En Inglaterra, el muy criticado patrocinio de BP al Museo Británico está en el centro de los debates

No parece que vayan a terminar los debates en torno al criticadísimo patrocinio que la petrolera British Petroleum (BP) presta desde hace mucho tiempo (más de 20 años: el primer acuerdo se remonta a 1996) al Museo Británico de Londres, hasta el punto de que ahora los activistas pro-clima (y, por tanto, anti-BP) vuelven a clamar por su fin. En febrero, el British también había sufrido unaocupación en protesta por el apoyo de BP a la exposición I am Ashurbanipal, y en ese caso las preocupaciones por el clima se sumaron a las del patrimonio (muchas de las piezas expuestas proceden, de hecho, de expolios que tuvieron lugar en la época colonial). No sólo eso: quienes critican también señalan con el dedo las actividades de BP en Irak, que según los activistas se han visto facilitadas por la guerra que desgarra el país desde hace años, y que en cualquier caso no contribuye a crear prosperidad para la población local. Una de las empresas más destructivas del mundo": así calificaron a BP los activistas del comité BP Or Not BP durante la protesta de febrero.

Son muchos los grupos que protestan contra el patrocinio de BP: junto a BP Or Not BP, asociaciones como Greenpeace y Culture Unstrained llevan a cabo la misma batalla, y la semana pasada un grupo de unos ochenta artistas (entre ellos algunos de los más importantes del mundo, como Antony Gormley y Rachel Whiteread) escribió una carta a la National Portrait Gallery, también patrocinada por BP, pidiéndole que cortara lazos con la petrolera. Y también a finales de junio, el popular actor británico Mark Rylance dimitió de la Royal Shakespeare Company, una de las principales compañías teatrales del país, por el mismo motivo: el apoyo de BP.

En cuanto al Museo Británico, los activistas han vuelto a pedir en los últimos días el fin del patrocinio, sobre todo desde que se informó recientemente de que BP no patrocinaba una exposición dedicada a los pueblos delÁrtico. Pero hasta ahora todos los ataques han sido rechazados por el museo londinense. El director del British Museum, Hartwig Fischer, ha hecho saber que la colaboración continuará, entre otras cosas porque forma parte de la estrategia de futuro del museo: Fischer declaró al Financial Times que “cortar los lazos y cerrar una colaboración que a lo largo de los años ha creado extraordinarias oportunidades de aprendizaje para personas de todos los orígenes no es una contribución importante para resolver los retos medioambientales del mundo”. En un acto público, Bob Dudley, Consejero Delegado de BP, se hizo eco de sus palabras y afirmó que pedir el fin de las ayudas a la cultura es “el enfoque más extraño” del debate sobre el cambio climático. Palabras que fueron inmediatamente contestadas por Culture Unstrained, según la cual Dudley “parece estar fuera de contacto con la realidad”.

Así pues, el dinero de BP seguirá llegando, entre otras cosas porque las cifras son significativas: el British Museum y la National Portrait Gallery (asimismo, el director de esta última, Nicholas Cullinan, ha rechazado los ataques y ha hecho saber que la colaboración con BP continuará) reciben de la petrolera la suma de 7,5 millones de euros en cinco años. Y el Museo Británico, también en su web oficial, califica la colaboración con BP de “historia de éxito”, desgranando cifras que revelan que, a lo largo de estos años, 4,2 millones de visitantes han acudido a las exposiciones apoyadas por la cuestionada compañía. Pero la protesta, que se prolonga desde hace años, tiene visos de ampliarse en el futuro.

En la imagen, una protesta contra BP en el Museo Británico en 2015.

En Inglaterra, el muy criticado patrocinio de BP al Museo Británico está en el centro de los debates

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