En Florencia, una red de universitarios ayuda a los niños que se han quedado sin escolarizar a causa del DaD

Universitarios que se ofrecen voluntarios para ayudar a sus “colegas” más jóvenes de primaria y secundaria que se han quedado rezagados con la introducción de la enseñanza a distancia (DaD), una herramienta que no ha sido fácil de seguir para muchos: ésta es el alma del proyecto Students4Students lanzado por la asociación florentina Le Mille e una Rete, fundada por Alessia De Vescovi y Chiara Robimarga. La primera fase del proyecto se puso a prueba durante el primer “encierro”, y ahora la asociación está dispuesta a dar un pequeño salto adelante, con el objetivo de crear una red de cincuenta estudiantes universitarios que, ya en enero, podrán echar una mano a los escolares que se han quedado rezagados y, por tanto, tienen dificultades para asistir a clase.

El proyecto contará con la colaboración del Ayuntamiento de Florencia y partirá de cinco escuelas de otros tantos barrios florentinos. Los alumnos que podrán beneficiarse de la ayuda de la red serán designados por los institutos, y la asociación pondrá a disposición de cada uno de ellos un tutor que ayudará al niño en su camino escolar. De momento, el servicio se prestará a distancia, pero la idea de los dos fundadores es pasar a la tutoría presencial, y ampliarla también a los alumnos de secundaria.

El servicio de tutoría, que estará dirigido sobre todo a niños de entornos difíciles o que necesiten ser tutelados por razones de dificultades individuales, será gratuito y, a los universitarios que se ofrezcan voluntarios, se les reconocerán créditos de formación, ya que la asociación ha firmado un acuerdo con la Universidad de Florencia.

La “fase piloto” del proyecto, la del primer encierro, fue muy apreciada tanto por los tutores como por las familias de los niños ayudados. “Para mí fue una experiencia maravillosa de formación y voluntariado”, dice Betty, una estudiante universitaria que prestó sus servicios de tutora. “En el lado positivo, sin duda fue la oportunidad de poner mi tiempo al servicio de los demás y ayudar a una madre trabajadora que lucha contra este extraño periodo de aislamiento forzoso. Los aspectos negativos, en cambio, fueron la inestable conexión a Internet y la limitada pantalla del ordenador, que no nos permitía comprobar lo que el niño escribía realmente. En cualquier caso, juntos conseguimos superar estas pequeñas dificultades, así que en general estoy satisfecha con este curso y sin duda volvería a hacerlo. También estoy muy contenta por el hecho de que entre el niño que tutelé y yo se creó una relación que va más allá de la tutoría y roza la amistad y el afecto sincero”. Su colega Ophelia, que ha sido tutora habitual de dos niños, se hace eco de sus palabras: “Me han hecho partícipe de su realidad escolar y han compartido pasiones y aficiones fuera de esa realidad. No sólo han seguido aprendiendo lo que deberían haber aprendido entre los pupitres, sino que han abordado algunas asignaturas con entusiasmo y me han vuelto a enseñar cosas que uno tiende a dejar en el olvido con el paso de los años; así que les doy las gracias a su vez y estoy muy agradecida por todo lo que hemos y estamos construyendo juntos”. Este es, por otra parte, el comentario de Giulia, una joven madre: “Aunque mi hijo ha empezado hace poco a hacer los deberes con Valeria, ¡ya puedo decir que su proyecto es brillante! Los jóvenes tutores encuentran el equilibrio adecuado para estas edades entre los dos extremos de personas supercualificadas pero que recuerdan el rigor de los profesores y la educación entre iguales. Ojalá hubiera actuado antes!”.

Quien quiera saber más sobre el proyecto puede dirigirse al sitio web de la asociación o a su página de Facebook.

En Florencia, una red de universitarios ayuda a los niños que se han quedado sin escolarizar a causa del DaD

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