Tras una larga enfermedad, Paolo Ferrari, el fotoperiodista que narró con su objetivo las luces y sombras de la ciudad, ha fallecido a los 86 años en Bolonia. En particular, documentó con su cámara la masacre del 2 de agosto en Bolonia: el atentado terrorista en la Estación Central en 1980.
Activo desde los años 70 como fotoperiodista, interceptaba las llamadas a los coches de policía con un dispositivo, truco que quizá aprendió durante sus estudios en Nueva York. Sus fotografías documentan el dramatismo de los acontecimientos sin énfasis ni sensacionalismo. De hecho, algunas de las imágenes más dramáticas tras la explosión de la bomba en la estación son suyas, al igual que las trágicas fotos de los cadáveres abandonados en el asfalto por la banda de los hermanos Savi.
Trabajó en el plató con Pupi Avati desde los inicios del director, presentándole también a una jovencísima Mariangela Melato, y fue corresponsal de Associated Press.
Sus colegas lo recuerdan como una persona especial: rudo, concentrado y a veces severo en el trabajo, pero propenso a las bromas y a la ironía aguda e irreverente.
En 2015 donó su archivo fotográfico de unos dos millones de instantáneas a Genus Bononiae. Museos de la ciudad de Bolonia, con la condición de que el archivo permaneciera en su estudio, donde trabajó durante toda una vida en el corazón de Bolonia, en Via Marsala. Algunas fotos se exponen actualmente en el Oratorio de Santa Maria della Vita, con motivo de la exposición Criminis Imago. Imágenes del crimen en Bolonia.
“Guardo un hermoso y perdurable recuerdo de Paolo Ferrari: nuestra amistad comenzó en los años setenta y se consolidó en las décadas siguientes”, afirma el Presidente de Genus Bononiae, Fabio Roversi-Monaco. "Un gran profesional, con un profundo amor por su ciudad, atestiguado por el regalo que quiso hacer de su Archivo a Genus Bononiae, del que proceden las tomas que hoy pueden admirarse en la exposición Criminis Imago en Santa Maria della Vita. Una iniciativa que está teniendo un gran éxito de público, testimonio de la extraordinaria calidad de las imágenes. Y estoy seguro de que todavía en el futuro el Archivo Ferrari podrá ofrecer al Genus Bononiae material para realizar iniciativas similares, capaces de ofrecernos miradas renovadas sobre la historia de nuestra ciudad, sus luces y sus sombras".
“Paolo no nos ha dejado: su espíritu más auténtico permanece con nosotros a través de las fotografías de su Archivo, y su visión sobre la historia que nos entregó”, comentó Marco Baldassari, responsable del Archivo Ferrari. “Su esencia más profunda permanece en esa poderosa masa de instantáneas -un millón y medio, desde los años 60 hasta principios de los 2000- que generosamente donó a Genus Bononiae, en el Archivo que lleva su nombre, dentro de su estudio de Via Marsala donde trabajó durante décadas y en el que quiso que se llevara a cabo la labor de conservación y archivo, para mantenerlo vivo y vital”.
En la foto, Paolo Ferrari. Copyright Archivo Ferrari
Paolo Ferrari, fotoperiodista que informó sobre la masacre de Bolonia, nos deja |
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