Ayer se presentó en Roma el 19º Informe Anual de Federculture, que este año pretendía responder a una serie de preguntas: ¿Ha salido la cultura de la crisis inducida por el virus Covid? ¿Hemos dejado atrás por fin los años fúnebres de la pandemia? En una primera lectura de los datos actualizados, parece que sí, según Federculture. El sector cultural, en sus muchos declives, parece haber experimentado un renacimiento en el último año en comparación con los dos años de pandemia, incluso si las cifras aún no han vuelto a los niveles de 2019, el último año antes de la pandemia. Una vez que se han levantado las restricciones a la socialización y se han reanudado los viajes, incluidos los internacionales, hay signos de crecimiento en todos los ámbitos.
En 2022, año al que se refieren los datos del informe, hubo un regreso de los italianos a los cines, teatros y museos; con un salto, por ejemplo, de los que fueron al cine del 9,1% en 2021 al 30,6% en 2022, o los que fueron al teatro del 2,9% al 12,1%, y los que asistieron a un concierto del 3,7% al 11,2% . También aumentó el consumo: las familias italianas incrementaron su gasto medio mensual en actividades y servicios relacionados con el ocio, la cultura y el deporte, que en 2022 ascendió a 91,94 euros, un 15,9% más que el año anterior.
Sin embargo, como se preveía, un análisis más profundo y amplio de los datos revela que, aunque la recuperación está ahí y es tangible, en comparación con la prepandemia los signos no son tan positivos y los signos positivos se vuelven negativos. De hecho, en todos los fenómenos considerados, la comparación con 2019 muestra que los niveles de crecimiento alcanzados aún no han superado el profundo surco excavado por la crisis de 2020-2021.
Así lo demuestran los datos de empleo cultural, que, a pesar de la fuerte recuperación registrada en 2022 (+5,7% respecto a 2021), aún no ha vuelto a los niveles de 2019 (año en el que marca un -1,4%); así como los de turismo, que ciertamente se está expandiendo con fuerza, especialmente en lo que se refiere al segmento cultural, pero que en 2022 aún se sitúa en torno a un 15% por debajo de los niveles previos a la crisis. Como señala el Eurobarómetro de Unwto, el turismo internacional recuperó en 2022 alrededor del 63% de los niveles pre-Covid, con Europa y Oriente Medio a la cabeza. De hecho, las llegadas internacionales alcanzaron los 917 millones en todo el mundo, un gran aumento respecto a 2020 y 2021, pero aún lejos del objetivo de 1.400 millones de 2019. Europa es el destino con mayor número de llegadas en 2022, 598 millones, con lo que recupera el 80% del turismo respecto a 2019, año del que la variación negativa es del 21%. Las previsiones de Unwto estiman una recuperación mundial del 80-95% sobre los niveles de turismo de 2019 en 2023, mientras que para Europa estiman una recuperación que superará los resultados previos a la pandemia. Por lo que respecta a Italia, en 2022 aumentó el flujo de turistas respecto a 2021 tanto en llegadas internacionales (+104%) como nacionales (+22,5%), y la tendencia de presencias se solapa con la de 2019, sobre todo para los meses entre septiembre y diciembre. El crecimiento continúa en 2023: los siete primeros meses del año registran un aumento de turistas internacionales del 19%, mientras que los turistas italianos registran un ligero descenso del -1,4%. Asimismo, el gasto de los viajeros extranjeros en Italia en 2022 ha crecido significativamente (+108%), en concreto superando los 44.000 millones de euros, duplicándose respecto a 2021, volviendo a niveles anteriores a la pandemia. Sin embargo, no todas las regiones italianas, aunque crecen fuertemente en 2021, ven una recuperación en 2019, entre ellas Piamonte, Toscana y Lacio; mientras que entre las que más aumentan están Apulia, Trentino Alto Adigio y Umbría. Como señala el Banco de Italia, el gasto de los turistas internacionales está impulsado por la fuerte expansión del gasto en visitas a ciudades de arte (+275%). El “gasto en turismo cultural” ascenderá a 12 400 millones de euros en 2022 y seguirá siendo el segmento de gasto más importante, con un 16,8% del gasto total. En 2022, el crecimiento del turismo en las grandes ciudades de arte es del +104,4%; en los municipios más pequeños con vocación cultural, el aumento es del +39%.
El indicador global de participación cultural también ha subido hasta el 23,1% en 2022, pero en 2019 era del 35%, y analizando los sectores individuales se sigue observando, de nuevo con referencia a 2019, que la proporción de personas que van al teatro, al cine y a conciertos se ha reducido casi a la mitad. Entre otras cosas, y esto es un signo preocupante, a pesar de un fuerte aumento en 2022 entre los jóvenes (menores de 24 años) la participación cultural sigue estando más de 20 puntos por debajo de la de 2019.
Son precisamente los jóvenes, aunque no sólo ellos, los protagonistas del enfoque sobre la formación en el sector cultural, que es el tema principal del Informe 2023 y que se analiza en el volumen tanto en los aspectos relativos a la oferta formativa (enseñanza superior, investigación, formación profesional) como a los vínculos entre el sistema de formación y el trabajo. De hecho, Covid-19 ha vuelto a llamar la atención sobre el papel social, el valor y la especificidad del trabajo cultural, al tiempo que ha puesto de relieve sus discrasias y criticidades. Por lo tanto, la formación -a diferentes niveles- dirigida a proporcionar conocimientos, habilidades y herramientas críticas a quienes pretenden entrar profesionalmente en el sector cultural y creativo, que está atravesando una de las fases más complejas de las últimas décadas, al tiempo que nuevos retos aguardan a quienes trabajan en él, ha adquirido una centralidad renovada.
