Nuestro homenaje a Paola Barocchi. Sobre Memofonte y la importancia de las tecnologías de la información para el patrimonio cultural


La historiadora del arte Paola Barocchi, que desempeñó un papel pionero en el campo de las tecnologías de la información para el patrimonio cultural, nos dejó el 24 de mayo. Nuestro homenaje.

Cualquiera que trabaje en el campo de la historia del arte a partir de fuentes se habrá topado al menos una vez en su vida con el sitio web de la Fondazione Memofonte. Para nosotros, en Finestre sull’ Arte, este sitio ha representado siempre una importante mina de información para nuestro trabajo: También nosotros, que consideramos indispensable el estudio de las fuentes no sólo para la labor del historiador del arte, sino también para nuestra labor de divulgación, hemos consultado a menudo las publicaciones ofrecidas a través del admirable sitio web de la Fundación, que sigue revelándose como una de las instituciones culturales capaces de utilizar las tecnologías web de la manera más inteligente, y de actualizar constantemente sus conocimientos especializados (basta observar el nivel de su comunicación en las redes sociales, con contenidos siempre interesantes, diversificados y presentados de manera que puedan dirigirse directa y eficazmente a los estudiosos, a los que se dirigen principalmente, pero que también pueden intrigar a algunos no expertos).

El 24 de mayo falleció la historiadora del arte Paola Barocchi, fundadora de Memofonte en 2000: primero el instituto se estructuró como asociación, luego se convirtió en fundación. Paola Barocchi tuvo la intuición de donar, a los estudiosos y al público, una herramienta que permitiera consultar en línea fuentes difíciles de consultar o encontrar. Así pues, entre las páginas de este inestimable sitio web se puede encontrar correspondencia, tratados, guías, catálogos. Basta citar algunos ejemplos para darse cuenta de la importancia de la herramienta de la Fondazione Memofonte: desde los tratados de arte del siglo XVI (Vasari, Ammannati, Paleotti, Dolce) hasta los inventarios de las colecciones de los Medici o de los Este, pasando por los escritos de arte y la correspondencia (como la de Miguel Ángel, que el sitio web de la Fondazione ha publicado íntegramente).

Así pues, la Fondazione Memofonte lleva a cabo una labor de investigación apasionante, valiosa y útil: y ello gracias al impulso que le da el espíritu de su fundador. No son pocos los estudiosos que han dedicado estos días un memorial a Paola Barocchi. Nosotros, por desgracia, no tuvimos la suerte de conocerla en persona, y por ello no podemos ofrecer a nuestro público testimonios muy bellos y sentidos, como el de Giovanni Agosti, publicado en el Manifiesto: un interesante relato gracias al cual apreciamos no sólo la profundidad de los estudios y conocimientos de Paola Barocchi, sino también los sentimientos que debió despertar en quienes en su momento, como Giovanni Agosti, siguieron sus conferencias en Pisa. Al no conocer directamente a Paola Barocchi, podemos limitarnos a decir que somos muy conscientes de la importancia de sus estudios, de su talla de erudita y de la extraordinaria modernidad de su visión de la historia del arte. Es sobre todo de esto último de lo que queremos hablar.

Paola Barocchi e Maria Fossi
Paola Barocchi (izquierda) en su época de estudiante de bachillerato, junto a Maria Fossi, quien, al igual que su amiga, se convirtió en una distinguida historiadora del arte. Foto tomada del perfil de Instagram de la Fundación Memofonte

La Universidad de Pisa siempre ha estado a la vanguardia de la informática. Baste decir que la primera calculadora electrónica italiana vio la luz a orillas del Arno (hablamos de finales de los 50 y principios de los 60), y que el primer nodo de internet de nuestro país se inauguró en el CNR de Pisa. Evidentemente, la investigación informática de la universidad de Pisa no debió escapar a la atención de Paola Barocchi (titular, desde 1968, de la cátedra de historia de la crítica de arte en la Scuola Normale Superiore de Pisa), que pensó en cómo podía aplicarse al estudio de la historia del arte. En particular, se dio cuenta de cómo las herramientas de la informática podían ser decisivas para permitir a los estudiosos consultar las fuentes con mayor rapidez y facilidad. Y pocos días después de su muerte, fue Salvatore Settis, en unas memorias publicadas en Il Sole 24 Ore, quien recordó hasta qué punto el estudio de las fuentes había caracterizado la actividad profesional de Paola Barocchi: “Para ella, el estudio de las fuentes era como una verificación continua y asidua, realizada sobre la palabra escrita, de esa historia del arte que nadie como Longhi había sido capaz de practicar e imponer sobre la superficie pintada. Paola Barocchi buscaba en los textos (de Vasari a las cartas de los artistas, especialmente Miguel Ángel, a los inventarios de manuscritos, a los papeles de archivos oscuros o distinguidos) no triviales confirmaciones a lo que las obras de arte ya nos dicen por sí mismas, sino voces paralelas, noticias contradictorias, hipótesis de lectura alternativas. En definitiva, la trama de una vida remota de la que podemos hacernos contemporáneos, para luego devolverla a la dimensión de nuestro presente”.

Fue gracias a Paola Barocchi que se puso en marcha el Centro de Investigación Informática sobre el Patrimonio Cultural de la Scuola Normale Superiore, creado en 1991 como culminación de más de una década de investigación continua eninformática para el patrimonio cultural. De hecho, la primera conferencia sobre estos temas se puso en marcha en 1978: fue la Primera Conferencia Internacional sobre la Aplicación del Almacenamiento Electrónico a los Datos y Documentos Histórico-Artísticos, y el éxito internacional de la iniciativa fue tal que el trabajo continuó con la creación, en 1980, del pionero Centro de Tratamiento Automático de Datos y Documentos Histórico-Artísticos, que más tarde se convirtió en el Centro de Investigación Informática. En estos centros de investigación, los estudiosos dirigidos por Paola Barocchi experimentaron metodologías y modelos, elaboraron normas para la clasificación informática de las fuentes, llevaron a cabo campañas de informatización de inventarios, tratados y documentos más o menos antiguos y, en épocas más recientes, pusieron las fuentes a disposición para su consulta en línea (en el sitio de la Biblioteca de Fuentes de la Historia del Arte, por citar sólo uno de los proyectos del centro, pueden consultarse decenas de obras, también gracias a la ayuda de motores de búsqueda que permiten analizar en profundidad los textos). El centro tampoco ha dejado de colaborar con otros institutos importantes: baste pensar en la colaboración con laAccademia della Crusca para los proyectos de informatización del famoso diccionario.

El centro de investigación de la Normale ya no está operativo en la actualidad: el legado “informático” de Paola Barocchi será asumido, por tanto, por la Fundación Memofonte, que seguirá trabajando, con la misma competencia y pasión, en nombre de su ilustre directora. Por nuestra parte, la mejor manera de rendir homenaje a Paola Barocchi será, muy humilde y muy banalmente, seguir pensando que, a pesar de todo, “internet” e “historia del arte” son dos conceptos que pueden ir de la mano para difundir rigor y calidad.


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