En Roma, en pleno Trastevere, se ha instalado un monumento a la porchetta (cochinillo asado) que repugna a todo el mundo

Pocos monumentos en la historia reciente han suscitado una indignación tan unánime como el que apareció ayer en Roma, en pleno Trastevere, en la plaza San Giovanni della Malva, a dos pasos del Ponte Sisto: se trata de una porchetta de travertino con forma de cerdo, ya sin vida, atada y lista para ser devorada. La porchetta de travertino forma parte de un proyecto oficial promovido por el Ayuntamiento de Roma I Centro, en colaboración con RUFA - Universidad de Bellas Artes de Roma, una academia privada de bellas artes. La idea es “regenerar” las plazas romanas a través del arte contemporáneo.

“El Consejo Municipal”, explica la presidenta del Municipio I, Sabrina Alfonsi, “ha decidido dar un paso más en el camino de la regeneración del centro, gracias a este proyecto que pretende, a través del arte, valorizar aún más algunas de las plazas reurbanizadas gracias al anuncio ”Roma sei mia“ (Roma es mía). A partir del 18 de junio y durante todo el verano, algunas plazas del centro histórico no sólo contarán la historia y las capas de una ciudad nunca del todo conocida, sino que también acogerán las obras originales e innovadoras de la ”próxima generación“ de artistas. De este modo, estamos ofreciendo a estos jóvenes talentos la oportunidad de experimentar su arte en un escenario importante, lo que garantiza a sus obras una visibilidad muy amplia, esperemos que también a nivel internacional, con el tan esperado regreso de los turistas a la Ciudad Eterna”.

El problema es que la porchetta de travertino repugna a todo el mundo, a pesar de que su autor, Amedeo Longo (que la ha titulado Dal panino si va in piazza), la ha revestido de significado: “la porchetta, comida típica del Lacio, irónica y burlona”, explica el artista, ilustrando el “concepto” de la obra, “capaz de alimentar la goliardia, pero también de generar confrontación. El alimento de los opuestos: popular y noble, democrático y monárquico, papal e infernal. Son las almas de una ciudad que se busca caminando, informándose, conociendo. Impulsados por el deseo de descubrir y compartir de verdad. La porchetta es la comida de la que se habla incluso cuando se come. La obra de travertino, que se hace eco de la representación de animales típica del arte romano clásico, celebra esta tradición”.

Pero, por desgracia, resultó ser una porchetta muy indigesta, y no sólo por su dudoso sabor (“Como en Roma no tenemos suficientes animales de diversos tipos, la administración decidió embellecer la ciudad con este maravilloso cerdo de mármol”, tuiteó Carlo Calenda, uno de los muchos que se manifestaron en contra del cerdo de travertino), y por su dudoso valor artístico, sino también por las reacciones que provocó en la comunidad defensora de los derechos de los animales, hasta el punto de que uno de los primeros en criticar la obra fue Gianluca Felicetti, presidente de LAV, que pidió la retirada de la porchetta de San Giovanni della Malva. En la misma línea se manifestó toda la asociación, que también emitió una nota oficial: “Según las intenciones de Sabrina Alfonsi y Giuseppa Urso, respectivamente presidenta y concejala de Regeneración Urbana del Ayuntamiento de Roma 1, la estatua debería celebrar una tradición romana perdida, el acto agregativo e itinerante de comer al aire libre”, dice David Nicoli.al aire libre", afirma David Nicoli, de LAV Roma, “pero la obra ofende la sensibilidad de unos trescientos mil romanos veganos y vegetarianos, que ven en ella un insulto al valor de la vida de los animales, seres sensibles, su sacrificio forzado en nombre de una preferencia alimentaria que ni siquiera es necesaria, sino sólo egoísta”.

En Roma, en pleno Trastevere, se ha instalado un monumento a la porchetta (cochinillo asado) que repugna a todo el mundo

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