Por primera vez una exposición sobre Alberto Di Lenardo, el fotógrafo descubierto tras su muerte

Del 5 de febrero al 8 de mayo de 2022, el espacio WeGil de Roma, centro cultural de la región del Lacio en el Trastevere, acogerá la exposición Alberto di Lenardo. Lo sguardo inedito di un grande fotografo italiano (La mirada oculta de un gran fotógrafo italiano), enteramente dedicada a Alberto Di Leonardo (Ontagnano, 1930 - 2018), autor de la segunda mitad del siglo XX que permaneció literalmente escondido en el desván y cuya obra se propondrá por primera vez al público en esta exposición inédita.

El proyecto está comisariado por Carlotta Di Lenardo, nieta del fotógrafo, que desveló su talento tras su muerte en 2018, dando como resultado el volumen An Attic Full of Trains, de la editorial londinense MACK, en el que se recoge una selección del inmenso archivo de imágenes heredado de su abuelo. La exposición en WeGil está promovida por la Región del Lacio y realizada por LAZIOcrea en colaboración con Creation. Una mirada al pasado de nuestro país a través de los ojos de un autor que permaneció desconocido hasta su muerte. Con esta retrospectiva, la WeGil vuelve a acoger gran fotografía pero lo hace, esta vez, centrándose en el patrimonio artístico oculto de nuestro país.

Alberto di Lenardo. Lamirada indiscreta de un gran fotógrafo italiano reúne 154 imágenes que narran un recorrido por la vida personal del fotógrafo: playas, montañas, bares, viajes en coche captados en sus colores más vivos y con la huella y la belleza del paso del tiempo. En las instantáneas de Alberto Di Lenardo se encuentra la poesía de los sentimientos que no se pueden expresar con palabras pero que, a través de la película, se fijan en la memoria, compartiendo esas mismas emociones que el fotógrafo sentía al mostrar sus recuerdos a su sobrina.

Carlotta Di Lenardo cuenta cómo, cuando sólo tenía 16 años, durante una comida familiar, su abuelo quiso hablarle de su gran pasión por la fotografía y compartir con ella su archivo de más de 10.000 instantáneas. “A mi abuelo siempre le gustó hacer fotos y siguió haciéndolo durante toda su vida”, explica la conservadora. “Era su forma de comunicar sus sentimientos y le permitía revelar emociones que a su generación le costaba expresar con palabras. Sus imágenes reflejan fielmente su serenidad interior, un estado de ánimo que siempre intentó transmitir, y al mismo tiempo manifiestan su búsqueda constante de una toma robada y nunca banal. De hecho, prefería que sus sujetos estuvieran casi siempre ajenos a la cámara, para que fueran espontáneos y reales, un puro reflejo del momento. Estas imágenes y la forma en que se emocionaba al compartirlas conmigo, dibujándolas en su increíble y detallada memoria, hicieron que me enamorara de la fotografía y condicionaron toda mi vida laboral en este campo. La fotografía era algo nuestro, algo que él y yo compartíamos y atesorábamos celosamente”.

El proyecto expositivo acerca al público un retrato íntimo y colorista de la obra fotográfica de Alberto Di Lenardo a lo largo de más de sesenta años. La exposición es una oportunidad única para inscribir un nuevo nombre en la historia de la fotografía. En una época en la que se multiplican las exposiciones dedicadas a los grandes maestros o a los intérpretes del arte visual inspirados en ellos, la mirada de Alberto di Lenardo emerge por su personalísimo estilo que ve el uso constante de encuadres y ventanas que detienen en el tiempo momentos de la vida vivida.

La exposición se divide en tres secciones: en la primera, el trabajo de selección realizado por Carlotta di Lenardo revela una estética y una lectura del mundo comunes entre ella y su abuelo: una narración íntima entre la mirada de la fotógrafa y la de su nieta. La segunda sección, más recogida, incluye instantáneas un tanto autobiográficas, con algunas imágenes en blanco y negro tomadas por la fotógrafa a partir de los 18 años, un autorretrato y tres retratos realizados por la comisaria durante una comida familiar en 2013. Estas imágenes trazan la historia personal del autor y nos ayudan a comprender tres aspectos fundamentales de la personalidad de Lenardo: austero, soleado y siempre autoirónico. La tercera sección consta de 9 paredes temáticas que presentan situaciones recurrentes en las que al fotógrafo le gustaba enfocar su objetivo y que, por tanto, se repiten constantemente a lo largo de su archivo: parques de atracciones, retratos de personas tomando el sol o contemplando el horizonte, carreteras y vistas desde coches y aviones, terminando con algunas de las diapositivas en las que solía escribir la palabra “FIN”, para indicar precisamente, el final de un viaje.

Biografía de Alberto Di Lenardo

Alberto di Lenardo nació el 28 de mayo de 1930 en Ontagnano, un pueblo de la provincia de Udine, donde se encontraba la finca de su familia. Pasó su adolescencia entre Trieste y Udine y luego se trasladó a Bolonia a causa de la guerra. Allí, en agosto de 1948, a los 18 años, hizo su primera fotografía, heredando esta gran pasión de su padre. Escribe en su diario: “Bolonia: vista desde mi casa en Viale Risorgimento. En la casa de enfrente, en el último piso, vive una chica a la que me gustaría conocer...”. A partir de ese momento, nunca más se separaría de su fiel cámara, una Pentax que llevaba consigo a todas partes, utilizándola en cada momento libre, sin trípode, en busca del momento perfecto, del ángulo justo.

A los 24 años, regresó a Ontagnano con sus padres y empezó a trabajar en el negocio familiar. En 1960 conoció a Maria Pia Rossaldi, la mujer a la que estaría unido el resto de su vida y con la que tendría dos hijos. Tras establecerse definitivamente en Friuli-Venecia Julia, nunca abandonó su otra gran pasión, viajar, lo que le llevó a visitar muchos rincones del mundo: Estados Unidos, Grecia, Croacia, Inglaterra, Francia, España, Egipto, Marruecos, Brasil, República Checa, Emiratos Árabes, Suiza, Austria y Hungría. Aparentemente austero y siempre vestido con chaqueta incluso en ocasiones informales, como si se tratara de un uniforme, Alberto no hablaba mucho de sus sentimientos, que sin embargo conseguía expresar a través de la ironía y la autoburla o con gestos, acciones y a través de la fotografía. Meticuloso también en la descripción de los momentos individuales captados con la cámara, rememorando las emociones sentidas durante la toma, Alberto fijaba sus recuerdos en la memoria.

En los últimos años de su vida, habiendo perdido la movilidad física que le había distinguido, empezó a ralentizar su producción fotográfica, sin llegar a detenerla por completo. En su lugar, comenzó a revisar y catalogar su inmenso archivo fotográfico, recordando lo que había hecho pero también lo que podría haber hecho. Seducido por la tecnología de los modernos escáneres, en 2006 decidió escanear todas las diapositivas y luego, ingenuamente, las tiró a la basura, dando fe de que para él esas instantáneas eran recuerdos personales Cayó gravemente enfermo en 2018 y falleció en junio de ese mismo año, a los 88 años.

Por primera vez una exposición sobre Alberto Di Lenardo, el fotógrafo descubierto tras su muerte

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