Una edición apagada, la de las Jornadas FA I que se celebran hoy y mañana: no serán “Jornadas FAI de Primavera”, porque es verano y porque en primavera estábamos todos encerrados por el encierro, sino que serán “Jornadas FAI de Puertas Abiertas” (este es el nuevo nombre), que sin embargo no alcanzarán la envergadura de las jornadas “tradicionales”: habrá unas 200 plazas abiertas, frente a las 1.100 de la edición 2019 de las Jornadas FAI de Primavera (es decir, una plaza de cada cinco respecto a la pasada edición). Hacía tiempo que no se veía un número tan bajo de lugares abiertos por el Fondo Ambiente Italiano (piénsese que hace diez años había 590, mientras que para llegar a tan pocos lugares hay que remontarse a los primeros días de las FAI Spring Days, establecidas en 1993).
Evidentemente, muchos lugares tienen que permanecer cerrados porque no pueden cumplir las medidas de seguridad que aún nos impone la contención del contagio del coronavirus, pero según la asociación Mi Riconosci? Patrimonio Cultural, que siempre ha puesto bajo la lupa la labor de la FAI, señala que probablemente este colapso de plazas abiertas se deba también a la imposibilidad de utilizar a los alumnos en los programas de alternancia escuela-trabajo. La experiencia formativa introducida en 2015 por el Gobierno Renzi (y que ahora ha cambiado de nombre: ya no es ’alternanza scuola-lavoro’, sino PCTO, o ’Percorsi per le Competenze Trasversali e l’Orientamento’), y que prevé un periodo de trabajo obligatorio para todos los estudiantes de los tres últimos cursos de bachillerato, garantizó el año pasado 40.000 alumnos a la FAI, una ingente mano de obra gratuita que, según los gráficos difundidos por Mi Riconosci, ha provocado que el número de plazas abiertas haya pasado de las 780 de la última edición sin los alumnos en alternancia (la de 2015), se saltó a las 900 del año siguiente (un crecimiento de 120 plazas: para obtener un número par en números absolutos sin alumnos, FAI había tardado cinco años), a las 1.000 de las ediciones de 2017 y 2018, y a las 1.100 de la de 2019.
No sólo eso: según Mi Riconosci, muchos jubilados, que constituyen la base más “sólida” de los voluntarios de la FAI, decidirán no prestar servicio este año por comprensibles temores de contagio (ya que, como es bien sabido, el Covid-19 afecta principalmente, y por desgracia con las consecuencias más graves, a la población de edad avanzada). Evidentemente, también hay razones contingentes: por ejemplo, para esta edición de las Jornadas FAI no será posible acudir directamente a los emplazamientos sin haber reservado plaza. Este año, de hecho, se ha incluido la reserva obligatoria, y tampoco habrá plazas abiertas gratuitamente, ya que cada participante deberá pagar una contribución en apoyo de las actividades de la fundación, fijada en 3 euros para los miembros de la FAI y en 5 euros para los no miembros (aunque existe la posibilidad de abonar una suma mayor a discreción).
Las Jornadas de Puertas Abiertas de la FAI, afirma el Patronato, representan “una oportunidad ineludible de recaudación de fondos, que se destinarán íntegramente a permitirnos continuar con las actividades institucionales de la fundación”, razón por la cual la colecta se ha realizado con antelación al evento. Se trata de fondos que la FAI reinvierte en el mantenimiento y la conservación de los bienes culturales, ya sean de su propiedad o de terceros, pero el Patronato se enfrenta al reto de que, con un presupuesto superior a los 30 millones de euros anuales, la FAI, en sus 60 inmuebles abiertos todo el año y en los cientos que gestiona regularmente, recurre sobre todo a voluntarios (son unos 8.000 frente a los 255 empleados contratados regularmente). Voluntarios que, si bien no sustituyen a los trabajadores (porque de lo contrario los lugares en los que trabajan los voluntarios simplemente cerrarían), garantizan muchos ingresos al Trust y proporcionan, dicen los activistas de Mi Riconosci, “mano de obra gratuita que actúa como tapón para la creación de trabajo remunerado y hace bajar los salarios de todos los trabajadores gracias a la competencia al más alto nivel y a la disponibilidad de mano de obra gratuita”. plenamente en el mercado, ya que estos eventos crean dinero e ingresos".
Las Jornadas de la FAI suscitan a menudo descontento, precisamente por las contradicciones derivadas del vasto empleo de voluntarios, del hecho de que la FAI actúe también en lugares públicos (por ejemplo, este año gracias a la FAI se podrán abrir los jardines secretos de la Galleria Borghese, uno de los museos autónomos creados con la reforma Franceschini: se trata de un espacio normalmente cerrado al público). El año pasado se había producido una protesta de la Unione degli Studenti (Unión de Estudiantes), que había tachado de “explotación” los métodos de funcionamiento de la FAI para los estudiantes de los cursos de alternancia. El año anterior, algunos estudiantes napolitanos habían protestado contra la FAI porque, de hecho, eran obligados por sus profesores (so pena de sanciones disciplinarias) a prestar servicio en un local abierto por la FAI. Y también ese mismo año se había producido un altercado entre el director de Finestre sull’Arte, Federico Giannini, y el vicepresidente de la FAI, Marco Magnifico, a propósito de las Jornadas. La FAI también había concedido, de nuevo en 2018, una reunión con la asociación Mi Riconosci, pero a pesar de ello poco había cambiado.
“Desde 1993 hasta hoy”, concluye la asociación en una nota, “gracias al aumento del número de lugares implicados en las Jornadas FAI de primavera y otoño, la FAI ha visto aumentar los fondos recaudados año tras año, beneficiándose de una tendencia internacional de crecimiento del consumo cultural. Desde hace cuatro años, cuenta con decenas de miles de estudiantes en alternancia (a los que la mayoría cree erróneamente voluntarios). Desde hace casi treinta años no aumenta el empleo entre los trabajadores y profesionales del sector del patrimonio cultural. Por culpa de malas leyes y decisiones políticas. ¿Quién necesita estas celebraciones? ¿Por qué la FAI no pone de su parte?”.
En la imagen, una fotografía tomada durante las Jornadas de Primavera de la FAI de 2017 en la Villa Saraceno de Finale di Agugliaro (Vicenza). Ph. Crédito
Jornadas FAI, con Covid (y sin estudiantes trabajando gratis) sólo 1 de cada 5 plazas abiertas |
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