La Biblioteca Nacional Central de Florencia corre el riesgo de derrumbarse, alarmada


La Biblioteca Nacional Central de Florencia está colapsada por falta de personal y, si no se hace algo, corre el riesgo de cerrar muchas de sus actividades.

La Biblioteca Nazionale Centrale di Firenze (BNCF), la biblioteca más importante de Italia junto con la Biblioteca Nazionale di Roma, y la que posee la mayor colección de libros, corre el riesgo de colapsar: 8.843.734 libros, incluidas monografías y folletos impresos, 417.754 títulos de publicaciones periódicas, 25.296 manuscritos, un millón de autógrafos, 4.089 incunables, 29.123 ediciones del siglo XVI, 71.586 grabados, mapas geo-gráficos y fotografías, 250.000 tebeos, 54.980 microfilmes y mucho más, todo ello dispuesto en 137 kilómetros de estanterías (que aumentan casi 1,5 kilómetros al año). Este inmenso patrimonio, uno de los tesoros culturales más importantes de nuestro país, está en peligro de extinción debido a la falta crónica de personal.

En una entrevista concedida al diario La Nazione a finales de junio, el director Luca Bellingeri recordaba que en 35 años el número de empleados se había reducido a más de la mitad, pasando de 400 a 150, y que por tanto era necesario un enorme esfuerzo para garantizar a los ciudadanos todos los servicios que la Biblioteca puede ofrecer. Sin embargo, si se confirma la tendencia actual (es decir, la escasez de personal debido a la falta de rotación, consecuencia de la congelación de las contrataciones), la Biblioteca correrá el riesgo de tener que suspender, como mínimo, algunas de sus actividades, debido a la escasez de personal que no le permitirá funcionar.

La desatención a las bibliotecas es un problema que se arrastra desde hace años, y que ha caracterizado la actuación tanto de gobiernos de centro-derecha como de centro-izquierda: sin embargo, ahora el asunto corre el riesgo de tener graves repercusiones, y son los sindicatos los que dan la voz de alarma. La CGIL, en una nota firmada junto con laAsociación de Lectores de la Biblioteca Nacional Central, se muestra de hecho mucho más pesimista que el director de la BNCF, que en una entrevista a La Nazione había afirmado que, a pesar de las muchas dificultades, los recursos actuales siguen siendo suficientes para garantizar el buen funcionamiento de la Biblioteca.

La CGIL y Assolettori comienzan su nota señalando con el dedo al ex ministro Franceschini, de quien se dice que concedió fondos a la BNCF, pero sólo para reparar daños y terminar las obras de renovación, mientras que no se asignaron recursos para el personal. Un personal que, recuerda el sindicato, no responde a las necesidades reales de la Biblioteca: frente a una plantilla tabulada de 185 personas, la BNCF sólo puede contar ahora con 149 empleados (había, sin embargo, 400 en 1997 y 280 en 2002). Estos problemas son, al fin y al cabo, característicos de todo el Ministerio, que necesitaría 25.000 funcionarios pero tiene que contar con los 19.241 actuales, incluidos los directivos (y se espera que el número de funcionarios se reduzca aún más de aquí a 2020, hasta situarse por debajo de los 17.000). Además, las vacantes se cubren actualmente con jóvenes procedentes de la función pública, pero sólo pueden permanecer un año, por lo que son recursos con los que no se puede contar para una planificación a largo plazo.

“La BNCF”, reza el comunicado, “está al límite de sus fuerzas, junto con sus hermanas florentinas (una para todas: la Riccardiana perderá en cuatro meses a sus dos funcionarios bibliotecarios supervivientes y se quedará sin director científico) y casi todas las bibliotecas italianas. La lectura duele, porque la cultura es un ataque al pensamiento dominante, a la masificación, a la simplificación, a la demolición de los valores fundadores de nuestra civilización en nombre del cambio de los tiempos, del sentimiento del ”pueblo“ que despeja el camino a la regresión ética. ¿No fue uno de los nuevos subsecretarios del Mibact quien declaró que no había leído un libro en tres años? Quizás sea hora de que el barco se detenga, de que el compromiso deje paso a la movilización de trabajadores y usuarios, de que la señal llegue alta y clara: ”el punto de no retorno está a un paso, la pierna ya está estirada para superarlo".

Cuatro son, por tanto, las peticiones que el sindicato y los lectores hacen al Ministerio: asignar 40 de los 503 operadores supervisores a la BNCF para ser contratados en 2018 con el concurso ya autorizado por MiBACT; iniciar el procedimiento para recuperar a los aprobados del concurso interno de 2010; contratar a los trabajadores precarios; y proceder a nuevas contrataciones para cubrir las necesidades. “Ningún ministro, gobierno o partido”, concluye la nota, “nos las dará por generosidad, atención o visión política: es hora de pasar de la resiliencia a la resistencia, en nombre de algo hermoso y bueno que defender y entregar a los que vendrán después de nosotros, tras estos días de poca luz”.

Imagen: Sala de lectura de la Biblioteca Nacional Central de Florencia. Crédito

La Biblioteca Nacional Central de Florencia corre el riesgo de derrumbarse, alarmada
La Biblioteca Nacional Central de Florencia corre el riesgo de derrumbarse, alarmada


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