Excepcional descubrimiento en Inglaterra: la Burgess Foundation de Manchester, la fundación que gestiona el legado del gran escritor Anthony Burgess (Harpurhey, 1917 - Londres, 1993), ha anunciado que ha descubierto un manuscrito inédito del autor, que contiene reflexiones filosóficas que siguieron al estreno de la película La naranja mecánica (“A Clockwork Orange” en el idioma original), la adaptación cinematográfica de Stanley Kubrick del libro homónimo de Burgess, su obra más conocida (narra la historia de un adolescente, Alex, que reúne a una banda de chicos, llamados “drugos”, para practicar la “ultraviolencia” contra víctimas indefensas, y acaba siendo reeducado a la fuerza por las autoridades). El guión fue escrito entre 1972 y 1973 (la película de Kubrick es de 1971, mientras que el libro es de 1962).
El manuscrito inacabado lleva el título de The Clockwork Condition y el propio Burgess lo describe como un “análisis filosófico de la condición humana contemporánea”: Con toda probabilidad, el escrito se encontraba en la casa de Burgess en Bracciano en los años 70, y llegó a Inglaterra cuando se vendió la residencia lacianiega tras la muerte del escritor en 1993, y todo el material llegó a Manchester, donde fue catalogado, pero evidentemente el trabajo que siguió a la película eludió a los encargados de catalogar los documentos.
Se trata de un descubrimiento apasionante", declaró a The Guardian el profesor Andrew Biswell, director de la Fundación Burgess y catedrático de literatura moderna en la Universidad Metropolitana de Manchester. De hecho, se trata de un documento muy valioso porque, según Biswell, Burgess sólo habló de La condición mecánica en una ocasión, en una entrevista de 1975, en la que dijo que no había ido más allá de desarrollar una idea. “En parte reflexión filosófica y en parte autobiografía”, dijo Biswell," La condición mecánica proporciona un contexto para la obra más famosa de Burgess, y amplía sus puntos de vista sobre el crimen, el castigo y los posibles efectos corruptores de la cultura de la imagen. También arroja nueva luz sobre la complicada relación de Burgess con su propia novela La naranja mecánica, obra que siguió revisando hasta el final de su vida".
En el manuscrito se afirma que Burgess veía los años setenta como un “infierno mecánico”, en el que la humanidad “buscaba escapar de la anodina neutralidad de la condición en la que se encontraba”, y en el que los seres humanos se parecían cada vez más a las máquinas. El manuscrito también menciona cómo surgió la expresión La naranja mecánica: Burgess estaba en un pub en 1945 cuando oyó a un cockney (es decir, un nativo de los barrios obreros de Londres) de 80 años referirse a un conocido suyo como alguien “tan extraño como una naranja mecánica”. Esa expresión, escribe Burgess, “me fascinó por su improbable fusión de lo popular con lo surrealista. Y durante unos veinte años alimenté el deseo de utilizarla como título de algo. En esos veinte años la oí otras veces (en estaciones de metro, en pubs, en obras de televisión), y siempre en boca de viejos cockneys, nunca de jóvenes. Era una especie de tropo tradicional, y me pidió que lo utilizara como título de una obra que combinara el interés por la tradición y la técnica estrafalaria. La oportunidad de utilizarlo surgió cuando pensé en escribir una novela sobre el lavado de cerebro”. De hecho, los estudios de lingüística ya habían observado en el pasado que “ser tan raro como una naranja mecánica” fue en su día una expresión muy utilizada en los suburbios de Londres, para indicar situaciones que parecían normales pero ocultaban trasfondos extraños e insólitos.
No sabemos por qué Burgess dejó su obra inacabada: quizá, especula Biswell, pensó que no tenía competencia para escribir una obra de no ficción, ya que era escritor y no filósofo. Así que prefirió concentrarse en una novela autobiográfica, El testamento mecánico, que se publicó en 1974 (y algunos de los temas tratados en esta obra tienen su origen en La condición mecánica). Aún no se sabe si se publicará: en teoría, concluye Biswell, hay material suficiente para pensar en llegar a ello, ya que el manuscrito consta de 200 páginas y en los borradores las anotaciones de Burgess permiten dar a sus ideas una forma bastante definida.
En la imagen: los cuatro “drogadictos” de La naranja mecánica en una escena de la película de Stanley Kubrick.
La naranja mecánica, manuscrito inédito de Burgess descubierto: contiene reflexiones tras la película de Kubrick |
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