En Forio, uno de los principales centros de Ischia, se han caldeado los ánimos por una intervención de Salvatore Iacono, artista, activista y propietario de la Ischia Street Art Gallery, una galería al aire libre destinada a promover el arte callejero en la isla de Campania y fuera de ella. Iacono, que ya había protagonizado hace unos días una acción en un supermercado para pedir a las instituciones una mayor atención al arte y la cultura, colocó el pasado viernes seis obras del artista Mimmo Di Caterino en el interior de la iglesia de San Sebastiano de Forio. A continuación, Iacono fotografió las obras en el interior de la iglesia, compartiendo las imágenes en las redes sociales. La idea del propietario de Ischia Street Art Gallery era llevar a cabo una acción con la intención de llamar la atención sobre el arte contemporáneo y la situación de las galerías, muchas de ellas muy afectadas por la crisis de Covid.
La propia Ischia Street Art Gallery se encuentra en una grave situación, explica el gabinete de prensa, al igual que todas las galerías, “cerradas desde marzo de 2020, un año en el que el sector de los eventos ha sufrido daños bastante importantes: la cancelación de eventos públicos y privados, con el consiguiente cierre de museos y galerías de arte, ha provocado enormes pérdidas económicas y la paralización total de un sector que nadie contempla a nivel institucional y para el que, a diferencia de otros ámbitos, no existen devoluciones ni indemnizaciones”. El arte y la cultura, completamente marginados, quedan relegados a un segundo plano en esta época oscura que vive el mundo, debido a Covid-19 y a las restricciones impuestas por el gobierno. En particular, las galerías de arte están sufriendo los efectos de la crisis y los meses de cierre impuestos por los numerosos Decretos del Presidente del Gobierno que se han sucedido desde marzo del año pasado y que no dan tregua ni esperanza a la cultura y especialmente al mundo del arte".
En este contexto, continúa explicando la galería, “encajan las intervenciones de denuncia social llevadas a cabo por Salvatore Iacono de Ischia Street Art: la primera, hace unas semanas, se centró en el supermercado Decò de Forio, donde el galerista colocó dos cuadros entre las estanterías de comida, con los hashtags #recoveryfund y #recoveryplan; la segunda tuvo lugar en la iglesia de San Sebastiano, provocando inmediatamente la censura de la intervención, seguida de insultos y amenazas dirigidas al conocido galerista”.
Fotografía de la intervención de Iacono y Di Caterino |
De hecho, la provocación de Iacono movió a indignación a varios creyentes, además de suscitar la desaprobación del párroco, Don Emanuele Monte, quien, según informa la galería, contempló la posibilidad de emprender acciones legales contra Iacono: su acción, de hecho, fue interpretada como blasfema e irrespetuosa con la religión. Iacono se movió inmediatamente para respetar los motivos de la comunidad católica, eliminando de sus páginas sociales fotografías y vídeos incriminatorios. A pesar de ello, las cuentas personales de Iacono y de la galería de arte de la calle Ischia, así como las páginas de Facebook de algunos periódicos locales que informaron sobre el incidente, fueron blanco de ataques, convirtiéndose en objeto de insultos dirigidos contra el propio Iacono. Además, aparecieron escritos en las paredes exteriores de la Ischia Street Art Gallery con amenazas de desconocidos contra el galerista, que se vio obligado a protegerse denunciando el incidente.
“La mía no fue una intervención irrespetuosa y profanadora contra los fieles o el mundo eclesiástico”, explica Iacono, “sino una intervención conceptual y simbólica, social e interactiva, una intervención completamente estética, en apoyo del arte contemporáneo en tiempos de Covid19. El arte sale de los confines de las galerías, cerradas desde marzo de 2020 y sometidas a las continuas y ya insensatas restricciones impuestas por los numerosos DPCM, y entra en la iglesia, es decir, en un lugar abierto, libre y seguro. He retirado fotos y vídeos de mis redes sociales, ¡pero esta historia sigue siendo increíble! Puedo entender la censura operada por la Iglesia y sus fieles contra mi intervención, pero recibir amenazas de muerte de quienes profesan ser humildes siervos de Dios, ¡es inconcebible! Dudo que sea el buen Dios quien hable por ellos...”.
“Mi galería -continúa Iacono- está cerrada desde marzo de 2020, ha pasado casi un año y me las estoy arreglando sin ayudas ni socorros del Gobierno. Ambas intervenciones, la de Deco y ésta en la iglesia, son la única forma que tengo de denunciar la situación en la que me veo obligado a vivir, ¡de hecho a sobrevivir! Y la provocación es la única arma que tengo para amplificar mi malestar y mi decepción. La Iglesia también es un lugar sagrado para mí, sabía que llevar el arte a este lugar amplificaría mi acción social... Pero no era mi intención ofender a nadie”.
En la foto de abajo: la galería de Iacono embadurnada de amenazas.
Ischia, pintadas y amenazas a un artista por una acción provocadora en una iglesia |
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