Tras la polémica sus citada por el nombramiento de Andrea De Pasquale como superintendente de losArchivos Centrales del Estado en Roma, laAsociación Nacional de Archiveros Italianos (ANAI ) también ha intervenido para expresar su opinión sobre el nombramiento, al que también siguió una nota del Ministro de Cultura, Dario Franceschini. La ANAI intervino sobre dos cuestiones, la de la competencia y la de la política.
Sobre el primer punto, la ANAI explica que “no consideramos oportuno pronunciarnos sobre los currículos de los candidatos ni sobre su evaluación, que, institucionalmente, es competencia de otros organismos. Es tarea primordial de nuestra Asociación proteger y defender la profesión, sin entrar en los méritos de las trayectorias profesionales individuales. Y queremos recordar que, también en el pasado, la Asociación no ha querido pronunciarse sobre nombramientos que han colocado al frente de institutos archivísticos, incluso de primera importancia, a personas sin formación específica. Estas elecciones del Ministerio son la consecuencia inevitable de la política poco meditada de debilitamiento severo del personal de la Administración, especialmente de los puestos de dirección, que se viene aplicando desde hace al menos veinte años y que nuestra Asociación ha cuestionado en voz alta y enérgica en los numerosos documentos que ha elaborado y en las iniciativas que ha organizado en varias ocasiones”.
En cuanto a las implicaciones políticas del nombramiento, la ANAI reitera: “comprendemos las preocupaciones, y no podemos sino hacer nuestra la atención vigilante de las Asociaciones de familiares de las víctimas del terrorismo para que se defienda y potencie el proceso de desacralización y puesta a disposición de los documentos sobre los hechos que constituyen un nudo central de la historia reciente de nuestro país. Este camino ha sido durante mucho tiempo tortuoso y dificultado por actitudes que no siempre han sido cooperativas por parte de los organismos estatales en la larga batalla por establecer la verdad sobre las masacres. Somos plenamente conscientes de los riesgos concretos, ya vistos, que entraña la aplicación de directivas no ejecutadas con el debido rigor científico y conciencia civil. En este sentido, compartimos desde hace mucho tiempo todas las preocupaciones expresadas a este respecto por las familias de las víctimas y nunca disipadas del todo, independientemente del caso ahora planteado. No obstante, queremos subrayar que las Asociaciones de familiares de las víctimas desempeñan un importante papel de estímulo y control de las operaciones de depósito y puesta a disposición de la documentación sobre las masacres a través del Comité Consultivo, órgano colegiado compuesto no sólo por el Superintendente de los Archivos Centrales del Estado, que lo coordina, sino también por un representante de la Presidencia del Consejo de Ministros, por académicos de reconocido prestigio y por representantes de la Administración Archivística. Es también gracias al trabajo de este Comité y al papel desempeñado por las Asociaciones y todos los demás componentes, que la nueva Directiva Draghi fue denunciado repetidamente, incluso recientemente durante una conferencia dedicada al tema y organizada por ANAI, en colaboración con el Archivo Flamigni y el Archivo Central del Estado. Sin embargo, la cuestión de la financiación adecuada para la verdadera aplicación de las directivas sigue sin resolverse. Pero, queremos subrayarlo con fuerza, son el compromiso y las competencias de los archiveros de Estado los que constituyen la forma más eficaz de tranquilizar con respecto a los temores que se temen en las operaciones de adquisición, descripción y comunicación de la documentación desclasificada. Son precisamente estas competencias las que representan la garantía más sólida de imparcialidad en el ejercicio de la protección destinada a poner a disposición de todos el conjunto del patrimonio archivístico existente en los institutos, independientemente del juicio histórico o moral sobre sus productores, según los dictados del artículo 9 y del a menudo olvidado artículo 21 de la Constitución de la República”.
Por lo que respecta al caso de laadquisición del archivo Rauti, la ANAI subraya “que a menudo un archivo, y en particular el de una personalidad pública, no es un espejo objetivo y neutro de la trayectoria existencial del sujeto que lo produjo, sino su autorrepresentación que los herederos, tanto materiales como espirituales, no pocas veces tratan de consolidar y reafirmar. Esta reflexión, a menudo olvidada incluso en el pasado, debería servir de advertencia, no tanto para disminuir el potencial de fuente histórica de estos archivos, que de hecho, precisamente por su naturaleza y sus lagunas, adquieren múltiples significados, como para recordar a todos aquellos que se acercan a ellos ˗ archiveros, bibliotecarios, historiadores, investigadores ˗ que el ejercicio de una crítica rigurosa es fundamental para ordenarlos, describirlos, consultarlos y utilizarlos dentro de los propios itinerarios de estudio. El reciente traslado de los Archivos Centrales del Estado a una oficina de gestión de primer nivel, así como su destino como sede para la construcción del Polo para la preservación de los archivos digitales de los organismos centrales y periféricos del Estado, ha sido valorado por toda la comunidad archivística e interpretado como un acto político. comunidad archivística e interpretado como un acto político de claro compromiso por parte del Ministro de dar protagonismo a los archivos y, en particular, al Instituto que preserva la memoria del Estado unificado, junto con la de mujeres y hombres de la política, el mundo de la cultura, las artes y la vida económica del país y que desempeñaron un papel importante en su historia. Precisamente por este papel clave, los Archivos Centrales del Estado merecieron que se hablara de ellos hace mucho tiempo”. La ANAI explica que “desde hace demasiados años, el Instituto se encuentra en una situación dramática, aquejado por una escasez de personal cada vez más grave, una plantilla inadecuada y unos servicios a los usuarios cada vez más reducidos, pero también por la falta de espacio en los depósitos para nuevas adquisiciones, por el desmantelamiento (¿irreversible?) de sus estructuras, sin que las frecuentes alarmas lanzadas por la Administración Archivística y las numerosas quejas de nuestra Asociación, así como de otras, hayan sido nunca concretamente escuchadas”.
Para ANAI, en conclusión, la confrontación de estas semanas podría ser una oportunidad para poner en el centro de la mesa las cuestiones críticas de los Archivos Centrales del Estado y de los demás institutos, “dando lugar finalmente a una serie de intervenciones extraordinarias que pondrían a los institutos y al personal en condiciones de funcionar y cumplir su misión”. Serán las intervenciones en favor de los archivos las que levanten la barrera más sólida y concreta contra los temores de manipulación y ocultación del patrimonio documental en el que está representada la historia de nuestro país. En aras de la claridad, mientras seguimos debatiendo, y probablemente lo seguiremos haciendo durante mucho tiempo, ya que las declaraciones de la Ministra no han amortiguado en absoluto la polémica, nos gustaría reiterar cuáles son los puntos fijos y los sentimientos comunes que nos animan, más allá de las valoraciones de los casos individuales: la centralidad de las competencias de los archiveros en cualquier operación de preservación, valorización y accesibilidad de los documentos protegidos; el valor civil y, quisiéramos decir, constitucional de las tareas de los archiveros; la máxima preocupación por la gestión correcta y transparente de toda la documentación y, en especial, de la relacionada con momentos dolorosos e inolvidables de la historia reciente. Preocupación que compartimos no sólo con las familias de las víctimas sino con todos los ciudadanos democráticos".
Polémica por el nombramiento de los Archivos Estatales, ANAI: 'que sea una oportunidad para reflexionar sobre temas críticos' |
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