.
¿Quién es el verdadero autor? Un tribunal alemán da la razón al artista que pintó la obra de Kippenberger |
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