Gordon Moran nos deja. Nuestro recuerdo


El académico Gordon Moran, uno de los grandes amigos de Ventanas al Arte, nos dejó en Nochebuena. Queremos recordarle en este post.

Es ahora, con mucho retraso, cuando nos enteramos del fallecimiento de Gordon Moran, gracias a su esposa Lucia Monaci, que tuvo la amabilidad de notificárnoslo, y a quien damos las gracias muy sinceramente. Pues bien: Gordon Moran, el erudito independiente que dedicó casi toda su vida a la polémica sobre Guidoriccio da Fogliano, nos ha dejado en Nochebuena. No podemos expresar la pena que sentimos al enterarnos de la noticia. Por ello, deseamos recordar a Gordon Moran con unas sencillas y probablemente inadecuadas palabras.

Era abril de 2011 cuando nosotros, Ilaria y Federico, junto con nuestra amiga Ambra, que por aquel entonces dirigía la columna La Nota en nuestro Finestre sull’Arte, fuimos a Siena invitados por Gordon para asistir a una de sus conferencias sobre el Guidoriccio junto con un grupo de estudiantes estadounidenses de la Universidad de Siracusa. Justo delante del fresco. Nuestro recuerdo sigue siendo muy nítido. Nos recibió con una gran sonrisa y con los modales de un verdadero caballero. La amabilidad de su trato sólo era igualada por la pasión que infundía al explicar las razones que le habían llevado a expresar sus dudas sobre la atribución tradicional a Simone Martini del que es uno de los frescos más famosos de la historia del arte. No nos habíamos perdido ni una sola palabra de aquella conferencia. Una conferencia pronunciada con calma y claridad, de modo que cada palabra daba en el blanco del oyente. Y para nosotros, esa marca se hizo imposible de borrar. Y lo que es más, la oportunidad de seguir la lección delante del fresco fue algo único, y la hizo aún más fascinante.



Gordon Moran
Gordon Moran. Cortesía de la familia
Tras la conferencia, Gordon nos invitó a comer en uno de los mejores restaurantes de Siena, a pocos pasos de la Piazza del Campo. Con él y dos jóvenes profesores de historia del arte, saboreamos los placeres de la cocina sienesa y especialmente los de la región del Chianti, en la que Gordon parecía tener cierto interés, hablamos de arte, bromeamos (en particular... ¡sobre la pasión de las mujeres por el chocolate!) y hablamos de nuestro proyecto. Gordon fue el primer historiador del arte que creyó en Finestre Sull’Arte. En una época en la que nuestro sitio aún era básicamente un juego, y lo frecuentaba un pequeño círculo de personas. Sin embargo, a Gordon Moran le gustó mucho nuestro trabajo, y nosotros estábamos encantados: uno de los académicos (o académicos independientes, como a él le gustaba llamarse) más influyentes del siglo XX había expresado su aprecio por nuestro trabajo. Y no sólo podíamos asistir a una de sus conferencias frente a la obra que estudiaba con más pasión, sino que también podíamos compartir un almuerzo con él. Dada nuestra edad e inexperiencia, no podíamos pedir más ni mejor.

Ahora Ventanas al Arte ha perdido a uno de sus mejores amigos. Lo que más lamentamos es no haber podido volver a encontrarnos con él, lo que habría sido un enorme placer, ya que intercambiábamos correos electrónicos a menudo y nos ponía constantemente al día de cualquier novedad relativa a la querelle Guidoriccio: por tanto, nos habría encantado volver a saber de él en persona. Sólo nos gustaría decir que consideramos a Gordon Moran una de las personas que más nos han inspirado en nuestro proyecto y en nuestro viaje. Una persona que, como él, luchó en solitario contra un mundo que le era hostil y que, sin embargo, consiguió que las teorías que proponía obtuvieran un gran reconocimiento de autoridad, es digna de la más profunda admiración. Y él es y sigue siendo para nosotros un altísimo ejemplo que siempre intentaremos seguir, con la esperanza de ser dignos de él.

Lo que nos gustaría expresar, por último, es nuestro sincero y sentido agradecimiento a Gordon Moran. Por darnos la oportunidad de conocerle en persona. Por creer en nuestro proyecto y ser uno de nuestros más firmes defensores. Por su amor a los jóvenes: se le notaba en la cara, delante de nosotros y de sus compatriotas, el placer que le producía hablar de arte a un público mayoritariamente menor de 30 años. Por abrirnos los ojos ante un fresco cuya atribución se daba por descontada. Y por demostrar que cualquiera, si cree en sus ideas y las persigue con valentía, convicción, pasión y tenacidad, puede lograr grandes cosas a pesar de obstáculos que pueden parecer muy difíciles de superar, casi insuperables. Gracias Gordon Moran: nosotros y todos los que amamos el arte nunca dejaremos de recordar a esta persona tan afable, inteligente, aguda, competente y apasionada.

Gordon Moran
Gordon Moran. Fotografía del Liceo Artístico “Duccio di Buoninsegna”, Siena


Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.