Partes del Albero d'oro di Lucignano (Árbol de oro de Lucignano), obra maestra de la orfebrería italiana, encontrada


Recientemente se han encontrado en Lucignano (Arezzo) importantes fragmentos del Árbol Dorado de Lucignano, una de las obras maestras de la orfebrería italiana. La restauración se encargó al Opificio delle Pietre Dure de Florencia.

Gracias a la colaboración del Departamento de Carabinieri para la Protección del Patrimonio Cultural de Florencia, recientemente se han encontrado en Lucignano, en la provincia de Arezzo, algunas porciones importantes del llamado Árbol de Oro de Lucignano, el famoso relicario considerado una de las obras maestras absolutas del arte orfebre italiano. Más de cien años después del robo, en 1914, la recuperación de algunos elementos que se consideraban perdidos es un acontecimiento de gran importancia.

Anunció el importante descubrimiento, durante una conferencia de prensa en el Opificio delle Pietre Dure de Florencia, el Comandante del Nucleo Nazionale delle Pietre Dure. El anuncio del importante descubrimiento fue realizado, durante una rueda de prensa en el Opificio Pietre Dure de Florencia, por Claudio Mauti, Comandante del Departamento de Carabinieri para la Protección del Patrimonio Cultural de Florencia, quien también representó al Comandante del Departamento de Carabinieri para la Protección del Patrimonio Cultural, General de Brigada Vincenzo Molinese, al Presidente de la Región de Toscana Eugenio Giani, a la Alcaldesa del Municipio de Lucignano Roberta Casini, al Superintendente de la ABAP para las provincias de Siena, Grosseto y Arezzo Gabriele Nannetti, y a la Superintendente del Opificio Emanuela Daffra.



“Se encontraron cuatro placas de cobre dorado y plata esmaltada, 16 exvotos de plata colocados en su día sobre la base, una miniatura en pergamino y un cristal de roca esmerilado”, declaró el comandante Mauti.

“El hallazgo tiene características de excepcionalidad porque se produjo más de un siglo después del sensacional robo de la obra en 1914. Como demuestran las fotografías de época, entonces sólo se salvaron pequeñas porciones de las ramas y del pesado zócalo, aunque se les privó de sus elementos más preciosos”, añadió.

“Entre 1927 y 1929 se encontraron muchos fragmentos del Árbol, despedazados por los ladrones para facilitar su transporte”, recuerda el comisario Gabriele Nannetti, “en el campo del municipio de Sarteano, en la provincia de Siena, donde habían sido escondidos por los autores del robo. Sin embargo, no se recuperaron elementos de gran importancia como el crucifijo terminal, el pelícano, una de las ramas, cuatro de los medallones circulares, cinco placas de plata, al menos tres miniaturas y la parte superior del nudo del tempietto. También se perdieron las pocas ramas pequeñas de coral que aún conservaba el relicario en el momento del robo”.

“Por encargo de la entonces Superintendencia Real de Florencia, la restauración de la obra fue confiada al Opificio delle Pietre Dure”, explica la actual Superintendente del Opificio, Emanuela Daffra. “Ha sido una intervención compleja y delicada en la que han participado varios profesionales que se han ocupado de la recomposición de más de cien fragmentos y de la reintegración de todas las partes que faltaban, incluidos el crucifijo y el pelícano, mediante copias realizadas a partir de fotografías de finales del siglo XIX. Para compensar la pérdida casi total de los corales, se compraron a la empresa Ascione de Torre del Greco pequeñas ramas, de color similar a los fragmentos de las ramitas originales encontradas en los biseles, y se colocaron en su lugar. Para sustituir las miniaturas robadas en el interior de los medallones circulares que permanecían vacíos, se insertaron discos de papel de oveja pintado que armonizaban con los ejemplares supervivientes”. Tras tres años de intensos trabajos, la restauración concluyó el 9 de septiembre de 1933.

El Árbol Dorado representa el místico Lignum Vitae, tema típicamente franciscano inspirado en un escrito de San Buenaventura, en dimensiones monumentales: mide 2 metros y 70 centímetros de altura. Destinado a la iglesia de San Francisco de Lucignano, fue comenzado en 1350 y terminado en 1471, gracias al generoso legado de una Madonna Giacoma. Se desconoce el maestro del siglo XIV que concibió y comenzó la obra, mientras que está documentado que fue el orfebre sienés Gabriello d’Antonio quien la terminó. Frente a ella, por antigua tradición, los habitantes de Lucignano siguen intercambiando votos matrimoniales.

El descubrimiento actual obliga a revisar la recomposición realizada en los años treinta y será la ocasión de una restauración global.

“No es sólo un extraordinario fruto del arte orfebre italiano, el Albero d’oro di Lucignano es mucho más: es una de esas obras cuya existencia está íntima y profundamente entrelazada con la vida y los sentimientos de la comunidad que la custodia, contribuyendo a definir su propia identidad. También por este motivo la Región de Toscana ha decidido financiar la restauración de esta obra maestra, que, confiada al Opificio delle Pietre Dure, auténtica excelencia toscana y nacional, realzará aún más su preciosa singularidad”, comentó Eugenio Giani, Presidente de la Región de Toscana.

Al tiempo que agradecía a la Región de Toscana su decisión de financiar las obras de restauración, la alcaldesa de Lucignano, Roberta Casini, expresó su esperanza de que puedan resurgir las partes aún desaparecidas del Árbol Dorado, en particular el Cristo que domina el relicario.

El presidente del Consejo Regional, Eugenio Giani, y la superintendente del Opificio, Emanuela Daffra, describieron brevemente las intervenciones que se llevarán a cabo en la obra maestra confiada a los restauradores del Sector Oro del Opificio, dirigidos por Riccardo Gennaioli. El Árbol, compuesto actualmente por unas sesenta partes, se desmontará por tandas, para no privar al Museo de Lucignano de una obra identitaria en su totalidad, reubicando cada vez las partes restauradas, garantizando así a los visitantes una visión al menos parcial de la obra.

La intervención no será fácil, en primer lugar por la pluralidad de materiales constitutivos, como metales como el cobre y la plata dorados, pergaminos iluminados, cristal de roca, coral, esmaltes y madera, y en segundo lugar porque presenta necesidades que son, si no únicas, sí muy raras.

“El punto culminante de la restauración estará representado”, dice Emanuela Daffra, “por la reubicación de los elementos recuperados. El estudio de la documentación fotográfica histórica será de ayuda fundamental para identificar la posición original de estos elementos. Evidentemente, esto implicará reformular el sistema de ensamblaje de algunas piezas, eliminar los añadidos correspondientes realizados por el Opificio y comprobar cuidadosamente la estática y el equilibrio general”.

En cuanto a los plazos, se supone que el Árbol podrá volver, en todas sus partes, a Lucignano a finales de la próxima primavera. Con la esperanza de que, mientras duren los trabajos, se encuentre también el Cristo que falta.

En la imagen, un detalle del Árbol Dorado de Lucignano.

Partes del Albero d'oro di Lucignano (Árbol de oro de Lucignano), obra maestra de la orfebrería italiana, encontrada
Partes del Albero d'oro di Lucignano (Árbol de oro de Lucignano), obra maestra de la orfebrería italiana, encontrada


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