En Nápoles, la instalación artística de Gaetano Pesce Tu si’ ’na cosa grande (Tú eres una cosa grande ), situada en la Piazza Municipio, sigue causando revuelo e ironía entre los ciudadanos y en las redes sociales. La forma de la obra, que a muchos les pareció fálica, ha desatado, como ya hemos visto, una incesante oleada de memes y caricaturas satíricas que parece no querer detenerse. A pesar de las explicaciones de la comisaria Silvana Annicchiarico y de las aclaraciones de los hijos del artista, Milena y Jacopo Pesce, la obra sigue siendo blanco constante de burlas y se ha convertido ya en un fenómeno viral.
La instalación, que se supone que es un homenaje a Punchinello, figura icónica y símbolo del alma napolitana, ha generado en realidad una interpretación completamente distinta de la que pretendía su autor. Silvana Annicchiarico declaró que la obra se ajusta perfectamente al proyecto de Gaetano Pesce, un artista conocido en cualquier caso por su enfoque provocador y poco convencional. Sin embargo, sus intenciones parecen haber pasado a un segundo plano ante la percepción colectiva, que se ha centrado en lo que muchos consideran una forma anatómica explícita.
Las reacciones no se han hecho esperar y, en la era digital, las plataformas sociales han amplificado el fenómeno. La cortante ironía de los napolitanos se ha desbordado en una serie interminable de memes, caricaturas y parodias dirigidas a la obra. La escultura ha sido comparada con una serie de objetos o símbolos exagerados. Cada día aparecen nuevos contenidos en las redes sociales, lo que confirma lo viva que está la vena creativa de los napolitanos para convertir una controversia artística en una ocasión de diversión colectiva.
A pesar de ello, los hijos de Gaetano Pesce intervinieron para aclarar que su padre no tenía intención de ofender a Nápoles ni de proponer una obra trivial o irrespetuosa. Reiteraron que el proyecto era en realidad un gesto de homenaje a la ciudad y a su tradición, y que la elección formal de la obra no pretendía provocar un escándalo. Sin embargo, la aclaración no bastó para frenar la ola de ironía, que sigue creciendo, alimentada también por la propia naturaleza del arte contemporáneo, que a menudo se presta a interpretaciones subjetivas y malentendidos.
La escultura de Pesce, que pretendía recordar la figura de Punchinello, símbolo de alegría, contradicción y misterio, parece haber chocado con un imaginario colectivo mucho más inmediato y terrenal. En efecto, el arte contemporáneo, con su lenguaje a menudo abstracto, no pocas veces encuentra resistencia en el público menos acostumbrado a descifrar sus significados más profundos. Pero no es menos cierto que Nápoles tiene una larga historia de convivencia con la paradoja y la contradicción, y este episodio también se inscribe en esa línea de desafío y confrontación entre el arte y su interpretación popular.
Al fin y al cabo, esta escultura ha ofrecido a Nápoles un nuevo pretexto para hacer lo que mejor sabe hacer: transformar cualquier situación en un momento de risa colectiva, sin renunciar, para bien o para mal, a su propia voz. Y así, mientras la ola de memes sigue circulando sin cesar, la obra de Pesce, a su antojo, ha alcanzado una fama que va mucho más allá de las intenciones de su creador.
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