España, el proyecto de abrir un Museo Rodin en Tenerife: desbordado por la polémica


El proyecto de abrir en Tenerife una sucursal del Museo Rodin de París se ha paralizado: a pesar de los 16 millones de euros ya asignados, París ha detenido todo a raíz de la fuerte polémica que ha envuelto al proyecto. Originalidad de las obras, gastos elevados y relación con el territorio los problemas.

Una sucursal del Museo Rodin de París iba a instalarse en Santa Cruz de Tenerife, capital de las Islas Canarias: sin embargo, el proyecto del museo francés en las islas españolas se ha visto envuelto en una fuerte polémica y finalmente ha fracasado. De hecho, los responsables del museo parisino han renunciado a desembarcar en Tenerife, con un proyecto que habría sido financiado con 16 millones de euros puestos a su disposición por la administración municipal: Así lo anunció ayer la directora del Musée Rodin, Amélie Simier, en una carta enviada al alcalde José Manuel Bermúdez, de Coalición Canaria, partido nacionalista y conservador que gobierna el archipiélago canario desde su fundación.

Se trataba de la recuperación de un edificio de 1903, el Parque Cultural Viera y Clavijo, firmado por el arquitecto español Fernando Menis, ganador de una licitación lanzada por el alcalde de Santa Cruz en 2019: había sido elegido para albergar varias decenas de obras de Rodin que serían adquiridas con las cantidades puestas a disposición por el ayuntamiento español. En octubre se habían asignado 16 millones de euros, a repartir en cuatro años, para llenar el museo con 83 obras de Auguste Rodin (15 reproducciones y 68 piezas definidas como “originales”, aunque hayan sido creadas ex novo, ya que el Museo Rodin también considera originales las obras realizadas a partir de vaciados del escultor). La ciudad llegó entonces a un acuerdo con el Musée Rodin para obtener una copia original del famoso Beso durante un periodo de quince años, sin tener que pagar nada al museo francés. El concejal de Cultura, Juan José Martínez, al presentar la adjudicación (aprobada posteriormente el 19 de diciembre por la Junta), la calificó como “una inversión que nos pondrá a la cabeza de las ciudades que más invierten en cultura, diferenciándonos y haciendo del Museo Rodin un factor de atracción más para la ciudad”. Estaba previsto que las primeras obras llegaran en el primer trimestre de 2023, y a la espera de que el edificio estuviera listo se expondrían en el Museo de Bellas Artes local.

El asunto levantó las críticas de la oposición en el Ayuntamiento (PSOE y Podemos), así como de numerosos representantes culturales. Son varias las razones por las que muchos han expresado su oposición al proyecto, resumidas en una petición que ha recogido casi tres mil firmas pidiendo la paralización del proyecto. En primer lugar, hay razones económicas: se ha rebatido que los análisis sobre el rendimiento económico estimado de una inversión muy cuantiosa (a la que necesariamente habrá que añadir los recursos para mantener abierto el museo, ya que según muchos no podrá mantenerse por sí solo) no están bien fundamentados. El importe de la inversión en sí es, además, desproporcionado en relación con los presupuestos anuales que el ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife reserva a la cultura.

También se discute el concepto de “originalidad” que debe atribuirse a las obras realizadas a partir de vaciados de Rodin, pero producidas ex novo, más de un siglo después de la muerte del artista, eventualidad que, como también ha señalado el Consejo de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, hace que el interés cultural de estas obras sea manifiestamente escaso. “Un museo dedicado a un artista decimonónico que no albergará piezas únicas sino esculturas seriadas, realizadas póstumamente y que pueden verse en diferentes partes del mundo, incluido París”, señala el Consejo en una nota (de hecho, otras sedes similares están presentes en Filadelfia, en EEUU, y Shizuoka, en Japón), “carece por completo de interés artístico y, por tanto, su atractivo para traer turismo cultural a Tenerife es más que cuestionable”. La Facultad de Bellas Artes, en definitiva, abrevia: se trata de un proyecto de carácter eminentemente empresarial. Y concluye su intervención solidarizándose con el sector cultural y creativo de Tenerife, que ve con preocupación cómo “los preciados recursos económicos que el arte y la cultura necesitan se destinan a una operación comercial”, e instando al Cabildo a “recapacitar, paralizar este proyecto y estudiar la mejor forma de destinar sus fondos a la promoción de la cultura producida en y por Tenerife”.

También hay una cuestión de índole cultural, sobre qué debe entenderse por "museo“. ”Un museo no es una serie de reproducciones de esculturas“, reza la petición. ”Un museo necesita un proyecto museográfico serio que determine su función patrimonial, investigadora, didáctica y, sobre todo, social en relación con el contexto en el que se enmarca. No sólo no ha habido ningún intento por parte del ayuntamiento de desarrollar un proyecto museístico en este caso, sino que ningún especialista justificaría la relevancia de este museo para la ciudad". Además, los peticionarios y la oposición señalan que el Musée Rodin de París está inmerso en un pleito que podría obligarle a hacer públicos los escaneados en 3D de las esculturas que alberga, lo que, en caso de perderlo, crearía la lamentable situación de que el Ayuntamiento de Santa Cruz habría pagado una gran suma para comprar esculturas que podría haber hecho producir sin tener que pagar derechos de licencia. Por último, está el argumento no menos importante de que Auguste Rodin no tenía nada que ver con Tenerife, y algunos hablan incluso de “autocolonialismo cultural”. En definitiva, para los peticionarios, la decisión de abrir un Musée Rodin en Tenerife es “injustificable”, un “capricho político muy costoso que dañará irreparablemente tanto la capacidad de la ciudad para sostener su tejido cultural como su imagen cultural en el exterior”.

El Museo Rodin ha resuelto así elimpasse. En un extracto de la carta publicada en el diario El País, Simier defiende el proyecto: “Somos sensibles a los recientes acontecimientos en su ciudad y a las desafortunadas declaraciones de una parte del sector cultural, académico o político. Estas declaraciones mentirosas, o al menos desinformadas, atacan a nuestro museo, institución pública del Ministerio de Cultura francés, a la obra de Rodin y a su patrimonio, del que somos depositarios”. El director recuerda que en España se han celebrado una larga serie de exposiciones sobre Rodin, y que fue el propio autor quien autorizó la creación de obras a partir de sus vaciados. Sin embargo, “debemos concluir que actualmente no se dan las condiciones para que la ciudad de Santa Cruz de Tenerife acoja un proyecto museístico internacional”, afirma Simier. Y el alcalde Bermúdez no tuvo más remedio que dar instrucciones para bloquear el expediente administrativo del Museo Rodin español, lamentando la “pérdida de una oportunidad”.

En la foto, una representación del Parque Cultural Viera y Clavijo tras el proyecto de remodelación.

España, el proyecto de abrir un Museo Rodin en Tenerife: desbordado por la polémica
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