En 2012, contribuyó a la destrucción de diez mausoleos y lugares religiosos de la ciudad de Tombuctú( Mali), protegida por la Unesco e incluida en la lista del Patrimonio Mundial: ahora, el ex yihadista Ahmad al-Faqi al-Mahdi ha sido condenado por la Corte Penal Internacional de La Haya, en sentencia de 17 de agosto, a pagar una multa de 2,7 millones de euros. En la época de los hechos, que se remontan a 2012, el grupo yihadista Ansar Dine, del que formaba parte al-Faqi al-Mahdi, atacó la ciudad en el marco de la Guerra de Malí. Ansar Dine es una de las partes implicadas en el actual conflicto entre el gobierno maliense, apoyado por Francia, y el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad, que reivindica la independencia de la región norte de Malí (Azawad), y junto al que luchan grupos yihadistas y rebeldes tuaregs. Tras el ataque a Tombuctú, miembros de Ansar Dine atacaron los antiguos mausoleos de la ciudad con picos y excavadoras, causando grandes daños: nueve mausoleos, además de la puerta de la mezquita de Sidi Yahya, fueron finalmente destruidos. Se trataba de monumentos que databan de la edad de oro de la ciudad, es decir, del siglo XIV.
Ahmad al-Faqi al-Mahdi ya había sido condenado en 2016 a nueve años de prisión: el tribunal lo había declarado culpable de"crímenes de guerra consistentes en el ataque deliberado contra edificios religiosos e históricos en Tombuctú (Malí) en junio y julio de 2012". Se trata del primer caso en la historia en el que un terrorista es condenado por crímenes de guerra contra el patrimonio cultural, y la reciente sentencia que le condena a pagar una multa de 2,7 millones de euros tampoco tiene precedentes. Sin embargo, el antiguo terrorista no dispone de medios para hacer frente a la multa que se le impone, ya que es indigente: en consecuencia, el Tribunal ordenó que el Estado de Malí y la Unesco recibieran un euro simbólico de al-Faqi al-Mahdi, e instó a los Fondos Fiduciarios para las Víctimas a compensar los daños (el plan de reconstrucción debe estar listo antes del 16 de febrero de 2018). En efecto, el Tribunal, considerando la importancia del patrimonio cultural, el hecho de que “muchos sitios son únicos y están dotados de un gran valor”, y que “su destrucción supone la destrucción de una parte de la memoria compartida y de la conciencia colectiva de la humanidad”, así como “la imposibilidad, por parte de la humanidadde transmitir sus valores y conocimientos a las generaciones futuras”, ordenó la reparación de los yacimientos de Tombuctú, que también debe incluir algunas medidas simbólicas como “una ceremonia conmemorativa, de recuerdo o de perdón” para “reconocer públicamente el daño moral sufrido por la comunidad de Tombuctú”. También se ordenarán indemnizaciones para aquellos cuyo sustento dependía de los edificios atacados.
El antiguo yihadista ya había expresado una profunda disculpa en el momento de su condena a prisión. “Busco el perdón y pido ser visto como un hijo que ha perdido su camino”, había dicho al-Faqi al-Mahdi en 2016. “Quienes me perdonen serán recompensados por el Todopoderoso. Y me gustaría hacerles la solemne promesa de que este ha sido el primer y último error que he cometido. Todas las acusaciones vertidas contra mí son exactas y correctas. Estoy profundamente arrepentido y lamento todo el daño que mis acciones han causado”. El Tribunal de La Haya reiteró en su sentencia de 17 de agosto que las disculpas de al-Faqi al-Mahdi son “genuinas, categóricas y empáticas”.
Imagen: Ahmad al-Faqi al-Mahdi
Multa de 2,7 millones de euros a un ex yihadista implicado en la destrucción de mausoleos en Tombuctú |
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