Hay tormenta en el senodel ICOM - Consejo Internacional de Museos, principal órgano de representación de los museos de todo el mundo. La dimisión de su presidente, el turco Suay Aksoy, cayó como un rayo el 21 de junio, hasta el punto de que el ICOM tuvo que buscar inmediatamente un sustituto, el italiano Alberto Garlandini, que se convirtió en el nuevo presidente hace dos días. Los motivos de la dimisión no se conocen oficialmente, ya que fueron entregados al consejo ejecutivo del ICOM, pero no se han hecho públicos: se supone, sin embargo, que las razones hay que buscarlas en el debate surgido en torno a la nueva definición de “museo”.
Además de la de Suay Aksoy, se produjeron de hecho otras muchas dimisiones, empezando por las de Jette Sandahl, presidenta del Comité Permanente sobre la Definición, Perspectivas y Potencial del Museo, y cinco miembros del mismo comité (George Abungu, Afsin Altayli, Margaret Anderson, Luc Eekhout y Rick West). No sólo eso: Léontine Meijer van Mensche Hilda Abreu de Utermohlen, ambas miembros del comité ejecutivo, también dimitieron.
Se dice que la discusión en torno a la nueva definición de “museo” ha dividido al ICOM en dos, entre los que desean que se cambie la definición actual por la nueva propuesta debatida en la Asamblea General Extraordinaria de Kioto el año pasado, y los que no la consideran adecuada. El debate comenzó el verano pasado. La nueva definición propuesta por el comité presidido anteriormente por Jette Sandahl identificaba a los museos como “espacios democratizados, inclusivos y polifónicos para el diálogo crítico sobre el pasado y el futuro”, que “conservan artefactos y especímenes a buen recaudo para la sociedad, salvaguardan memorias diversas para las generaciones futuras y garantizan la igualdad de derechos y de acceso al patrimonio para todas las personas”. Además, la nueva propuesta define a los museos como “participativos y transparentes, que trabajan en asociación activa con y para diversas comunidades para recopilar, preservar, investigar, interpretar, exponer y mejorar la comprensión del mundo, con el objetivo de contribuir a la dignidad humana y la justicia social, la igualdad global y el bienestar planetario”. Esta es, en cambio, la definición actual, aprobada en la 22ª Asamblea General del ICOM celebrada el 24 de agosto de 2007 en Viena: “un museo es una institución permanente, sin ánimo de lucro, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público, que investiga los testimonios materiales e inmateriales del hombre y de su entorno, los adquiere, los conserva, los comunica y los expone específicamente con fines de estudio, educación y disfrute”.
Muchos comités nacionales rechazaron la nueva propuesta, empezando por el italiano, presidido entonces por Tiziana Maffei, hoy directora de la Reggia di Caserta, según el cual la nueva definición era “inadecuada para definir el museo, que históricamente ha desempeñado el papel de institución dedicada a la adquisición, conservación, documentación, investigación, comunicación y exposición de objetos patrimoniales, que no son sólo objetos materiales y muebles, sino que deben considerarse testimonios de la humanidad y su entorno”. ICOM Italia consideró entonces que la nueva definición no era ni clara, ni breve, ni aplicable a todos los contextos culturales. También se criticó el método: muchos se quejaron de que la postura del comité de Jette Sandahl era muy rígida y de que no hubo suficiente debate en el seno de la organización, y de que la nueva definición se presentó a la Asamblea General Extraordinaria sin un debate adecuado.
Ahora, tras el aluvión de dimisiones, el nuevo presidente Alberto Garlandini tendrá una tarea muy difícil: la de mediar entre las distintas posturas para evitar escisiones. La presidenta de ICOM Italia, Adele Maresca Compagna, contactada por la agencia AgCult, piensa que sí: “la presidencia de Alberto Garlandini, una figura equilibrada y experimentada”, dijo, “conseguirá recomponer la armonía necesaria para resolver los problemas organizativos e identificar estrategias ampliamente compartidas”. Maresca Compagna señaló que, tras la asamblea de Kioto, el comité ejecutivo había decidido ampliar el Comité Permanente para la Definición, Perspectivas y Potencial del Museo para incluir a representantes de alianzas regionales, comités nacionales y comités internacionales, incluido el de Museología: la medida pretendía suavizar posturas y llegar a un punto de inflexión, pero parece haber servido de poco. De ahí la cadena de dimisiones de los últimos días.
Quizás no era el mejor momento para llegar a una situación de conflicto abierto, dado que en estos momentos muchos museos de todo el mundo están lidiando con las dificultades causadas por la pandemia del coronavirus Covid-19, pero, concluye Maresca Compagna, tampoco era posible “prolongar una situación de conflicto y estancamiento en el seno de los órganos de gobierno”.
ICOM en la tormenta: dimisiones en cadena, riesgo de escisión por la nueva definición de museo |
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