La Fondazione Merz de Turín rinde homenaje a Mario Merz y sus obras de Arte Povera


Del 8 de julio al 6 de octubre de 2024, la Fondazione Merz de Turín presenta la exposición Merz. El eje central de la exposición son sus obras en diversas técnicas, con especial atención a Cuatro mesas en forma de hojas de magnolia.

La Fondazione Merz de Turín presenta, del 8 de julio al 6 de octubre de 2024, la exposición Qualcosa che togliglie il peso dedicada a Mario Merz (Milán, 1925-2003). La exposición presenta una variada selección de obras de Mario Merz. La pieza central de la exposición es la obra Four Tables in the Form of Magnolia Leaves (1985), expuesta en esta ocasión por primera vez en Europa, creada con motivo de la exposición individual de Sperone Westwater y Leo Castelli en Nueva York. Algo que quita el peso parte del concepto descrito por el antropólogo Claude Lévi-Strauss y vinculado a la necesidad de identificar la naturaleza profunda que subyace a los patrones para llegar a la base del pensamiento humano, que en su diversidad siempre está definido por leyes que eluden el flujo del tiempo y la variedad de los entornos. La frase que da título a la exposición, Qualcosa che togliisce il peso (Algo que quita el peso), también fue extrapolada de un escrito de Mario Merz y se relaciona con esta necesidad de mirar a la naturaleza y al paso del tiempo para alcanzar una sensación de ligereza conceptual, que se encuentra en el núcleo de obras presentadas. El iglú Sin título (1997), inmerso en la atmósfera del espacio expositivo, aparece como una cúpula cósmica que, a través de sus hojas doradas, respira la luz real del entorno y desprende reflejos dorados. El concepto de luz se refiere también al uso del neón, que dirige la mente hacia detalles insospechados, destacando elementos naturales y de convivencia, como en el caso de L’horizont de lumière traverse notre vertical du jour (1995), en la que jarrones llenos de vino y miel resaltan juntos una referencia al tiempo y al cuerpo. Este enfoque de la naturaleza transformada en cultura encuentra su expresión en Cuatro mesas en forma de hojas de magnolia (1985), que representa una magnífica unión de elementos y significantes.

Dibujos y lienzos en las paredes transforman las salas en un territorio en el que es posible experimentar el estar en el mundo, en consonancia con la idea de Mario Merz de habitar un espacio, no tanto de “hacer” una exposición. La exposición concluye con una entrevista en vídeo al comisario Herald Szeemann, realizada en 1985 con motivo de su exposición individual en la Kunsthaus de Zúrich. Acompañando a la exposición, las jornadas del 18 y 19 de septiembre de 2024 estarán dedicadas a encuentros, conferencias y diversos momentos abiertos al público dedicados a la figura de Merz. Entre ellos, se presentará el primer volumen del catálogo razonado de la obra del artista, dedicado a los iglús. El proyecto se realiza gracias al apoyo de la Dirección General de Creatividad Contemporánea del Ministerio de Cultura en el marco del programa del Consejo de Italia (2023).

Diseños de exposiciones
Montaje de la exposición. Concesión: Fondazione Merz
Diseños de exposiciones
Montaje de la exposición. En primer plano: Cuatro tablas en forma de hojas de magnolia, 1985, cera de abejas y técnicas mixtas sobre 16 mesas de acero soldado. Concesión: Fondazione Merz

Notas sobre el artista

Mario Merz, nacido en 1925, se trasladó de niño con su familia, de origen suizo, a Turín. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, abandonó sus estudios universitarios de Medicina y participó activamente en la lucha antifascista. Detenido en 1945 durante una campaña de panfletos, comenzó a dibujar en prisión. Tras su liberación, animado por su amigo Luciano Pistoi, decidió dedicarse por completo a la pintura y en 1954 inauguró su primera exposición individual en la Galería La Bussola de Turín, donde presentó pinturas expresionistas.

A mediados de la década de 1960, las investigaciones de Merz se desarrollan y evolucionan hacia una experimentación que le lleva a crear las “pinturas volumétricas” (Mila Pistoi), construcciones de lienzos que incorporan object trouvés, materiales orgánicos o industriales, cuya inclusión en la obra contribuye a situar al artista entre los protagonistas del Arte Povera. Objetos cotidianos como varillas de hierro, mallas metálicas, vidrio, y no sólo citas literarias, se manifiestan como energías hasta ahora descuidadas por la práctica artística que Merz libera en “una suma de proyecciones interiores sobre los objetos”, traduciéndolas a veces “directamente en objetos” (Germano Celant), reinterpretándolas al reposicionarlas en un panorama de nuevas formas y pronunciamientos. Lo constelan el iglú (1969) y la mesa (1973): el uno “una forma orgánica ideal, al mismo tiempo un mundo y una pequeña casa” que el artista dice habitar, un espacio absoluto no modelado sino “una semiesfera apoyada en el suelo”; la otra “lo primero para la determinación del espacio, un trozo de tierra levantada, como una roca en el paisaje”. Iglúes y mesas son, además de estructuras primarias y arquetípicas, declaraciones estéticas y sociopolíticas al mismo tiempo, en su representación de la superación definitiva del cuadro y del solipsismo del artista. Desde la década de 1970, la serie de números de Fibonacci ha sido una presencia fija en la obra de Merz. El artista la interpreta como emblema de la dinámica relativa a los procesos de crecimiento del mundo orgánico, colocando las figuras en neón en sus obras, desde el avance del Fibonacci Santa Giulia, colgado en la cocina de lacasa de Turín (1968), a la Suite subterránea de la línea 1 del tranvía de Estrasburgo (1994), de las mesas proliferantes diseñadas para John Weber (1973) a la multitud de iglús presentes en la Kunsthaus de Zúrich (1985) y en la Salpêtrière de París (1987), pasando por la interpenetración entre mesas e iglús (del Capc de Burdeos, 1987, al Stedelijk de Ámsterdam, 1994).

