Grave robo en elArchivio Centrale di Stato (Archivo Central del Estado), situado en la zona Eur de Roma: hasta 970 lábaros que los fascistas llevaron a la Marcha sobre Roma del 28 de octubre de 1922 fueron robados. El atraco tuvo lugar en junio, pero los hechos no se han conocido hasta las últimas horas. Se trata de importantes documentos históricos (son los estandartes que los fascistas llevaron consigo durante la Marcha sobre Roma para representar a los distintos municipios italianos), pero en el mercado negro de recuerdos fascistas son codiciadas piezas de coleccionista que podrían valer entre mil y diez mil euros cada una: se calcula que, en total, el botín ronda los cinco millones de euros (pero la cifra, según los investigadores, podría ser mucho menor).
Fue la directora del Archivo Central, Elisabetta Reale, quien se dio cuenta del robo. Y ahora surgen mil preguntas sobre el robo, ya que un atraco tan grande e importante (robar 970 lábaros de una sola vez no es nada fácil) no está al alcance de cualquiera, hasta el punto de que los Carabinieri de la Unidad de Protección del Patrimonio Cultural, que están investigando el caso, sospechan de la presencia de un instigador dentro del instituto. Según los Carabinieri, lo más probable es que el robo se produjera poco a poco, porque llevarse las 970 pancartas de golpe no es factible. Y nadie parece haberse dado cuenta de nada.
También se cree que fue el cierre patronal de los últimos meses lo que ayudó a los autores del robo: considérese entonces que muchos funcionarios siguen en smart trabajando. Todas estas circunstancias han provocado una disminución de la asistencia al Archivo Central. Al mismo tiempo, sin embargo, hay que subrayar que, en el período posterior al encierro, el acceso al Archivo está estrictamente limitado y sólo se puede acceder con cita previa: una situación que favorecería la hipótesis de la implicación de alguien de dentro de la institución. También hay que señalar que no se encontraron indicios de entrada forzada.
Por el momento, ni siquiera se descarta la hipótesis de laiconoclasia, en la onda de las recientes protestas contra los símbolos del pasado más incómodo, incluso en Italia (y que alcanzaron su punto álgido en junio), ni la del robo por encargo. Lo que es seguro es que ya se ha podido identificar a un culpable, a saber, las condiciones de seguridad de un edificio que recoge gran parte de nuestra historia y que, por tanto, merecía estar mejor protegido.
Grave robo en el Archivo Central del Estado: sustraídas 970 pancartas de la Marcha sobre Roma |
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