Mattia Preti representa a su Vanidad como una mujer ricamente vestida, con un turbante que enmarca un rostro bañado de luz y que, junto con su inspirada expresión, recuerda en cierto modo a ciertas soluciones de Domenichino, y con un vestido cubierto por un ligero chal de seda finamente decorado. Con la mano derecha sostiene un espejo, principal connotación de la vanidad como herramienta indispensable para el vanidoso, que mirándose a sí mismo no tiene tiempo de mirar a los demás, y con la otra parece acariciar un cofre lleno de collares de perlas. Obra posiblemente de los años 1750, forma parte de las colecciones de los Uffizi de Florencia desde 1951, cuando el Estado la compró a un coleccionista privado. Es una obra de la que no se sabe mucho (incluso hay quien avanza la hipótesis de que podría ser un fragmento de un cuadro mayor), y también es una obra ambigua: ¿el hecho de que la mujer aparte la mirada del espejo y la dirija hacia el cielo es señal de que se ha dado cuenta de lo efímeros que son los bienes terrenales? Y del mismo modo, con el gesto que hace con la mano izquierda, ¿acaso la joven está distanciando los bienes materiales de sí misma? Son preguntas que, sin duda, fascinan. Y que nos permiten leer más profundamente el significado de la obra.
Mattia Preti, Vanidad (c. 1650-1670; Florencia, Uffizi) |
El término vanidad deriva directamente del latín vanitas, a su vez un sustantivo derivado del adjetivo vanus, que significa “vacío”, “inútil”. De esta primera acepción descienden todas las que hoy asociamos comúnmente al concepto de vanidad: frivolidad, insustancialidad, excesiva confianza en las propias capacidades, jactancia, engreimiento. Todos significados negativos, por supuesto. Que quizá la mujer, en su inspirada actitud, parece haber comprendido. Y es por ello que hemos elegido La vanidad de Mattia Preti para hablaros de una exposición que se abre al público hoy, 21 de junio de 2015, en Casal di Principe: La luce vince l’ombra. Los Uffizi en Casal di Principe. Porque hay una base de la que debemos partir: cualquier intento de luchar contra el crimen organizado sin pasar por la cultura es vano, inútil y presuntuoso.
Todos hemos oído hablar de Casal di Principe, quizá sólo por el eco de un telediario mientras comíamos una pizza a las ocho de la tarde. Y nos imaginamos que ninguno de nosotros, o casi ninguno, ha oído nunca mencionar Casal di Principe en los principales medios de comunicación nacionales como noticia positiva. Todos tenemos la imagen estereotipada de Casal di Principe como la de un pueblo de extrarradio, presa de la decadencia más absoluta, en manos de la camorra, que en la ciudad hace todo lo bueno y lo malo. Pues bien, por una vez podemos aprovechar la ocasión para disipar todas las imágenes negativas que tenemos de la provincia profunda de Campania, porque por primera vez, los Uffizi de Florencia llegan a Casal di Principe, y lo hacen con una exposición muy deseada por el director del museo florentino, Antonio Natali, que la ha comisariado junto con su colega Fabrizio Vona, de la superintendencia de Apulia. Veinte obras, ocho de las cuales proceden de los Uffizi (las otras proceden del Museo Capodimonte de Nápoles, de la Reggia di Caserta y del Museo Provinciale di Capua), se expondrán durante cuatro meses, hasta el 21 de octubre, en la que fue casa de un capo de la Camorra y ahora es la Casa Don Peppe Diana, una estructura destinada a promover y acoger actividades culturales y sociales.
Por supuesto, el hecho de que Casal di Principe sea uno de los lugares más deprimidos de Italia es innegable: para un joven nacido en estos lares, las aspiraciones no son muchas. Desde la infancia, uno se encuentra atrapado en una realidad de degradación, de política condescendiente cuando no connivente, de desempleo. Normalmente, los que quieren una vida diferente emigran, quizá lo más lejos posible. Pero no es retórica decir que nunca hay que abandonar la esperanza de una perspectiva más brillante: si no fuera así, Antonio Natali y Fabrizio Vona probablemente habrían seguido sentados detrás de sus escritorios, dedicados a sus rutinas diarias. En cambio, han elegido el camino delcompromiso cívico activo, sobre el terreno, con una valiente exposición que lleva por primera vez los Uffizi al Casal di Principe para demostrar que la única forma de vencer a todas las mafias es la cultura. Y ello por una razón muy sencilla: porque la cultura abre los ojos, forma las conciencias, alimenta el espíritu crítico, empuja a la gente a pensar por sí misma. Y las mafias proliferan y tienen terreno fácil precisamente donde falta cultura: porque la cultura ayuda a mostrar cuáles son los caminos alternativos. De ahí la razón de lo dicho al principio, a saber, que cualquier intento de derrotar a las mafias sin pasar por la cultura es inútil.
También está claro que es imposible vencer a un fenómeno enquistado durante siglos sin una perspectiva seria a largo plazo, que implique a actores comprometidos en varios frentes y en distintos ámbitos: desde el económico al social, pasando, por supuesto, por el cultural. Pero nos gusta pensar que iniciativas como la ideada por Natali y Vona como cita número dieciocho del proyecto La Ciudad de los Uffizi (el ciclo de exposiciones que pretende llevar el arte a los centros menos conocidos, pero no por ello indignos, de nuestro país) pueden constituir una pequeña pieza de un enorme mosaico cuya construcción puede seguir adelante con la contribución de cada uno de nosotros. Las acciones de la Camorra, es obvio, continuarán durante y después de la exposición. Pero si la exposición abre los ojos aunque sólo sea a un pequeño grupo de personas, que tal vez hablen de ella a otras cercanas, convenciéndolas de la bondad de la iniciativa, y si sirve de “plataforma de lanzamiento” para futuras y nuevas intervenciones que impliquen a un número cada vez mayor de personas, entonces podremos decir que Natali y Vona, a quienes ya hay que reconocer el mérito de haber conseguido poner en marcha un proyecto como La luz vence a la sombra, habrán logrado un gran resultado. Y estamos convencidos de que, al final, podrán decir que han tenido éxito. Incluso si ya han conseguido un pequeño éxito (además del espléndido de haber traído al Casal di Principe algunas obras maestras del siglo XVII y posteriores): en una época en la que las exposiciones se ven sobre todo como eventos de taquilla y oportunidades para ganar dinero, el hecho de que estemos hablando de una exposición que no tiene más objetivos que los estrictamente culturales y sociales, es en sí mismo una apuesta ganada.
La cita es, pues, desde hoy y hasta el 21 de octubre en Casal di Principe, en la Casa Don Diana: demostrar que el arte y la cultura, frente al crimen, tienen una voz mucho más fuerte y poderosa.
La luz vence a la sombra. Los Uffizi en Casal di Principe, comisariada por Antonio Natali y Fabrizio Vona. Del 21 de junio de 2015 al 21 de octubre de 2015 en Casal di Principe (Caserta), en la Casa Don Diana. |
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