Moscú, destituido el director de la Galería Tret'jakov: no se ajusta a los "valores tradicionales

La directora de uno de los museos más importantes de Rusia, la Galería Tret’jakov de Moscú, fue destituida de su cargo la semana pasada: la historiadora del arte Zelfira Tregulova, que llevaba al frente del museo moscovita desde 2015, no fue renovada en su cargo, y en su lugar fue nombrada Elena Proničeva, hija de un militar de alto rango, el general del ejército Vladimir Proničev, exdirector adjunto del FSB. La nueva directora, nacida en 1983, es licenciada en Ciencias Políticas y anteriormente dirigió el Museo Judío y de la Tolerancia de Moscú y el Museo Politécnico de la capital rusa. Tregulova, por su parte, es licenciada en Historia del Arte, ha trabajado en museos de arte desde el principio de su carrera y es una profesional experimentada y reconocida internacionalmente.

Lo que parece un cambio normal en la dirección de uno de los principales museos rusos esconde, sin embargo, una historia mucho más grave: la probable destitución de un directivo no afín al régimen. A finales de enero, en efecto, el Ministerio de Cultura había pedido a la Galería Tretyakov, mediante una carta formal, que informara sobre la “cuestión de la adaptación de las exposiciones y de la colección permanente a los valores espirituales y morales”, preparando una respuesta para el 6 de febrero a la queja de un visitante remitida al departamento. En efecto, el visitante, que firmó con su nombre y apellidos, había escrito al Ministerio para informar de que, en su opinión, las exposiciones del Tret’jakov no se corresponden con la política “de preservación y fortalecimiento de los valores espirituales y morales tradicionales rusos”, promovida por el Decreto del Presidente de Rusia, Vladimir Putin, número 809 de 9 de noviembre de 2022. El decreto enumera entre los “valores tradicionales” los “derechos humanos”, el “patriotismo”, el “servicio a la patria”, la “familia” y la “prioridad de lo espiritual sobre lo material”. Según el visitante, la galería exponía obras con “signos de una ideología destructiva” y transmitía un “profundo pesimismo” a los visitantes. Entre las obras citadas por el visitante como un mal ejemplo está la Piedad de Aleksandr Burganov, una obra de 1978 en la que la Virgen aparece sin cabeza, un rasgo considerado diabólico por el visitante.

Sin embargo, existen dudas sobre esta carta. De hecho, el Moscow Times informa de que un empleado del museo, que ha permanecido en el anonimato, comparó la campaña de presión contra el museo con las tácticas utilizadas por la Unión Soviética para deshacerse de los artistas que no gustaban: cartas, hechas pasar por auténticas y escritas por ciudadanos de a pie, preparadas en realidad por funcionarios bien formados.

No se sabe si Tregulova respondió a las peticiones del Ministerio, pero hizo saber que no había recibido notificación alguna de la no renovación de su contrato y que se había enterado de su destitución por los medios de comunicación. Pero ya en los últimos meses, informa el Washington Post, la ex directora había estado en el punto de mira de los halcones proguerra de Ucrania por la supuesta resistencia de la Galería Tret’jakov contra el fervor patriótico de las élites del régimen. De hecho, el pasado noviembre la galería debía acoger una nueva edición de la Bienal de Arte Contemporáneo de Moscú, que fue oficialmente cancelada por el Ministerio de Cultura porque “el nivel de las obras no es adecuado para el espacio expositivo”. Sin embargo, según el diario ruso Komsomolskaya Pravda, la dirección del museo protestó contra la idea de exponer obras de carácter propagandístico de artistas procedentes de los territorios del este de Ucrania anexionados por Rusia en contra del derecho internacional. Así, con la retirada de Tregulova, un espacio que había intentado ofrecer un mínimo de resistencia al régimen corre el riesgo de perder su voz.

Imagen: una sala de la Galería Tret’jakov. Foto: Deror Avi

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