La recurrencia de ciertas formas que se remontan todas ellas a la espiral, como el triángulo, el cono, el vórtice, artísticamente visualizadas, deducidas o vislumbradas en una serie infinita de elementos en su mayoría orgánicos, como caracoles, ramas, hojas, piñas, cuernos, está vinculada a la propia serie de Fibonacci, transcripción numérica de una figura que, partiendo del punto cero, se expande infinitamente en espiral. Las grandes exposiciones de los años ochenta (Palazzo delle Esposizioni de San Marino, 1983; Guggenheim de Nueva York, 1989; Castello di Rivoli y Museo Pecci de Prato, 1990) se caracterizan por la reaparición de una práctica pictórica que adquiere cada vez más importancia, convirtiéndose en “larga y rápida”, hábitat natural de animales salvajes y “prehistóricos” como el rinoceronte, el cocodrilo, el tigre, el bisonte, el búho, el caracol, portadores también de una primacía ingenua. Los retratos de los animales son “religiosamente simbólicos pero también orgánicos”, colocados uno al lado del otro y ensamblados con las formas ya detalladas (el iglú y la mesa, y su vertido sobre el lienzo) y los objetos (el neón, la botella, el mackintosh, el periódico, el árbol del “chamán” Merz), con una cadencia proliferante y en espiral ritmada en la serie de Fibonacci. Pero también están sometidos a un proceso de metamorfosis (técnicamente conseguida suprimiendo bastidor e imprimitura, y dejando que el color empape el lienzo, “para que asuma la imprimitura del cuadro, en lugar de ser su soporte”) que hace que al lienzo pintado le crezcan patas, para poder convertirse en el animal que retrata. A este intenso periodo, durante el cual el artista publicó también una colección de escritos ponderosa y programática (Voglio fare subito un libro, 1985), siguió una fase caracterizada por el retorno a la esencialidad de la materia y del signo (exposición individual en la Fundaçâo de Serralves, Oporto, 1999). Siempre se hace gran hincapié en la práctica del dibujo, que se convierte en protagonista de una serie de instalaciones a gran escala. Merz las expuso en Nîmes, en el Carré d’Art - Musée d’Art Contemporain (2000), y debutó en América Latina con una exposición individual en la Fundación Proa de Buenos Aires (2002). Participó en Zero to Infinity: Arte Povera 1962-1972 (2001), la primera exposición antológica sobre Arte Povera en el Reino Unido, organizada por la Tate Modern de Londres y el Walker Art Center de Minneapolis. Entre las numerosas distinciones que se le han concedido, destacan la Laurea Honoris Causa de la Presa de Bolonia (2001) y el Praemium Imperiale de la Asociación Japonesa de Arte (2003).

Entre las exposiciones individuales celebradas tras la muerte del artista, además de las propuestas por la Fondazione Merz, cabe destacar la gran retrospectiva de Turín organizada en las tres sedes turinesas de la Galleria d’Arte Moderna, el Castello di Rivoli y la propia Fondazione (2005); la exposición monográfica Disegni, en el Kunstmuseum de Winterthur y posteriormente en la Fondazione (2007); What Is to Be Done? (Henry Moore Institute, Leeds; Bildmuseet, Umeå, en 2011-12); Mario Merz Arnulf Rainer. Tiefe weite (Fragmente) en el Museo Arnulf Rainer, Baden (2013); Pace Gallery, Londres (2014); Città Irreale, en Venecia, Gallerie dell’Accademia; Los números son prehistóricos, en el Museo de Arte Cicládico, Atenas (2015); Igloos, con más de treinta iglús acogidos por el Pirelli Hangar Bicocca de Milán (2018); la amplia exposición antológica El tiempo es mudo en el Reina Sofía de Madrid (2019); y una instalación de larga duración en la Dia Art Foundation de Nueva York (2020). En 2021, la Fondazione Merz organizó una doble exposición individual titulada La punta di matita può eseguire un sorpasso di coscienza, con obras en su mayoría nuevas de Marisa y Mario Merz. Al año siguiente fue el Musée Rath de Ginebra el que acogió a la pareja en una selecta retrospectiva; mientras que el Palazzo delle Esposizioni, en Roma, preparó para el ciclo “mostre in mostra” la reedición de la exposición individual que la artista -sugestivamente flanqueada por grandes nombres del siglo XX como Balla, De Chirico y Morandi- celebró en 1978 en la Galleria dell’Oca. El 1 de junio de 2023 se inaugurarán oficialmente las conmemoraciones del vigésimo aniversario de la muerte de Mario Merz con la exposición antológica El viento de mi casa en la ZACentrale de Palermo.

La Fondazione Merz de Turín rinde homenaje a Mario Merz y sus obras de Arte Povera
La Fondazione Merz de Turín rinde homenaje a Mario Merz y sus obras de Arte Povera


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