Antes de empezar, un preámbulo necesario: en Finestre sull’Arte respetamos las decisiones de la justicia, incluso cuando son muy cuestionables. Sin embargo, no queremos entrar en el fondo de las cuestiones jurídicas: intentaremos hablar del asunto de la Piazza Verdi de La Spezia desde otro ángulo, el de la cultura, el de la sensibilidad hacia el pasado y, sobre todo, el del respeto hacia los ciudadanos.
El lunes, el Tribunal Administrativo Regional de Liguria se pronunció sobre el asunto, rechazando el recurso de los ecologistas y aprobando, en cambio, el proyecto del Ayuntamiento, del que también habíamos hablado en Finestre sull’Arte, poniéndose del lado de los ecologistas (y, probablemente, de la mayoría de los ciudadanos de La Spezia: en este enlace el artículo completo, con comentarios). En resumen, el ayuntamiento quiere desvirtuar una plaza histórica de La Spezia con un proyecto inútil y costoso que implica la tala de pinos históricos, plantados en los años treinta. Un proyecto que no tiene en cuenta para nada la memoria histórica de la ciudad (en las imágenes de abajo se puede ver la plaza en una foto de época, la plaza tal como era antes de esta mañana y el proyecto Vannetti-Buren aprobado por el Ayuntamiento).
La sentencia(texto completo aquí), en resumen, tacha de exceso de poder la disposición de la Superintendencia que, tras haber autorizado inicialmente al ayuntamiento, bloqueó las obras para verificar mejor el interés cultural de la plaza. Básicamente, según el Tribunal Administrativo Regional de Liguria, la Superintendencia no podía emitir una autorización y bloquearla después. No obstante, los opositores al proyecto podrían recurrir al Consejo de Estado. Esta es la opinión expresada por el abogado Rino Tortorelli, que representa a Italia Nostra, una de las asociaciones que han tomado partido contra el proyecto Vannetti-Buren.
A pesar del gran clamor de los últimos meses, la noticia de la sentencia del Tribunal Administrativo Regional ha pasado en silencio, muy poca gente ha hablado de ella y ha sido casi silenciada en las redes sociales. En la práctica, de un caso que hace unos meses había adquirido importancia nacional, con la intervención del ministro Bray (juzgado por la sentencia del Tribunal Administrativo Regional como “usurpación de funciones administrativas”) y de conocidas personalidades de la cultura, sólo se ha hablado en La Spezia en los últimos días.
Pero la cuestión es otra: sin esperar ni un segundo más, esta mañana han comenzado los trabajos de tala de los pinos. Un blitz, como lo llamó La Nazione. Un blitz verdaderamente despreciativo, que casi parece hecho a propósito para abofetear a los ciudadanos que se han opuesto y que han protestado durante todos estos meses, como si hubieran sido una molestia para la continuación de las obras. Un gesto de arrogancia y un acto de fuerza, como declara el experto en derecho medioambiental Marco Grondacci en las páginas del Secolo XIX. Y, además, prosigue Grondacci, la decisión de talar los pinos sin esperar la petición al Consejo de Estado, podría suponer un perjuicio para el presupuesto del Estado en caso de que el Consejo de Estado fallara a favor de quienes no quieren el proyecto Vannetti-Buren.
Más allá del aspecto jurídico del asunto, hay una cuestión muy grave. Es decir, el hecho de que los ciudadanos de La Spezia se encontraron ante una administración municipal reacia al diálogo, una administración municipal que siguió impertérrita por el camino de un proyecto sobre cuya utilidad (y coste) hay mucho que discutir (o mejor dicho: son lados de la historia que se han discutido largo y tendido, y casi siempre con la aguja de la balanza del lado de los ciudadanos). Ante algo así, ante una administración que debería representar a los ciudadanos, o al menos escuchar lo que tienen que decir (pero no lo hace), uno se pregunta cuál es el verdadero exceso de poder. Y si, a un nivel superior, el de la cultura y el respeto, el peor exceso de poder no esdespreciar por completo la voluntad de una ciudadanía, por cuyos intereses se supone que velan los administradores. Pero, por desgracia, con demasiada frecuencia no es así. Y por eso en La Spezia nos encontramos ahora sin los octogenarios pinos de la Piazza Verdi. Nosotros, por nuestra parte, seguiremos apoyando siempre la causa de los ciudadanos de La Spezia contra el proyecto.
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