Por este motivo, además de una amplia gama de artículos de expertos autorizados en el sector, que analizan y describen el ámbito de la educación cultural desde muchos ángulos, destacando sus aspectos virtuosos y las cuestiones por resolver, Federculture también ha llevado a cabo una investigación específica destinada a proporcionar por primera vez una imagen actualizada y lo más completa posible, sin pretender ser exhaustiva, de laeducación superior, analizando la oferta y la demanda en el sector cultural. Lo que surge es un cuadro muy articulado que va desde los cursos de grado, de los que se han encuestado unos 1.000, hasta los másteres de postgrado, los más de 5.000 cursos de la AFAM y la Academia ITS, que con 30 cursos de formación activados en el ámbito cultural es la última en aparecer en este sector.
Un amplio sistema de oferta que recoge un total de unos 450.000 alumnos matriculados e introduce en el mundo laboral a unos 90.000 licenciados y diplomados en los distintos niveles formativos, entre los que predomina el componente femenino y la presencia de alumnos extranjeros es también significativa (en torno al 15% de los matriculados en cursos AFAM, por ejemplo).
La educación cultural es también un sistema en movimiento y actualización -algunas áreas formativas parecen haberse consolidado con el paso de los años (como el área de gestión cultural, o la promoción y puesta en valor del patrimonio y las actividades culturales)- pero también hay espacio para cursos que interceptan necesidades formativas y profesionales más recientes e innovadoras, con un número de matriculados y titulados que aumenta con el paso de los años. El área cultural de la educación terciaria, según Eurostat, representa el 20,2% del total de estudiantes italianos; cabe destacar que se trata del porcentaje más elevado entre los países de la UE-27. De este amplio análisis se desprende que las necesidades son, por un lado, mejorar la calidad de los servicios ofrecidos por los perfiles ya empleados, que están llamados a prestar servicios cada vez más avanzados; por otro, formar a una nueva palanca de empleados, para ofrecerles oportunidades de empleo adecuadas en el sistema de instituciones públicas y privadas que trabajan por la cultura. En ambos casos, es necesario coser preparación, experiencia, nuevos conocimientos y habilidades para aunar el conocimiento académico y la docencia con la experiencia de las personas y perfiles que trabajan sobre el terreno.
En cuanto alempleo cultural, sigue siendo inferior en 2022 que en 2019. Sobre la base de los datos de la “Rilevazione sulle forze di lavoro” (Encuesta de población activa) de ISTAT, se estima en 815.000 personas: el 30,2% están empleadas en profesiones y sectores culturales, el 45,5% están empleadas en profesiones culturales y sectores no culturales y el 24,3% restante están empleadas en profesiones no culturales y sectores culturales.
El empleo en el sector cultural se redujo drásticamente durante la fase pandémica y, a pesar de la fuerte recuperación en 2022 (+5,7% en comparación con 2021), aún no ha vuelto a los niveles de 2019
(-1,4% en comparación con 2019). Entre 2019 y 2021, el descenso del empleo cultural fue más pronunciado que el del empleo total (-6,7% frente a -2,4%), con una reducción tanto en valores absolutos como en la cuota de ocupados, que pasó del 3,6% en 2019 al 3,4% en 2021. En 2022, la proporción volvió al 3,5%. El descenso observado en 2020 fue mucho mayor que el del empleo total (-8,0% frente a -3,1%); mientras que la recuperación en 2021, aunque contenida, fue sin embargo mayor para el empleo cultural que para el total (+1,4% frente a +0,8%), y en 2022 fue mucho más acusada (+5,7% frente a + 2,4%).
En definitiva, según Federculture, la lectura del estado del sector en su conjunto conduce a un optimismo prudente, pero también es una oportunidad para reafirmar la necesidad de intervenciones que consoliden el crecimiento del sector cultural en todos sus ámbitos, tanto en el lado de la producción como en el de la demanda, apoyando tanto a las empresas como a los ciudadanos, para relanzar todo el sistema hacia un modelo en el que la cultura sea el punto de apoyo de un desarrollo duradero, inclusivo y sostenible.
“La cultura es, en efecto, un gran recurso para Italia. Lo demuestra, por si aún hacía falta, el verano que acaba de pasar, en el que la cultura ha ’salvado’ la temporada turística”, comenta Andrea Cancellato, presidente de Federculture. “Pero también está claro que hay muchos nudos que abordar y sólo un gran compromiso y voluntad política pueden permitir plantear posibles soluciones. Lo que se necesita, por tanto, es un ministerio eficiente, una legislación clara en sus objetivos y gestión, recursos adicionales que no sean exclusivamente públicos, e instituciones y empresas culturales equipadas para un clima que es cualquier cosa menos sencillo. El mundo de la cultura, al que representamos, es un participante activo, dispuesto como siempre a hacer su aportación de análisis y propuesta, que hoy también hemos recordado al Gobierno y al Parlamento. Cito sólo algunos títulos: aprobación de la ley sobre las empresas culturales y creativas; desfiscalización del consumo cultural; refinanciación del Fondo de Cultura; mayor posibilidad de utilizar la prima de Arte para los particulares. Las posibilidades de intervención son muchas, a menudo a ”coste cero“ para las finanzas públicas; el sector lleva tiempo esperando respuestas concretas al respecto”.
La cultura aún no se ha recuperado totalmente de la pandemia. Datos de Federculture |
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