El debate sobre Caravaggio entra en el Senado: Maria Elisabetta Alberti Casellati interviene sobre la Vocación de San Mateo


Caravaggio entra, o más bien vuelve a entrardespués de cuatro siglos, en el Palacio Madama. Y con él el debate, alimentado recientemente por nuevas contribuciones, sobre el Llamamiento de San Mateo y, en particular, sobre quién es en el cuadro el “verdadero Mateo”. La ocasión fue la presentación de la Fundación Cardenal Francesco Maria Del Monte en el edificio del Senado el 4 de febrero.

Uno de los objetivos y propósitos de la recién creada Fundación es "promover la figura y la obra del Cardenal FrancescoMaria Del Monte a través de actividades de investigación y difusión en los diversos ámbitos que atañen más generalmente a los temas del Renacimiento tardío" (véase el sitio web institucional www.fondazionecardinalefrancescomariadelmonte.it). A este respecto, cabe recordar cómo el cardenal hizo de su residencia en el Palazzo Madama la encrucijada y el motor de las actividades culturales y científicas de la época.

Caravaggio, Llamada de San Mateo (1599-1600; óleo sobre lienzo, 322 x 340 cm; Roma, San Luis de los Franceses, Capilla Contarelli)
Caravaggio, Llamada de San Mateo (1599-1600; óleo sobre lienzo, 322 x 340 cm; Roma, San Luis de los Franceses, Capilla Contarelli)


Ottavio Leoni, Retrato del cardenal Francesco Maria del Monte (1616; pastel negro y trazos de blanco sobre papel, 229 x 165 mm; Sarasota, Ringling Museum of Art)
Ottavio Leoni, Retrato del cardenal Francesco Maria del Monte (1616; pastel negro y trazos de blanco sobre papel, 229 x 165 mm; Sarasota, Ringling Museum of Art)

E importante fue su amistad con Galileo Galilei y Caravaggio, y la protección concedida a ambos. Del científico, a quien, además, sugirió el uso de cristal de montaña en lugar de vidrio para la construcción de lentes, el prelado asumió la defensa cuando fue denunciado ante el Santo Oficio.

Caravaggio, por su parte, que gracias a Del Monte obtenía a menudo su libertad cuando tenía problemas con la justicia, residió en el palacio Madama durante algunos años a partir de 1597. Los documentos nos dicen que fue aquí donde pintó cuadros como la Natividad de Palermo y las pinturas laterales de la capilla Contarelli con las historias de San Mateo: la Vocación y el Martirio del santo.

Y es precisamente la Vocación de San Mateo el centro de un debate crítico, reabierto en los últimos meses por el volumen Caravaggio. Il vero Matteo de Sara Magister (Campisano Editore, con prefacio de Antonio Paolucci y contribución de Michele Cuppone). Uno se pregunta, en esencia, quién de los personajes representados es San Mateo, si en particular el hombre barbudo que parece señalarse a sí mismo, como se cree generalmente, o el joven inclinado contando monedas, como se sospecha cada vez más últimamente.

Portada del libro Caravaggio. El verdadero Mateo por Sara Magister
Portada del libro Caravaggio. El verdadero Mateo por Sara Magister

Inesperadamente, una nueva voz ha entrado ahora en el debate y es la de la Presidenta del Senado Maria Elisabetta Alberti Casellati, que presidió la reunión del 4 de febrero. La segunda jefa del Estado no sólo presentó la nueva hipótesis como una "reinterpretación acreditada". Es más, hizo hincapié en el"uso que el artista hace de la teología para acompañar a la pintura, de la belleza para iluminar la teología", un uso al que evidentemente este cuadro, y su reinterpretación, nos llevan ahora a reflexionar con mayor conciencia.

A continuación reproducimos el pasaje correspondiente de su discurso (en el vídeo, un fragmento más amplio):

"En el propio Palazzo Madama, el Cardenal Mecenas acogió a los jóvenes talentos, y en lo que hoy es la sede del Senado, se realizaron algunas obras fundamentales.

En primer lugar, “Los Músicos”, una obra de Caravaggio que representa mucho más que una huella interpretativa del pensamiento del Cardenal. Caravaggio -permítaseme esta hipérbole- “dibuja la música”, la representa, la escenifica, la encarna. No es casualidad, ni coincidencia: es la intuición más profunda de Del Monte dibujar la música, musicalizar el arte, poetizar la prosa.
Una muy reciente y, aunque aún minoritaria, acreditada reinterpretación de la “Vocación de San Mateo” -obra que Caravaggio también pintó en el Palacio Madama- nos invita a redescubrir al “verdadero Mateo”, que podemos admirar en la Capilla Contarelli de la cercana Iglesia de San Luis de los Franceses, ya no en la figura barbuda con el dedo índice levantado, sino en el joven inclinado contando el dinero al pie de la mesa.

No es tanto la reinterpretación, en algunos aspectos increíble, de una de las obras más conocidas y apreciadas de Caravaggio lo que debería sorprendernos, sino más bien el uso que el artista hace de la teología para acompañar a la pintura, de la belleza para iluminar la teología. Para Caravaggio, al fin y al cabo, Del Monte representaba no solo el mecenas, el mentor, el defensor durante las fases más difíciles de la llamada leyenda negra, sino el Maestro, el guía que abría el paso de lo ideal a lo real, de lo trascendente a lo inmanente, de la estética a la vida práctica’ (Maria Elisabetta Alberti Casellati, Roma, 4/2/2019).

En la foto: Maria Elisabetta Alberti Casellati

El debate sobre Caravaggio entra en el Senado: Maria Elisabetta Alberti Casellati interviene sobre la Vocación de San Mateo
El debate sobre Caravaggio entra en el Senado: Maria Elisabetta Alberti Casellati interviene sobre la Vocación de San Mateo


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