Los museos inventan formas creativas de comunicar la obligación del "pase verde" a partir del 6 de agosto


Además de los muchos museos que utilizan tonos institucionales y asépticos para comunicar la obligación del pase verde a partir del 6 de agosto, hay muchos que inventan formas originales y gráficos llamativos para dirigirse a su público.

¿Comunicar la obligación delpase verde a partir del 6 de agosto? Para muchos museos (en los que, como es bien sabido, la medida será obligatoria a partir de este viernes) se trata de una tarea institucional que debe llevarse a cabo con un lenguaje aséptico. Para muchos otros, sin embargo, es una oportunidad de comunicarse con el público de forma atractiva. Por ello, muchos museos han ideado gráficos especiales: los Museos Reales de Turín, por ejemplo, han optado por pintarse de verde para recordar a todos la aplicación del Decreto-Ley nº 105 de 23 de julio. El Museo Egipcio de Turín, que fue de los primeros en informar a su público de las nuevas disposiciones (y lo saben muy bien ya que, por desgracia, se han cubierto de insultos en las redes sociales) ha optado en cambio por vestir la silueta de un antiguo egipcio con una camiseta verde. El Museo Stibbert de Florencia también confía en la simpatía, decidiendo poner a dos... soldados medievales a vigilar una puerta.

La Reggia di Caserta, por su parte, hace que Fernando II de Borbón vista un uniforme verde, invitando al público en napolitano: “¡vaciniamoci ca ce pass’!”. Y de nuevo, aquí está la Casa Museo Lodovico Pogliaghi de Varese, que anuncia que... se ha vuelto “verde” y ha creado un cartel con una invitación: "Relájate. Con el pase verde todos estamos más serenos’.



Por último, también hay quien intenta convertir el pase verde en una oportunidad para profundizar en el estudio. Para el Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia, es una ocasión para recorrer la historia de los etruscos que, según el instituto, habrían aceptado de buen grado el pase verde: "Es sabido -escribe el museo- que todo contacto más o menos prolongado conlleva oportunidades, pero también peligros. Si la grandeza y el poder de los etruscos dependían de su capacidad de interacción y de la inteligencia con la que eran capaces de extraer beneficios y ventajas de la puesta en común de sus recursos, detrás de estas relaciones podían esconderse todo tipo de riesgos. En un Mediterráneo que, por grande que pareciera, incluso en la Antigüedad podía compararse legítimamente a un estanque (Platón), la propagación de epidemias y contagios estaba a la orden del día. Hasta el siglo XIX y los primeros descubrimientos en el campo de la epidemiología y el desarrollo de una mayor sensibilidad en el campo de la higiene (¡como lavarse las manos después de una operación!), las técnicas de prevención más evidentes a las que hoy estamos acostumbrados en nuestra vida cotidiana eran totalmente desconocidas. Por razones como éstas, la mortalidad en el mundo antiguo era muy elevada y la esperanza media de vida rara vez superaba los 35 años. Las fuentes literarias y los testimonios arqueológicos han dejado constancia de innumerables epidemias. Las causas podían ser de lo más diversas: falta de higiene y descuido en la gestión de los residuos, posibilidad de contaminación por cadáveres y carroña, convivencia con animales, viviendas inadecuadas, malaria y otras formas de contagio transportadas por hábitats a menudo muy inhóspitos, dificultades para conservar los alimentos y, por supuesto, el contacto con forasteros. Conociendo la sabiduría, los escrúpulos religiosos y la disciplina proverbial de los etruscos, cabe afirmar que si hubieran tenido el pase verde también lo habrían utilizado sin escrúpulos. De este modo habrían podido proseguir sus actividades y contactos sin riesgos y sin renuncias, como correspondía a un pueblo muy amante de los placeres de la vida. Por otra parte, Tito Livio ya cuenta cómo, durante la terrible peste del 365 a.C., en la que también murió el famoso Furio Camilo, para engañar al tiempo y al miedo, se llamó a histriones (palabra no por casualidad de origen etrusco) y bailarines de Etruria para que actuaran en el Circo Máximo, dando lugar a formas de teatro muy parecidas a las actuales. Los romanos no podían saber que con ello aumentaban el riesgo de contagio". Por otra parte, el Parque del Coliseo recuerda que ya enla antigua Roma existía algo parecido, la tessera hospitalis, o “documento de reconocimiento y garantía, en el que se grababan los nombres del huésped y del anfitrión, indispensable para acceder a la Urbe”. Y establece una comparación con el pasado: “Hoy como ayer, una tessera hospitalis será su pase para entrar en el corazón de Roma”.

Como ya se ha dicho, desgraciadamente, frente a tantos comentarios de apoyo y tantos otros que, aunque contrarios al pase verde, han expresado educadamente su disconformidad, no han faltado tampoco incívicos que han cubierto de insultos a los museos, sin entender, además, que el pase verde no es una decisión autónoma de los museos, sino una disposición gubernamental que éstos están obligados a aplicar si quieren permanecer abiertos. Un comportamiento, el de quienes arremeten contra los museos, obviamente estigmatizable.

En la foto: el gráfico del pase verde del Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia.

Los museos inventan formas creativas de comunicar la obligación del
Los museos inventan formas creativas de comunicar la obligación del "pase verde" a partir del 6 de agosto


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