Murió el Papa Francisco: esto es lo que hizo por el arte durante su pontificado


El pontificado del Papa Francisco, fallecido esta mañana, también ha estado marcado por una renovada relación con el arte, especialmente tras el nombramiento de José Tolentino de Mendonça como prefecto del Dicasterio para la Cultura. Desde la primera vez del Vaticano en la Bienal hasta la devolución de los mármoles del Partenón, he aquí un breve resumen de las principales acciones del Papa Francisco en el ámbito del arte.

Esta mañana, 21 de abril de 2025, a las 7.35 horas, ha fallecido el Papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio: el primer Papa del continente americano de la historia ha dejado tras de sí un rico legado no sólo a nivel espiritual, sino también en el ámbito cultural y artístico. Su pontificado marcó un punto importante en la relación entre la Iglesia y el arte: especialmente tras el nombramiento en 2022 del cardenal portugués José Tolentino de Mendonça como Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, un hombre de letras e intelectual que reposicionó a la Iglesia especialmente en el ámbito del arte contemporáneo, el Vaticano ha redescubierto y fortalecido de hecho el arte en una dimensión de diálogo, inclusión y restitución que se había desvanecido con el tiempo. Lejos de cualquier esteticismo, Francisco concibe el arte como un instrumento de encuentro, testimonio y apertura, como un lenguaje universal capaz de encarnar los valores evangélicos sin perder nunca su conexión con el presente.

Un momento emblemático de esta visión fue la inesperada e histórica llegada del Papa Francisco a la Bienal de Arte de Venecia en 2024. Ningún pontífice antes que él había pisado el evento internacional de arte contemporáneo más importante. El Pabellón de la Santa Sede, ubicado en el interior de la cárcel de mujeres de la Giudecca, fue el centro de atención de la visita del pontífice. El pabellón, titulado Con i miei occhi (Con mis ojos), presentaba obras de ocho artistas internacionales (entre ellos Maurizio Cattelan, Sonia Gomes, Simone Fattal y Claire Tabouret) y abordaba el tema de los derechos humanos y la dignidad de los últimos, piedra angular del pensamiento de Francisco. Durante el encuentro con las reclusas, el Papa reiteró que la cárcel puede convertirse en un lugar de renacimiento y no sólo en un lugar de castigo, instando a no quitar nunca la dignidad a las personas. A continuación, afirmó que su visita no debía verse como una “visita oficial”, sino como un auténtico encuentro humano, hecho de escucha, afecto y oración mutua. En su discurso a los artistas, Francisco subrayó que el arte es una “ciudad refugio”, un espacio que se opone a la violencia y a la discriminación, y que tiene el poder de construir pertenencia y acogida. Y añadió que se sentía “en casa” junto a los artistas, reafirmando que el arte debe centrarse en los más pobres y ayudar a construir redes de solidaridad y diálogo humano, para convertirse en un poderoso testimonio de cómo la belleza puede ser un instrumento de justicia y humanidad.

El Papa Francisco. Foto: Ashwin Vaswani
El Papa Francisco. Foto: Ashwin Vaswani

Esta misma convicción le guió en su decisión, anunciada en 2023, de devolver a Grecia tres fragmentos de los mármoles del Partenón conservados durante mucho tiempo en los Museos Vaticanos. Con un gesto altamente simbólico y cargado de valor diplomático, Francisco quiso cerrar una herida histórica. La decisión del Papa se formalizó como un “regalo” al arzobispo ortodoxo de Atenas y toda Grecia, Ieronymos II, subrayando la intención ecuménica del gesto y el deseo de promover la unidad entre las Iglesias cristianas. La ceremonia de entrega tuvo lugar en el Museo de la Acrópolis de Atenas el 24 de marzo de 2023, en presencia de las autoridades religiosas y culturales griegas.

Este acto también ha tenido un impacto significativo en el debate internacional sobre la restitución de bienes culturales, aumentando la presión sobre instituciones como el Museo Británico, que posee una gran colección de mármoles del Partenón y ha sido objeto de peticiones griegas de restitución durante años. La devolución de los fragmentos por parte del Vaticano es un ejemplo concreto de cómo las instituciones pueden tratar con responsabilidad y sensibilidad las cuestiones relacionadas con el patrimonio cultural, fomentando el diálogo y la cooperación entre los pueblos.

En este marco de renovada relación entre arte y responsabilidad, encaja también su compromiso con los museos eclesiásticos. En su encuentro de 2019 con representantes de la Asociación de Museos Eclesiásticos Italianos (AMEI), subrayó la importancia de abrir las puertas de los museos de la Iglesia al público más amplio posible, con especial atención a los jóvenes, las familias, los emigrantes y los pobres. Francisco invitó a los museos a no ser lugares estáticos o autorreferenciales, sino verdaderos espacios de diálogo entre la fe, la historia y el presente. El Papa Francisco expresó una clara visión del papel de los museos dentro de la Iglesia y la sociedad: según él, los museos no deben entenderse como lugares estáticos, autorreferenciales o destinados a una élite culta. Al contrario, deben transformarse en espacios vivos, accesibles, abiertos al encuentro, capaces de hablar a todos, especialmente a los pobres, a los olvidados, a los últimos de la sociedad.

