El Museo Nacional de Afganistán en Kabul reabrió al público el 27 de noviembre: la principal institución del país había cerrado sus puertas tras la entrada de los talibanes en la capital el 15 de agosto (lea también la entrevista de Finestre sull’ Arte con el director del museo, Mohammad Fahim Rahimi). El anuncio de la reapertura se hizo en los canales sociales del museo, que abrirá de sábado a miércoles de 9.00 a 15.00 horas y los jueves de 9.00 a 12.30 horas, mientras que los viernes, día de descanso para la religión islámica, permanecerá cerrado.
La agencia afgana Khaama informa, sin embargo, de que el director Rahimi ha hecho saber que algunos objetos fueron robados y acabaron en el extranjero (las piezas, sin embargo, no fueron robadas, según Rahimi, después de que los talibanes entraran en la ciudad). En estos momentos, el museo está en contacto con las embajadas afganas en los países donde se vieron los objetos para intentar recuperarlos: las operaciones de restitución, dijo el director, continuarán incluso bajo el gobierno talibán. Rahimi declaró también que el museo estuvo cerrado durante cuatro meses para proteger sus colecciones y evitar cualquier sa queo porque, según Khaama, “se temía que personas armadas se hicieran pasar por talibanes para causar daños a las colecciones”. El Ministro de Información y Cultura del gobierno talibán, Zabiullah Mujahid, ha hecho saber que los talibanes se comprometen a preservar los lugares y monumentos culturales de Afganistán.
Según Al Yazira, actualmente visitan el museo entre 50 y 100 personas al día. La emisora qatarí también informa de que todos los empleados han vuelto a trabajar en el museo, pero no han recibido sus salarios desde el cierre. Los únicos cambios en la plantilla afectan al personal de vigilancia: de hecho, los talibanes han sustituido al contingente policial que custodiaba la institución antes de la caída de Kabul. Además, los talibanes han introducido guardias femeninas para vigilar a las visitantes. Sin embargo, parece que hay problemas: siempre según Al Jazeera, los cortes de electricidad son frecuentes y, el viernes pasado, algunos talibanes que visitaban el museo se vieron obligados a avanzar entre las salas alumbrando con linternas sus teléfonos móviles.
Los talibanes habían sometido al museo a varios saqueos en 2001, destruyendo incluso obras de arte consideradas contrarias a los preceptos del Islam, y colocando varios objetos en el mercado clandestino. Era el mismo periodo en que los fundamentalistas destruían los Budas de Bamiyán.
En la foto: la fachada del museo
El Museo Nacional de Afganistán reabre sus puertas en Kabul después de cuatro meses |
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