Francia, el mundo de la cultura desconcertado por el toque de queda impuesto por Macron


El mundo de la cultura en Francia está desconcertado por el toque de queda impuesto por Macron. Matará al sector", dicen los miembros de la industria del entretenimiento.

Hay consternación en Francia por el drástico anuncio del presidente de la República , Emmanuel Macron, que anoche declaró el toque de queda en varias zonas del país. De 21:00 a 06:00, a partir de la medianoche del viernes y durante seis semanas, en algunas grandes ciudades (París y toda la región de Île-de-France, y las áreas metropolitanas de Grenoble, Lille, Lyon, Aix-en-Provence, Marsella, Montpellier, Ruán, Saint-Etienne y Toulouse), no se podrá salir de casa, y sólo podrán viajar quienes dispongan de un certificado que acredite trabajo o necesidades urgentes. La medida se ha tomado para contrarrestar la propagación del contagio Covid-19, pero el toque de queda supone también el cese de varias actividades culturales que suelen tener lugar por las tardes, empezando por las del mundo del espectáculo en vivo, un sector ya muy castigado por la crisis sanitaria. Y, efectivamente, el mundo de la cultura está revuelto, criticando la decisión de Macron.

Es catastrófico, se ha parado por completo todo un sector que ya tenía dificultades", declaró a Le Monde Nicolas Dubourg, presidente de Syndeac, el Sindicato Nacional de Empresas Artísticas y Culturales, que representa a unas 400 instituciones, la mayoría de ellas teatros y centros de espectáculos en vivo. “En todas las metrópolis afectadas se ha interrumpido el servicio público de la cultura”, añadió. “Esperaba un toque de queda a las 11 de la noche a partir del próximo martes”, declaró Bertrand Thamin, presidente del SNTP, sindicato nacional de teatros privados. No ha habido ni un solo brote en los teatros", declaró a Le Figaro, “nos hemos desvivido por respetar los protocolos sanitarios, y no hemos sido recompensados. Nos pidieron que volviéramos a abrir, afrontamos gastos de producción y publicidad, y menos de un mes después, vuelven a cerrar los teatros’. Volvemos a ser los sacrificados de la crisis”, dijo lacónicamente Olivier Darbois, presidente de Prodiss, el sindicato nacional de productores, distribuidores, festivales y teatros. Jocelyn Bouyssy, director del circuito CGR (segunda cadena de cines de Francia) se declaró “estupefacto”: “si el toque de queda hubiera sido a las 22.00 horas”, dijo, “los cines, las salas y los teatros habrían podido seguir recibiendo público. Habríamos podido adelantar las películas largas a las 19.30 horas y ya está. Y a las 21.30 todo el mundo se habría ido a casa, ya que en Francia el público vive como mucho a 20 minutos en coche de los cines. Y me da mucha rabia que no haya brotes en los cines. Incluso el presidente lo ha reconocido”.



De hecho, el propio Macron dijo que “en muchas actividades, en los restaurantes, en los teatros, en los cines, se han puesto en marcha normas que han hecho que todos estemos más protegidos, porque se ha reducido el número de personas, porque hay protocolos que, en los cines, como en el teatro o en la ópera, son muy eficaces”. Tampoco habría sido difícil eximir a cines y teatros del toque de queda, observan muchos: habría bastado con comparar la entrada de la representación con el certificado de circulación (de hecho, observan los periodistas Charles Arden y Damien Dutilleul, de Olyrix, revista especializada en teatro de ópera, “habría sido una señal fuerte, y quizá muchos ciudadanos alejados de la cultura se habrían visto espoleados a ir al teatro”). En lugar de eso, nada: el objetivo del presidente es “reducir los contactos privados, que son los momentos más peligrosos”, y “poder seguir teniendo una vida económica, funcionar, trabajar normalmente, tener una vida social en la medida de lo posible”.

Una vida social que, sin embargo, tendrá que prescindir de la cultura. Al contrario: según Anne Roumanoff, popular actriz y humorista, Macron está “asesinando a todo un sector”. Se hace eco de ella Loïc Bonnet, director del Théâtre à l’Ouest de Rouen, para quien “Macron está matando los teatros”. Sin embargo, anuncia que no será un problema cambiar los horarios de las representaciones. De hecho, ya hay quien se ve obligado a adaptarse a los nuevos horarios: es la opción de la Orquesta Filarmónica de París. Su director, Laurent Bayle, declaró a Le Figaro que la Filarmónica “mantendrá sus actividades durante las próximas seis semanas. Estudiaremos la posibilidad de adelantar los conciertos a las 19.00 horas en lugar de hacerlos a las 20.30, con el objetivo de que todo el mundo salga a las 20.20 o a las 20.30 como muy tarde, y repartirlos los fines de semana en la medida de lo posible. Somos conscientes de que no será cómodo para el público, pero la idea de que los espectadores lleguen a las 18.30 no me parecía realista”.

La ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, ha enviado una nota esta mañana para subrayar que “el mundo de la cultura vuelve a pasar por una terrible prueba” y solidarizarse con los profesionales de los teatros, cines y espectáculos. “Celebro”, ha dicho Bachelot, "el compromiso y la responsabilidad de los profesionales que han garantizado la seguridad del público en teatros y cines, gracias a estrictos protocolos sanitarios, escrupulosamente respetados por los espectadores. Pero la cultura exige que se la ponga en condiciones de trabajar, sobre todo teniendo en cuenta que ir al teatro es actualmente una de las actividades más seguras".

Imagen: París, la Ópera Garnier. Foto Crédito

Francia, el mundo de la cultura desconcertado por el toque de queda impuesto por Macron
Francia, el mundo de la cultura desconcertado por el toque de queda impuesto por Macron


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