La cárcel de mujeres de la Giudecca, sede del Pabellón de la Santa Sede
La cárcel de mujeres de la Giudecca, sede del Pabellón de la Santa Sede
El Vaticano devuelve a Grecia fragmentos de los mármoles del Partenón
Fragmentos de los mármoles del Partenón devueltos por el Vaticano a Grecia
El Papa Francisco observa una obra de Pietro Ruffo en la Biblioteca Vaticana
El Papa Francisco observa una obra de Pietro Ruffo en la Biblioteca Vaticana

En su libro La mia idea di arte, escrito con Tiziana Lupi, Francisco afirma que el arte debe poder llegar a todos. Para él, el arte es un instrumento de evangelización y consolación, un vehículo de esperanza y un puente entre pueblos y culturas. Los museos, en este sentido, deben acompañar este espíritu: ser lugares de acogida, de escucha y de diálogo, donde la belleza no se exhibe porque sí, sino que se convierte en un don para todos. Emblemático es el episodio de la visita guiada organizada para un grupo de personas sin hogar a los Museos Vaticanos y a la Capilla Sixtina, en 2015, según la idea de que la experiencia del arte debe ser inclusiva, capaz de implicar a quienes normalmente están excluidos, rompiendo barreras económicas, culturales y sociales. “Los Museos Vaticanos deben ser siempre el lugar de la belleza y de la acogida”, escribió el Papa Francisco en Mi idea del arte.“Deben acoger nuevas formas de arte. Deben abrir sus puertas de par en par a personas de todo el mundo. Sean un instrumento de diálogo entre culturas y religiones, un instrumento de paz. Deben estar vivas. No polvorientas colecciones del pasado sólo para los ”elegidos“ y los ”sabios“, sino una realidad vital que sabe conservar ese pasado para contarlo a la gente de hoy, empezando por los más humildes, y prepararse así, todos juntos, con confianza para el presente y también para el futuro”.

Francisco invitó también a los museos de la Iglesia a mirar hacia el presente, abriéndose a las nuevas formas artísticas y al lenguaje contemporáneo, sin negar por ello su propia identidad espiritual. La función educativa y testimonial del museo, según él, debe ir más allá de la conservación: debe inspirar, cuestionar, abrir horizontes. En definitiva, para el Papa Francisco, los museos deben ser un instrumento de humanización y espiritualidad: lugares donde la belleza se convierte en un lenguaje universal y accesible, capaz de contar historias de esperanza, y de despertar en los visitantes un sentido de fraternidad y acogida. Relevante en este sentido fue el monumento inaugurado en la Plaza de San Pedro en 2019: Ángeles inconscientes, del escultor canadiense Timothy Schmalz. La escultura, que representa una barca cargada con 140 migrantes de diversas edades y procedencias, se inspira en un pasaje de la Carta de San Pablo a los Hebreos: “No olvidéis la hospitalidad; algunos, practicándola, han acogido ángeles sin saberlo”.

La valorización del patrimonio artístico también ha pasado por nuevas aperturas al público. En 2021, a instancias del Papa, se abrió el Palacio de Letrán, residencia histórica de los Papas, hasta entonces cerrada a las visitas. Situado junto a la basílica de San Juan de Letrán, el palacio alberga frescos, mobiliario y testimonios que relatan siglos de historia eclesiástica. La iniciativa se concibió como una forma de transparencia, pero también como una oferta cultural: hacer accesible un lugar sagrado e histórico significa compartir su valor con toda la comunidad.

Palacio de Letrán
Palacio de Letrán
La Resurrección de Perugino en la biblioteca privada del Papa
La Resurrección de Perugino en la biblioteca privada del Papa

Al mismo tiempo, Francisco promovió la apertura de la Biblioteca Vaticana a la contemporaneidad. En 2021, los espacios del siglo XVII de la Biblioteca acogieron la exposición Tutti. Umanità in cammino, inspirada en la encíclica Fratelli tutti. El artista construyó un camino entre mapas, símbolos y rostros, dando forma visual a la utopía de la fraternidad universal. El proyecto supuso una ruptura con la idea de la biblioteca como espacio inmóvil: también allí, arte y pensamiento debían caminar juntos, a la escucha del presente.

Por último, no podía faltar una mirada a la gran pintura italiana del Renacimiento. En 2023, los Museos Vaticanos presentaron una exposición enteramente dedicada a la Resurrección de Perugino, considerada la obra favorita del Papa Francisco. Una exposición que también pretendía celebrar el 500 aniversario de la muerte del artista. La elección del tema -la Resurrección- no fue casual: Francisco siempre ha valorado el arte como signo de esperanza cristiana, como forma de devolver el sentido y la belleza en tiempos difíciles. Una vez finalizada la exposición, la obra regresó a la biblioteca privada del Papa, donde suele conservarse.


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